Los discursos del presidente Juan Manuel Santos y del jefe de las Farc, alias 'Timochenko', dejaron al descubierto aproximaciones que no se habían dado de esa manera entre representantes del Estado legítimo y su más duro enemigo.
En las declaraciones de Bogotá y La Habana afloraron gestos mutuos de confianza que hacen pensar que se trata de un proceso con altas probabilidades de producir frutos.
La más contundente coincidencia es su objetivo común de lograr el "fin del conflicto".
Aunque esta expresión está contenida en el documento de los acuerdos suscrito por las partes en La Habana, escucharla tanto del jefe del Estado como del líder de las Farc da la sensación de que ambos avanzan en la misma dirección.
El Gobierno y las Farc parecen dispuestos a no incurrir en errores de pasados procesos que echaron a pique esperanzas de paz.
Para Santos, es clave que hay que "aprender de los errores y aciertos del pasado para no crear falsas expectativas". Lo dijo ayer y lo ha repetido con insistencia en los últimos meses, como si quisiera decir que tiene bien claros esos riesgos.
Ayer, 'Timochenko' también expresó: Aspiramos a que no se intente repetir "la misma trama del pasado".
El Presidente y el jefe de las Farc son conscientes de las amenazas del proceso. Los dos lo advirtieron ayer.
"Tampoco nos dejaremos amedrentar por los extremistas y saboteadores de cualquier sector que suelen aparecer en estos momentos", dijo el Presidente.
'Timochenko', con un lenguaje mucho menos cuidadoso, habló de "vampiros" que están al acecho de la sangre y que estarían interesados en hacer perder estos esfuerzos de paz.
Aunque ambos se declararon "optimistas" frente a la paz, el jefe guerrillero pareció mucho más contundente al asegurar que "no nos levantaremos de la mesa sin haber conseguido el propósito".
Santos, como dejando una salvedad para la historia, advirtió: "Si no somos exitosos, tendremos la tranquilidad de que hicimos lo correcto".
EL TIEMPO