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Los habitantes invisibles de las calles

León Mojica y Franz Madrid demuestran que sí se puede dejar las calles.

Lluvia, frío, soledad, hambre y vicio resultan ser los fieles acompañantes de los más de 70 habitantes de la calle, que ante la mirada de temerosos transeúntes no tienen más remedio que sumirse en el olvido.
Y dentro de esos 70 seres, uno. El autor de la columna Tinto oscuro, el poeta y autor de tres libros cada uno de 100 páginas, según recuerda, el que argumenta ser oriundo de Tasco “pueblo de mineros”, en donde dice haber pasado su infancia, el que hasta hace poco estuvo en las calles que lo acogieron por muchos años en compañía del alcohol y Medusa, su inseparable amiga de 4 patas, el mismo León Mojica que dejó las calles hace unos días para volver a su natal Tasco en donde volverá a escribir.
El 12 de enero León supo de la existencia de Franz Robinson Madrid, un hombre que ya ronda los 34 años y que salió de su casa en Armenia, Quindío, cuando tenía solo 12. Casi 18 años vivió en las calles, consumió alucinógenos, se resguardó de la inclemente lluvia y recorrió toda Colombia hasta que llegó a Tunja hace seis años.
“Estuve tres años en la cárcel, pero allí entendí que dices no más o te lleva la muerte”, comenta Franz, quien ahora paga su último año de pena de los seis que le dieron, y de los tres que lleva en libertad condicional, tratando de rescatar de las garras del vicio y las calles a niños, jóvenes, adultos y ancianos que sumidos en la tristeza lanzan un clamor de auxilio como lo hiciera León en su momento.
Así que la labor comenzó el primer día que Franz estuvo fuera de las rejas. Estableció la que ahora se llama Fundación Centro de Restauración a las Naciones Unidas Dios en Ti que hasta el momento mantiene en pie, y con la que aún, sin los recursos suficientes, atiende a esos mismos que, como él un día, están en las calles.
Y en ese ir y venir conoció a León. El 12 de enero de este año el Poeta ingresó de la mano de Franz al Hospital San Rafael. Allí, luego del tratamiento de varios médicos y psicólogos, recobró las energías que tantos años de calle le habían quitado. Como un hombre nuevo salió en compañía del mismo Franz directo a Tasco, su amado municipio, en el que ahora pasa sus días entre visitas a viejos conocidos, amigos y hasta estudiantes a quienes declama sus poemas.
“Estoy mucho mejor, aunque ha sido un cambio brusco. Ahorita estoy pintando y empezaré a escribir una nueva novela”, dice León, quien recibió de parte de los estudiantes de la institución educativa Jorge Guillermo Mojica Márquez, de Tasco, dotación de pinturas para hacer sus propios cuadros.
Así que comenzará a escribir una novela que llamará ‘Aquella determinación’ ¿A caso por la determinación que él tomó para salir de las calles? ¿Quizá la que tomó para entrar en ellas? O ¿tal vez se referirá a la determinación que espera de los gobernantes para que se encarguen de ellos? Franz hace un llamado a quienes deseen colaborar con comida, ropa y demás implementos para estas personas. El número de contacto es el 321425 6117 ó 312580 8559.
Los rostros de Tunja
Julián solo tiene 22 años, pero lleva 14 años sumido en las drogas y 8 en la calle. Una hija de 2 años y una esposa que también tomó la calle, son lo único que lo mantiene en pie, como asegura.
Está también Boris, que recorre la ciudad con un morral amarillo a cuestas. Dice ser un reconocido empresario, pero nadie lo sabe, cosa que le molesta. Dos rostros que quizá muchos han visto pero de los que todos desconocen sus historias.
Una casa para tenerlos a todos
Los habitantes de la calle ya conocen el proyecto que el pastor Franz, como le llaman ellos, tiene en mente.
“Lo conozco desde hace tres años: él nos ha brindado comida y oración, y está haciendo una vuelta de una casa”, menciona Julián refiriéndose a la idea que tiene Franz para conseguir un lugar en el que pueda cuidar de ellos con ayuda de especialistas en el tema.
La esperanza de varios de quienes habitan en la calle es recibir ayuda, no solo en salud sino en esa casa que ya muchos anhelan y esperan poder aprender algún oficio.
“La idea es que ellos se rehabiliten y puedan criar animales en la misma fundación, y así en pocos meses ser autosostenibles”, comenta Franz. “Ayer consumí drogas, pero si hay una casa en la que podamos estar, yo dejaría el vicio”, dice Julián
Lo que ha hecho la Fundación por ellos
Luego de esos 18 años viviendo en las calles, Franz decidió convertirse en ese ángel guardián que nunca tuvo.
De esta forma cada 8 días recorre la ciudad completa para conseguir alimentos y prepararles almuerzo a los casi 70 habitantes de la calle y, de paso, permitirles asearse en la iglesia de unos pastores amigos suyos, ubicada en el barrio Jordán, calle 8 No. 7-104, en donde aún recibe ayuda para estas personas.
Con el trabajo, en el que ya completa dos años, Franz aparte de ofrecer acompañamiento, comida, vestuario y ayuda hospitalaria, ha logrado sacar de ese ‘bajo mundo’ a dos personas más. El primero de ellos, Bernardo Jaramillo, de 31 años, que se encuentra internado en el Hospital San Rafael por su marcado problema mental, y el segundo, un hombre mayor que reside ahora en el ancianato de la ciudad.
¿Quién protege a los habitantes de la calle?
Con la ley 1566 del 31 de julio del 2012 se obliga al Estado a reconocer que el consumo, abuso y adicción a sustancias psicoactivas, lícitas o ilícitas, es un asunto de salud pública que debe ser tratado como enfermedad.
Además se estipula que requiere atención integral por parte del Estado y que tendrán que ser atendidos de forma integral por las entidades que conforman el Sistema General de Seguridad Social en Salud.
Sin embargo, la ayuda que argumenta Franz necesitar va desde un lugar en el cual mantenerlos hasta ayuda médica y compromiso total por parte del Gobierno.
“He radicado varias cartas en las diferentes secretarías pero no me dan respuesta”, comenta Franz y asegura que aunque en ciertos momentos se hayan realizado campañas de resocialización con los habitantes de la calle, no son suficientes para cubrir todas las necesidades que tienen.
Según la Secretaría de Protección Social, en el mes de enero se estuvo gestionando la creación de un proyecto que a mediados de febrero empezaría a ejecutarse con los habitantes de la calle, que iría desde la inclusión en un listado censal, hasta la vinculación a la base de datos y al régimen subsidiado.
Afirman además que ya han hecho las gestiones pertinentes. “De los 37 que ya se tienen en la base de datos, aunque solo 5 o 6 resultan ser de Tunja, se les está brindando ayuda”, comenta el nuevo secretario de Protección Social, Yamit Hurtado, quien asegura que desde la secretaría están prestos a colaborar.
“Es necesario que en Tunja haya un centro que se responsabilice de su gente, pero que no lo utilicen para pantallazos políticos”, dice Carlos Castro, quien trabaja con esta población.
REDACCIÓN BOYACÁ 7 DÍAS
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