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¿Por qué todos los seres humanos tienden a sabotearse?

Expertos responden esta pregunta y dan sus recomendaciones para hacerle frente a este problema.

Llegar tarde a la reunión con un cliente porque el tiempo se le va en otra cosa, incumplir una cita médica, gastarse el dinero ahorrado en algo que, supuestamente, sí vale la pena, esperar una llamada sin encender el celular, comprar un año de afiliación al gimnasio y solo ir un par de veces, decir mañana sí empiezo la dieta pero aplazarla una y otra vez son formas de autosabotaje.
Conocido como el 'fracaso autoinducido', este comportamiento se da de manera inconsciente e interfiere con los proyectos personales o con la toma de decisiones. "Es la incapacidad de cambiarnos a nosotros mismos y pretender cambiar la realidad", dice Hernán Molano, director de Albalá Escuela de Vida.
Y no es una actitud de unos pocos. En eso coincide la psicóloga transpersonal Martha Acosta, y explica por qué no siempre el autosaboteador es consciente de su actitud: "Para algunos es fácil y cómodo no responsabilizarse de sus resultados, pero sí echarles la culpa a la suerte, al destino y a las circunstancias, buscando una recompensa barata a través del victimismo; es como vivir en el modo 'encendido automático'".
Para otros, el darse cuenta de que los resultados no son los esperados es la alarma que anuncia una especie de virus en el programa y una oportunidad de búsqueda interior y, claro, asumir el costo que esta toma de conciencia demanda.
Y no es fácil hacerlo porque por lo regular los autosaboteadores se justifican en problemas de atención u olvidos momentáneos, pero "a todos nos sucede algunas veces; la diferencia es que quien se sabotea lo hace a menudo y tal comportamiento está relacionado con asuntos fundamentales para el progreso de su proyecto vital", precisa el psicólogo Alejandro Cortés.
Reconocer a un autosaboteador es fácil, porque su comportamiento no precisa una estrategia bien montada. Situaciones tan simples como olvidar citas de trabajo o anotar, por ejemplo, teléfonos en papelitos que se pierden son formas triviales de echar al traste una oportunidad.
Es paradójico que alguien que quiera triunfar laboral y afectivamente trunque esos anhelos, pero sucede por razones como hábitos adquiridos en la infancia cuando se desarrollan de manera inconsciente comportamientos defensivos "que nos protegen de exigencias externas, como el perfeccionismo o la sobreprotección paterna", dice Cortés.
Los temores son otra fuente de autosabotaje. No es raro encontrar personas que le tienen miedo al éxito o al dinero y, de una u otra manera, los asocian con situaciones de alta responsabilidad para las que no se sienten preparadas, "por ejemplo un ascenso que implica asumir nuevas responsabilidades, o el miedo de algunos hombres al compromiso de un matrimonio", apunta Cortés. Ese temor a salir de la zona de confort, que es lo que ya conocemos y hacemos bien, para "adentrarse en terrenos inexplorados y exponernos a las equivocaciones", lleva a autosaboteos.
La baja autoestima, observada en actitudes como no confiar en las propias capacidades o no creerse merecedor del éxito, es otra forma de sabotaje, así como la falta de claridad en el proyecto vital que puede confundir a la hora de tomar decisiones.
No lo tome a la ligera
Lo más grave que puede hacer un autosaboteador "es arruinar su vida al torpedear su desarrollo y no darse cuenta de que es el generador de sus problemas y, peor aún, quedarse en el papel de víctima sin tomar acción", precisa Acosta.
Estas personas adquieren una falsa sensación de seguridad, porque evitan enfrentarse a situaciones novedosas que reten su capacidad. "Se quedan con la idea de 'me salí con la mía'. Eso es lo que creen ganar aunque invariablemente lo que está ocurriendo es todo lo contrario", apunta Molano.
Además terminan por arrastrar a otros, pues afecta a quienes los rodean. Un autosaboteador está en un estado de inconsciencia y así se convierte en un tirano consigo mismo y con los demás. Sus comportamientos se vuelven egoístas y en ocasiones llega a una especie de narcisismo bajo el cual le resulta imposible ver y menos considerar a otros, y puede ser agresivo con el entorno y consigo mismo.
Todo lo que ocurre en la vida es consecuencia de la manera de andar por ella. No hay algo así como: "los demás me hicieron", "la vida es injusta", "es que yo soy así". Lo que nos sucede es consecuencia de nuestras actuaciones, nada que hagamos o dejemos de hacer queda sin resultado y es por ello que debemos andar en permanente autobservación, es decir, despiertos, vigilantes, atentos. ¿De qué? De esa condición adquirida que no tiene nada que ver con lo que realmente somos y que, sin embargo, atesoramos con tenacidad y que todos conocemos como el ego.
Los tipos de fracaso inducido
Hay muchos, pero los que más se destacan son:
1. El perfeccionismo. 
2. Posponer las cosas (procrastinación) y no concluir proyectos. 
3. La 'excusitis': 'Es que no tengo tiempo', 'es que no puedo', 'es que me falta', 'es que tengo un hijo que...', 'es que mi enfermedad', 'es que el mal tiempo'. 
4. El diálogo interior negativo, acusador y descalificador: 'No sirves para esto', 'no vas a ser capaz', 'es mejor esperar', 'esto no es seguro'.
5. Sentir temor de comenzar la acción y por otro lado tranquilidad de no hacer nada. Por eso es más fácil encontrar causas externas que admitir la propia responsabilidad.
6. Dificultad para la toma de decisiones.  
7. Miedo al cambio.
8. No saber cómo afrontar riesgos, inseguridad. 
9. Las víctimas por conveniencia. Producir lástima es una conducta destructiva que genera dolor, frustración y malestar para quien lo hace y su entorno.
¿Cómo contrarrestarlo?
Lo primero y más importante es entender que el autosabotaje no viene sembrado en la personalidad, sino que es un hábito adquirido durante la infancia y lo bueno es que puede ser desechado.
* Un buen ejercicio en los niños es estimularles la construcción de una autoestima alta, promover la tolerancia a la frustración (cuando permite que los pequeños se equivoquen y resuelvan solos esas situaciones) e infundirles una perspectiva positiva de futuro y la posibilidad de construirlo.
* Luego de reconocer que se tienen comportamientos de autosabotaje, ayuda llevar un registro de nuestros errores y la identificación de su relación con algún aspecto de la vida, por ejemplo, detectar que en muchas ocasiones la persona se equivoca o tiene olvidos relacionados con la asunción de nuevos retos laborales; de esta manera se pueden orientar con más certeza las acciones terapéuticas.
* A nivel personal es importante que quien desee mejorar su vida o asumir su proyecto vital, desarrolle un proceso de autoconocimiento que le permita, inicialmente, clarificar los deseos que se plantea para el futuro, reconocer sus fortalezas e identificar sus temores.
* Las personas que han desarrollado el autosabotaje requieren nuevos hábitos, incluso algunos tan triviales o mínimos como lavar la loza en cuanto se termina de comer. Adicionalmente, la lectura de artículos sobre programación neurolingüística ayuda, porque las frases que cruzan por la mente cuando "la embarramos" pueden ser muy destructivas y reforzar la problemática.
Pequeñas tareas diarias
Si está decidido a liberar estos problemas es conveniente acudir a un terapeuta calificado, y practicar algunos remedios rápidos: 
* El mejor consejo para erradicar actitudes autosaboteadoras es ir por la vida con un continuo 'darse cuenta de cuándo se presenta la tentación de caer en ese juego'. "Se logra en la medida en que elevamos nuestro nivel de conciencia para que ella pueda observar cuándo el ego nos está invitando a malvivir", explica Molano.
Albert Einstein dio la pista cuando dijo: "Ningún problema puede ser resuelto en el mismo nivel de conciencia que se creó".
* La peor decisión es la indecisión, por eso busque qué tiene prioridad en su vida y póngase en movimiento. No desperdicie oportunidades de autorrealización. Como dicen, el que no hace los goles, los ve hacer.
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