Amor, lógicamente
Su primera encíclica se tituló 'Dios es amor' y nos explicó cómo en un mundo en el que se usa y abusa de este sagrado término, el eros ha de ser purificado para convertirse en verdadero amor humano y cristiano.
Razón
Este tema le parece decisivo al 'papa-profesor'. Ya un año antes de su elección, había acordado con Jürgen Habermas que razón y religión podían curarse recíprocamente de sus patologías. Por eso, el filósofo alemán llamó a Ratzinger "amigo de la razón".
(Ad)oración
Sabe que es el verdadero motor de la Iglesia. Frente al activismo cortoplacista, el papa sabe esperar, rezar y pensar. Sobre todo, rezar. La liturgia es uno de los puntos centrales de su teología y por ella ha estado interesado desde su infancia. La razón y la liturgia -decía- lo metieron en el mundo de Dios.
Creación
Muchos han hablado de las 'raíces verdes' de la última encíclica social de Benedicto XVI. Allí conjugó crisis económica y ética de los negocios con vida y ética sexual, bioética y respeto al ambiente. Para él, la creación es un dogma olvidado, al que deberíamos volver para deshacer los entuertos que le hemos infligido a este mundo.
Jesucristo, al centro
Considera como una parte importante de sus obligaciones hablar sobre todo de Jesucristo. Y hablar de él como Dios y hombre, como Cristo de la fe y Jesús de la historia. No es un avatar más de la divinidad, sino el Hijo de Dios hecho hombre. Solo él salva.
Iglesia
Frente al conocido lema 'Cristo sí, Iglesia no', Ratzinger recuerda que la Iglesia es el cuerpo y la esposa de Cristo. Pero es también el pueblo, la familia de Dios, suele repetir. Está convencido de que la misión de la Iglesia consiste en anunciar a Cristo.
Belleza
Ratzinger es un enamorado de la belleza, desde su temprana afición a la música, sobre todo a la de Mozart. Ha afirmado que un teólogo sin esa sensibilidad resulta peligroso.
PABLO BLANCO SARTO
Para EL TIEMPO
Biógrafo de Benedicto XVI. Sacerdote y profesor de la Universidad de Navarra (España).