Después de Jazz, Beloved y La canción de Salomón, la premio Nobel de 1993 nos ofrece esta novela que es todo un discurso sobre la esclavitud, el colonialismo, el desarraigo y la soledad. Todo ocurre en el siglo XVII en Nueva Inglaterra, en la hacienda de un colono que, cobrándole una deuda a otro, le quita una esclava. Las intenciones de Jacob Vaark son favorables para la muchacha, ya que tanto él como la esposa son buenos y justos patrones. Pero un orden que promete para todos, se altera drásticamente. Primero mueren los hijos de Vaark, y luego se muere él. Las epidemias y la falta de atención médica son un verdadero azote, y un herrero con ínfulas de médico es el único que puede evitar más muertes.
En ello se agota la trama de la novela; pero los monólogos de cada personaje le insuflan lenguaje vigoroso y fuerza descriptiva. Cada voz aporta algo sobre cómo era la travesía de los negros desde el África hasta las plantaciones del sur de Norteamérica; sobre la indiferencia de cualquier dios por la suerte de toda una raza: “Agradecí la presencia de los tiburones que trazaban círculos, pero ellos me evitaron, como si supieran que prefería sus dientes a las cadenas que me ceñían la cintura y los tobillos. Cuando la canoa escoró, algunos saltamos, otros se hundieron y no vimos el remolino de sangre hasta que a los vivos nos recogieron y pusieron bajo vigilancia. Nos metieron en la casa que flotaba en el mar, y vimos ratas por primera vez y era difícil imaginar la manera de morir”. ¡Libro duro, pero necesario!
Otros libros
Breve historia de la narrativa colombiana siglos XVI-XX
Sebastián Pineda Buitrago
Siglo del Hombre Editores
Tras leer las obras que considera más importantes, y bajo el criterio de que ‘narrativa’ se refiere a cuentos, novelas y crónicas, este investigador realiza una importante valoración crítica de dicho género, desde la Colonia hasta la última década. Algunos comentarios lucen débiles y con premura, pero rescata justipreciando a autores como Felipe Pérez El caballero de Rauzán, Luis Tablanca Una derrota sin batalla y Eduardo Zalamea 4 años a bordo de mí mismo. No faltan los que salen muy mal librados (Soto Aparicio, Héctor Sánchez, Mario Mendoza).
Interior azul
Anna. R. Ximenos
Fondo de Cultura Económica
Semblanzas biográficas: Anna Ajmátova padeciendo por su hijo Lev, condenado a 20 años en Siberia por haber escuchado un poema contra Stalin; Jane Bowles soportando (por amor) a una criada que quería envenenarla; Marguerite Duras, insoportable y beoda; Anne Sexton, de psiquiatra en psiquiatra hasta suicidarse con gas; Mary Shelley más loca que su madre y que su madrastra, escribiendo relatos góticos; Colette, viviendo para dos escritores falsos; Anna Freud, psicoanalizada por su padre; Virginia Woolf, atormentada por voces; Katherine Mansfield, tuberculosa, y Hannah Arendt, protegiendo por puro amor a un nazi llamado Martin Heidegger.
Deshielo a mediodía
Tomas Tranströmer
Nórdicalibros
Este psicólogo, al que con muchas décadas de retraso le concedieron el Nobel, es quizá el mejor poeta vivo del mundo. En la presente antología de su obra, se aprecian coletazos del surrealismo y el impresionismo; sus temas abarcan el paisaje nórdico tanto rural como urbano y fluctúan entre lo cotidiano y lo fantástico. Sus poemas revelan a un autor de extraordinaria sensibilidad por la naturaleza, y se caracterizan por su evanescencia, sus imágenes sugestivas y su lenguaje casi vaporoso. Como la mejor poesía, la de este octogenario (hijo de una maestra y un padre al que nunca vio), es el reverso enigmático de todas las cosas.
JORGE IVÁN PARRA