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Bernardo Hoyos visto por uno de sus amigos más intimos

Semblanza íntima del gran periodista cultural que murió este jueves, a los 78 años.

Corría el año de 1984 y en los modernos estudios de la Emisora de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, novedosos en ese entonces, apareció el maestro Bernardo Hoyos, acompañado de su gran amigo y jefe Fernando Gómez Agudelo, presidente de RTI Televisión.
En ese momento tuve mi primer contacto con el maestro, aunque ya lo había visto en Palco de Honor, el programa que creó para RTI. Me impresionó muchísimo su figura imponente, su voz cálida y su vestir londinense, con abrigo y todo. Sus gruesos lentes, entonces muy gruesos -pues su visión era mínima-; su bastón, compañero eterno, que casi nunca quiso cambiar, a pesar de recibir muchos regalos, como uno hermoso que le obsequió Álvaro Castaño Castillo y que adoró entrañablemente.
En 1985 me invitó a acompañarlo como su asistente personal en todo lo que hacía para los medios. Fui su productor de muchísimos programas, pero recuerdo con gran cariño su ciclo de 29 programas sobre Frank Sinatra, la voz, y sus años en la Capitol, que realizamos para Caracol Estéreo en 1988.
Sinatra era su cantante preferido en el género popular, por su dicción, su excelso y elegante estilo, que lo apasionaron desde sus años de juventud en la Pontificia Universidad Bolivariana de Medellín y luego en sus estudios en Dallas (EE. UU.).
Caminamos juntos durante 27 años. Tomado de su brazo conocí sus más profundos secretos, sus gustos, su amor por Constanza, su esposa, y su hijo, Juan Sebastián, la luz de sus ojos. Compartimos con él tardes enteras de buenos vinos; nadie como él los conocía de cerca y los cataba con todo el sabor de su historia. "Un buen vino es fundamental para el funcionamiento del corazón", repetía constantemente.
Su cultura fue vasta; en diversos temas sabía qué opinar, comentaba con profundidad y excelente memoria sobre temas que le apasionaban, desde la música de los cantos gregorianos hasta nuestros días, Shakira, Juanes, Carlos Vives, todos los jóvenes que hacen buena música y nos representan en el exterior.
Sin embargo, se detuvo por varios años en el estudio de la Edad Media, su arquitectura, su música, su arte; fue un verdadero medievalista, en todo el sentido de la frase. La gastronomía sí que era su pasión: aparte de los vinos, el queso y todas sus variedades, las tapas españolas, que tantas veces disfrutamos en Casa Lis, a su estilo, en las combinaciones más atrevidas e insospechadas. Preparaba para muchos amigos el mejor Dry Martini posible en nuestro medio. Sin embargo, él insistía en que el mejor lo tomó con su hijo, Sebastián, en un gran hotel de Nueva York, hace poco.
Las últimas tertulias, y quizás las más apasionadas y provechosas, las vivimos en los últimos cinco años en compañía de Affan Buitrago, gran amigo del maestro y quien falleció el pasado 2 de septiembre a los 80 años de edad. Dos maestros que se complementaban a la perfección en gustos y en sabiduría, para nosotros sus discípulos un verdadero arte en la conversación.
Como buen 'inglés' en su formación cultural, adoraba la puntualidad, la exactitud y era supremamente exigente y riguroso en la información. Investigador constante del mundo cultural, descubrió y apoyó a jóvenes artistas: Juan Carlos Rivas, director de orquesta; Juan Carlos Garay, escritor y comentarista musical; Luis Pulido, compositor; José Arteaga, escritor; Irene Gómez, guitarrista; Diana Rico, cineasta, y Carlos Heredia, productor radial, sin olvidar a Lina Botero, Ana María Escallón y quien nos acompaña hoy en la Emisora de la Tadeo, José Daniel Ramírez, músico y programador de nuestra estación, quien lo conoció en 1981, gracias a Maruja Méndez, musicóloga samaria.
El legado del maestro Bernardo Hoyos continuará entre nosotros; su voz nunca se apagará, sus programas, sus comentarios vivirán en nuestra emisora, la radio que él forjó desde 1999.
Su equipo de trabajo seguirá el sendero marcado, su filosofía, su apreciación musical vivirá en nuestra programación por siempre.
Tributo a su memoria
El próximo martes, se celebrarán las exequias de Bernardo Hoyos, en el Gimnasio Moderno, con una misa en la que no faltará la música clásica.
Hoy, en el concierto habitual de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, en el Auditorio León de Greiff, de Bogotá, se le rendirá un homenaje con algunas piezas de Beethoven.
Y dentro de un mes, en el Museo Nacional, el Ministerio de Cultura le rendirá tributo con la reproducción de algunas de sus mejores entrevistas.
ROGELIO DELGADO GALLEGO*
* Periodista radial y amigo de Bernardo Hoyos
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