Piedad Córdoba divide al país entre quienes la odian visceralmente y quienes la aman incondicionalmente. No es para menos, esta controvertida líder sacude los cimientos de la sociedad con sus acciones.
Recientemente se publicó un video en el que aparece apoyando la resistencia indígena en el Cauca a la presencia de grupos armados en sus territorios. Uno puede estar de acuerdo o disentir de esa posición, pues hay argumentos fuertes a favor y en contra, pero jamás darle tratamiento de delito a una opinión.
Los colombianos nunca podemos regresar a la caverna en que vivimos ocho años cuando opinar en contra del gobierno Uribe era suficiente para ser tildado de terrorista.
Opinar es un derecho inalienable, es el punto de partida de las discusiones y la controversia, es la semilla del cambio. En la opinión nace el consenso, pero también el disenso, tan necesario en una sociedad multicultural como la nuestra.
La verdad no es propiedad de los gobiernos, la sociedad tiene otra mirada de una realidad que la golpea y tiene el derecho a expresarla, sin temor a ser castigada por ello.
Gracias a Piedad Córdoba, Alan Jara y varios policías fueron liberados de la ignominia del secuestro a que los sometió las Farc. Yo le agradezco esa gestión y defiendo su derecho a opinar.
ÁLVARO URREA PIÑEROS
Experto en Planeación; alvarourreap@yahoo.com
El delito de opinar / Opinión
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