close
close

TEMAS DEL DÍA

VÍA MEDELLÍN URABÁ CAROLINA CORCHO ANDRéS FELIPE ARIAS GOL DE MESSI AUDIENCIA A JOHN POULOS GLOBO ESPÍA CHINO PETRO-URIBE EMPLEO EN CANADÁ GRAMMY 2023 DIM VS SANTA FE RAMÓN ZAPATA  EL NOGAL CONMEMORACIóN
Secciones
  • Suscríbete x $900 1er mes
  • opinión
    • columnistas
    • editorial
    • caricaturas
    • blogs
  • colombia
    • bogotá
    • medellín
    • barranquilla
    • cali
    • santander
  • bogotá
  • internacional
    • latinoamérica
    • venezuela
    • eeuu y canadá
    • europa
    • África
    • medio oriente
    • asia
    • más regiones
    • international weekly
  • política
    • gobierno
    • congreso
    • proceso de paz
    • partidos políticos
  • justicia
    • cortes
    • conflicto y narcotráfico
    • investigación
    • delitos
    • servicios
    • jurisdicción especial paz
    • paz y derechos humanos
  • economía
    • finanzas personales
    • empresas
    • sectores
    • sector financiero
  • deportes
    • fútbol internacional
    • fútbol colombiano
    • tenis
    • ciclismo
    • automovilismo
    • más deportes
    • copa américa 2019
  • cultura
    • cine y tv
    • arte y teatro
    • música y libros
    • gastronomía
    • entretenimiento
    • gente
  • tecnología
    • apps
    • dispositivos
    • videojuegos
  • Últimas noticias
  • vida
    • ciencia
    • educación
    • viajar
    • medio ambiente
    • mujeres
  • salud
  • unidad investigativa
  • el tiempo play
  • especiales
  • fotos
  • podcast
  • datos el tiempo
  • motor
  • carrusel
  • bocas
  • lecturas
  • don juan
  • huella social
  • ayuda
  • servicio al cliente
  • línea Ética
  • nuestros portales
    • portafolio.co - noticias de economía
    • futbolred.com - futbol colombiano
    • alo.co - consejos para mujeres
    • motor.com.co - novedades del sector automotriz
    • diarioadn.co - noticias de actualidad
    • abcdelbebe.com - toda la información para padres
    • loencontraste.com - consulte antes de comprar
    • citytv.com.co - videos de entretenimiento
    • clasificados.eltiempo.com - clasificados
    • canaleltiempo.tv - noticias 24 horas
    • elempleo.com - empleos en colombia
    • metrocuadrado.com - finca raíz
    • guiaacademica.com - carreras profesionales
    • e-hunters.com - head hunters
    • audienciadigital.co - paute en internet
    • reserva de canchas de fútbol
  • pasatiempos
    • el tiempo play
    • crucigrama
    • sudoku
    • señal en vivo
  • citytv
  • juegos mentales
Síguenos en:
logo-eltiempo
Tesoro indígena colombiano en riesgo
  • Suscríbete x $900 1er mes
  • Iniciar sesión

    Nuestra Política de Tratamiento de Datos Personales ha cambiado. Conócela haciendo clic aquí.

    • Mi cuenta
    • Configurar mis datos
    • Activar Acceso Digital
    • Suscríbete x $900 1er mes
    • Mi suscripción
    • Versión impresa
    • Artículos guardados
    • Boletines
    • Club vivamos El Tiempo
    • Preguntas frecuentes

    Hemos cambiado nuestra Política de privacidad y la Política de datos de navegación. Al 'Aceptar' consideramos que apruebas los cambios.

  • mis noticias
  • mis noticias

Acá encontrarás tus noticias de

Haz clic aquí para ver todas las noticias
  • Opinión
  • Colombia
  • Bogotá
  • Internacional
  • Política
  • Justicia
  • Economía
  • Deportes
  • Cultura
  • Tecnología
  • Vida
  • Salud
  • Unidad Investigativa
Más
  • El Tiempo Play
  • Especiales
  • Galerías
  • Podcast
  • Datos El Tiempo
  • Motor
  • Carrusel
  • Bocas
  • Lecturas
  • Libro Fotografias
  • Señal en vivo
  • CityTV
¡Hola !, Tu correo ha sido verificado. Ahora puedes elegir los Boletines que quiera recibir con la mejor información.
Bienvenido has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.
Hola el correo no ha sido verificado.
Verificar correo. ó cambiar correo.
El correo electrónico de verificación se enviará a


Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

NO, CAMBIAR CORREO SI, ENVIAR

mis noticias

Queremos que encuentres las noticias que más te interesan

Sigue tus temas favoritos en un lugar exclusivo para ti.

¡elígelos!

Recuerda que para ver tus temas en todos tus dispositivos, debes actualizar la App de El Tiempo.

Disponible en Google Play Descárgalo en el App Store

Estamos cargando tus noticias

No hemos podido cargar tus noticias

Intentalo de nuevo más tarde.

Intentar de nuevo
ver todas mis noticias

descubre
¨mis noticias¨

Un lugar exclusivo,
donde podrás seguir tus
temas favoritos . ¡elígelos!

Lo haré después

¡hola!

Aquí también puedes encontrar "Mis Noticias"
y seguir los temas que elegiste en la APP.

¡Descubre cómo funciona!

lo último

La manera más rapida para ponerte al día.

Mis noticias

Una sección exclusiva donde podras seguir tus temas.

editar favoritos

Cuando quieras, cambia los temas que elegiste.

Ir a mis noticias

Lo haré después

¡Tus temas favoritos han sido guardados!

Ahora estas siguiendo 4 TEMAS

Te contamos como funciona

LO ÚLTIMO

La manera más rapida para ponerte al día.

MIS NOTICIAS

Una sección exclusiva donde podrás seguir tus temas.

EDITAR FAVORITOS

Cuando quieras, cambia los temas que elegiste.

VER MIS NOTICIAS

Lo haré después

Recuerda que para ver tus temas en todos tus dispositivos, debes actualizar la App de El Tiempo.
  • Compartir

Tesoro indígena colombiano en riesgo

Al recibir el premio Linguapax 2012, el lingüista describió la situación de este patrimonio.

Por: JON LANDABURU 29 de junio 2012 , 05:44 p. m.
  • Regístrate o inicia sesión para seguir tus temas favoritos.

  • Comentar
  • Reportar
  • Portada

Quisiera en primer lugar agradecer a Linguapax y a UNESCO- Catalunya que la sostiene, el haberme otorgado el premio de este año. Es un honor inmerecido que acepto con agrado pero también con un poco de apuro, consciente de que muchas personas, grupos o instituciones deberían recibir este galardón con más mérito que el mío. Afortunadamente, hay cada vez más personas y grupos en el mundo conscientes del valor de la diversidad cultural y lingüística de la humanidad y de la necesidad de crear condiciones para una coexistencia más armoniosa. Lo que nació hace veinte años desde la visión de unos académicos comprometidos, preocupados por las informaciones sobre la desaparición de muchas lenguas, se ha ido ampliando, diversificando y se ha ido encontrando con otros combates también propios de nuestro tiempo.

Al lado de los lingüistas que habían dedicado su quehacer profesional, y a veces su vida entera, al estudio de lenguas minoritarias, fueron apareciendo docentes inventores de pedagogías multilingües e interculturales, activistas abanderados de las luchas de los pueblos indígenas o autóctonos y más allá, toda una marea de ONG, actores de una nueva forma de hacer política detrás de banderas ecologistas, de antiglobalización, multiculturalistas, etc. Sobre todo han ido apareciendo en la primera fila de los escenarios internacionales o nacionales, delegados de los mismos pueblos hablantes de esas lenguas. Con dificultades y contradicciones pero cada vez más audible, la voz de los pueblos es llevada hoy por ellos mismos. Donde hay  paz y un mínimo de afán de legitimidad democrática en los estados, vemos que los grupos étnicos -hasta los más alejados en sus desiertos, selvas o cordilleras- se manifiestan de manera creciente. Aunque el camino para una adecuada representación sea largo, los foros y las instancias de discusión se van consolidando.

Algunas veces la percepción que tienen los dirigentes de estos pueblos del problema lingüístico, su valoración, la conciencia de su urgencia o las directrices de una intervención, no coinciden con las de los lingüistas. Para Linguapax y para los lingüistas es indispensable escuchar sus planteamientos si aceptamos que nuestra pericia debe estar también al servicio de esas comunidades o pueblos. En todo caso, funcione como estudioso de formas lingüísticas o funcione como incitador del uso de formas lingüísticas, el lingüista debe ser útil y eficaz. Es cierto que la academia tiene otros derroteros y otras exigencias que las que pueden tener dirigentes políticos y es cierto que detrás de la intuición del valor de las lenguas que dio nacimiento a la movilización de los lingüistas, hay algo que va más allá de la necesidad de cada pueblo. Sin embargo no conviene creer demasiado en la majestad incuestionable de la academia o del observador "científico". Es muy posible que nuestros conceptos de lengua, de conservación, nuestras prácticas descriptivas y nuestra selección de lo memorable, estén supeditados a presuposiciones epistemológicas discutibles tanto desde la dimensión del interés de los pueblos como desde la misma academia. Lograr entender la demanda social a través de la interlocución, cuestionar sus propios sesgos ideológicos y sus intereses profesionales, poner sus instrumentos al servicio de la necesidad emergente, tales parecen ser entonces los desafíos creativos del lingüista comprometido.  Al final si confortamos la memoria es para abrir el porvenir.

Después de varias horas de estar errando en las sabanas de Orocué, medio perdido, exhausto, llegué de noche al caserío de unos indios en medio de los Llanos orientales colombianos del Orinoco. Terminaba el año de 1968. Joven vasco, hijo de exiliados políticos refugiados en Francia durante la guerra civil española, nacido y criado en París, había dedicado mis estudios a la filosofía y a la lingüística antes de llegar a Colombia para cumplir con un servicio civil de cooperación que servía en aquella época para validar el servicio militar francés que me tocaba efectuar. Desempeñando esa obligación, estaba dando clases de lingüística en el departamento de antropología de una universidad bogotana y su director me había aconsejado ir a conocer alguna lengua indígena " de esas tantas que hay aquí y que son prácticamente desconocidas". En ese caserío de los indios sáliba, bien pobre por cierto, tomaron fuerza una fascinación y un reto, que habrían de encauzar buena parte del resto de mi vida hacia el trabajo con las lenguas indígenas de Colombia.

Los asuntos que empezaron entonces a ocuparme hasta convertirse en objetos de dedicación y en motivos de acción constantes  fueron algunos de los temas que nos convocan aquí:

· La existencia precaria de lenguas vernáculas habladas por grupos humanos pequeños estigmatizados por grupos humanos grandes.

· El interés extraordinario de estas lenguas y estas culturas. 

. La actitud compleja de estos grupos pequeños hacia sus lenguas.

· La dificultad de la posición del lingüista si resuelve ir más allá de su condición de observador exterior y actuar de manera solidaria.

Con la distancia que permiten los años, poca duda me cabe hoy que detrás de esta "vocación" estaba presente mi triple condición de vasco hijo de exiliado, de universitario francés y de aspirante lingüista -estructuralista que era el paradigma dominante en aquellos años. Casi todos mis coetáneos, jóvenes lingüistas, antropólogos, cooperantes europeos o  norteamericanos que estuvieron entonces en situaciones semejantes de encuentro con poblaciones tribales sufrieron - sufrimos - un choque espiritual, y desarrollaron lo que podemos llamar la ilusión romántica que consiste en sobrevalorar la cultura encontrada -la cultura ajena- y en subvalorar o en todo caso cuestionar el valor de la cultura propia. Una ilusión no exclusiva pero sí muy propia de la generación de 1968.

En mi situación particular, si mi condición de joven intelectual francés me llevó a participar plenamente de este romanticismo, mi condición de vasco español me llevó además a identificar parcialmente las poblaciones tribales sometidas a la sociedad vasca, en ese mismo momento duramente castigada por la dictadura franquista imperante. Es sabido que el nacionalismo vasco está construido en buena parte sobre la existencia y la singularidad de la lengua vasca, el euskera. Joven de tradición familiar nacionalista es muy probable que detrás de la defensa de las lenguas indígenas estuviera inicialmente para mí, no muy consciente, la defensa de la lengua vasca, expresión emblemática de la defensa del pueblo vasco.

Fuera o no esta lucha la razón por la cual me había metido en estudios de lingüística, lo cierto es que el estructuralismo de la época había construido un objeto científico llamado "lengua" y proponía métodos rigurosos para su estudio. Si uno además miraba hacia la antropología (Boas, Sapir, Levi-Strauss) o hacia la filosofía alemana del lenguaje (Herder, Humboldt), cabía esperar que el conocimiento de la lengua pudiera dar una vía real para el entendimiento de la cultura o de la Weltanschauung del pueblo poseedor de dicho vehículo lingüístico. Atractivos y ambiciosos horizontes intelectuales para un joven de mi condición.

Con el tiempo, los desarrollos propios de la lingüística, la larga experiencia del estudio de estas lenguas, las extensas vivencias con algunas etnias indígenas y una mayor comprensión de su situación y de sus luchas, me llevaron a problematizar estas tres fuentes de inspiraciones o, por lo menos, a reubicarlas en un horizonte de mayor profundidad. Entendí que era necesario relacionarse con las poblaciones indígenas y tribales sin caer en los esquemas románticos del buen salvaje, sin culpabilidades hipócritas ni catastrofismos en cuanto a la civilización occidental. Entendí que era necesario distinguir las luchas o reivindicaciones lingüísticas de los pueblos tribales de las luchas o reivindicaciones lingüísticas de pueblos europeos. Entendí que era necesario cuestionar las implicaciones esencialistas y patrimonialistas del paradigma estructuralista. Al definir la lengua como un sistema formal había permitido que algunos la vieran como una esencia singular autosuficiente o como un bien que hay que conservar a toda costa.

Pueden intuir que no relato estos itinerarios por su -escaso- valor biográfico sino porque creo que remiten a problemáticas compartidos por otros. Como hablo aquí en Barcelona a una audiencia compuesta en buena parte por catalanes, muchos de ellos académicos y, me imagino, un buen número de estos últimos, lingüistas, espero que estas reflexiones tengan algún provecho ajeno.

En todo caso,  el conocimiento directo de la diversidad de situaciones sociolingüísticas presentes en Colombia y el trabajo en el terreno con algunos de sus líderes me condujeron progresivamente a una visión más compleja y más matizada del trabajo lingüístico en las comunidades y de una política lingüística favorable a la diversidad de lenguas, más eficiente. No son iguales ni la reivindicación del rescate lingüístico ni el objeto lingüístico del rescate planteados por una comunidad de 1700 personas que se está reorganizando a través de rituales religiosos en la lengua ancestral (como los cofan del Putumayo), o por un clan interior a una tribu que pretende que se mantenga el uso del dialecto amenazado de otro clan de 100 personas para seguir los intercambios matrimoniales (como los barasana frente a los edulia del Vaupés), o por una comunidad de 1600 personas que está tratando de promover el uso de la lengua tradicional solamente hablada por pocos ancianos (como los chimila del Magdalena) o por un movimiento social organizador de más de 100.000 personas que busca ampliar el uso de la lengua vernácula a ámbitos modernos (caso del Consejo Regional Indígena del Cauca). En los cuatro casos el objeto (lo que se busca), la valoración (para qué se busca) y las prioridades de trabajo (lo que hay que hacer) son distintos.

Afortunadamente, la difusión amplia de la problemática del peligro que se cierne sobre muchas lenguas humanas que en buena hora LINGUAPAX y otras fundaciones fomentaron,  está produciendo también una difusión del conocimiento de muy variadas situaciones lingüísticas en todos los continentes, que matiza, profundiza y también cuestiona las posturas ideológicas y las políticas en desarrollo o en construcción. Más allá de los datos cuantitativos hay que promover esta reflexión cualitativa. Falta mucho todavía. Necesitamos mucha más información sobre África, sobre Oceanía, muy especialmente sobre la India y sus patrones de convivencia, y sobre las otras partes del mundo. Por nuestra misma práctica y origen educativo, hasta hace poco los lingüistas pertenecíamos mayoritariamente al acervo occidental donde la referencia al modelo europeo del estado-nación y a la práctica de la hegemonía lingüística había sido dominante tanto para los dominantes como para los dominados. Ahora la lingüística se abre a otros actores venidos de otros horizontes culturales. Van a cambiar, ya cambian paradigmas. En la defensa activa de las culturas entran también actores de otros horizontes culturales y cada vez más son integrantes de los mismos pueblos indígenas y tribales.

El filósofo decía: discernir pero para comprender. Atender la realidad de cada situación sin proyecciones forzadas no nos debe llevar a pensar que las situaciones son irreductibles e incomparables. Necesitamos comparar. Reflexionar sobre las diferencias de situación entre hablantes y lenguas de grupos tribales y hablantes y lenguas de grupos europeos minoritarios nos ayuda a entender lo de allá pero también lo de acá. Guardadas las diferencias, para los vascos, catalanes, galeses, bretones, corsos, etc., es interesante entender cómo viven y cómo piensan su lengua y su cultura los wayuu de la Guajira, los nasa de la Cordillera andina, los embera de la Costa del Pacífico, los múltiples pueblos amazónicos, etc., para cuestionar su propia acción. Para estos indios colombianos también  les sirve mucho acercarse a los problemas que tienen los europeos, para cuestionar su propia acción. Entenderse a sí mismo  a través de los otros construyendo interlocución. Trataré ahora, con este propósito, de darles unas claves breves de entendimiento de la realidad lingüística colombiana.

Colombia pertenece a la zona equinoccial del planeta en dónde la multiplicidad y la diversidad de formas de vida, tanto vegetal como animal o humana son especialmente grandes. Amplias costas sobre los océanos atlántico y pacífico, tres sistemas de cordilleras andinas que culminan casi a seis mil metros de altura sobre el nivel del mar, enormes extensiones de selva tropical húmeda y de sabanas cálidas, desiertos, etc., son además el escenario físico diverso de tal diversidad. A la llegada de los conquistadores españoles, en el siglo XVI, la multiplicidad de grupos humanos y de lenguas debía ser tan grande que motivó que uno de ellos la plasmara con la fórmula: "Es cierto haber más lenguas diferentes unas de otras, que leguas hay en toda la provincia". En esa zona llamada "intermedia" de la América intertropical no se habían constituido imperios centralizados como en Mesoamérica o en los Andes centrales. Existían federaciones o redes de aldeas, periódicamente unidas en épocas de guerras; caciquazgos ordenadores de vastos trabajos hidráulicos o constructores de complejos ceremoniales; bandas de cazadores recolectores nómadas; tribus piratas viviendo de la rapiña y del tráfico de esclavos un poco a la manera de los vikingos; aldeas de horticultores de tumba y quema capaces de sustentar grupos humanos muy numerosos como en el Amazonas, etc.

Como en toda América, la invasión ibérica inició un cataclismo que aniquiló en buena parte estos mundos produciendo una de las mayores catástrofes demográficas y culturales de la historia. Hoy se sabe que la mortandad física fue causada en primerísimo lugar por el llamado "choque biológico". Se estima que más de la mitad de la población americana murió contaminada por bacterias y virus traídos por los europeos (viruela, tétanos, tifus, gripas, sarampión, etc.). En segundo lugar la mortandad fue causada por la implementación de un sistema social colonialista esclavista que destruyó el horizonte propio de los pueblos autóctonos y creó un hundimiento de sus estructuras sociales y de sus capacidades tecnológicas. En los imperios teocráticos agrícolas (Mesoamérica, Andes centrales) y en los grandes caciquazgos de la zona intermedia se institucionalizó la esclavitud de las clases trabajadoras a favor de los conquistadores y se anuló, por eliminación de las élites políticas y religiosas, todo nivel de organización social superior al de la comunidad primaria de familiares y vecinos. Desapareció rápidamente el saber intelectual de sacerdotes y administradores, se redujo considerablemente o desapareció el conocimiento técnico de los artesanos orfebres, alfareros, tejedores, escultores, arquitectos, navieros, etc. Más adelante se cambió la institución del trabajo forzado en una obligación de tributo pagadero en dinero a cargo de los caciques locales, obligación muchas veces imposible de cumplir si no es con el trabajo en las minas o el peonaje. En una palabra, se degradó profundamente la complejidad espiritual, social y técnica de estas civilizaciones. En las otras áreas, menos pobladas pero también menos asequibles, prevaleció la esclavitud o la exterminación al azar del "Descubrimiento" -que duraría varios siglos- y de la ocupación militar. En todas partes se acentuó y se justificó el sometimiento imponiendo por la fuerza la religión católica.

Con el correr del tiempo este gigantesco proceso histórico fue dejando como resultado un mosaico étnicoantropológico con los siguientes componentes poblacionales a mediados del siglo XX: en toda América, un sector formado por los descendientes de los primeros europeos, sector que será el principal actor de la emancipación de Europa a partir de fines del siglo XVIII y que sigue siendo dominante, notablemente aumentado por nuevas migraciones europeas a partir del siglo XIX; en las zonas cálidas costeras de la América intertropical y principalmente en el Caribe, poblaciones de origen africano que van pasando paulatinamente de esclavos a peones o a campesinos paupérrimos; en el interior de esta América intertropical antiguamente muy poblada -de México a Bolivia-, una masa de origen autóctona, desculturizada, destribalizada, mestizada durante varios siglos en distintos grados de mezclas con blancos y negros, mano de obra campesina de donde proviene el grueso de la población de los estados actuales; en las regiones donde existía un mayor desarrollo autóctono agrícola y condiciones para mantener una organización autóctona (centro y sur de México, Guatemala, sur de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia), comunidades indias deprimidas que se mestizaron poco y conservaron unas mínimas pautas de organización comunitaria toleradas o implementadas por el poder blanco; en las regiones de difícil acceso como selvas, desiertos, páramos, sábanas (Canadá, Estados Unidos, norte de México, Brasil, Venezuela y zonas amazónicas de estados andinos, Argentina, sur de Chile, etc.), grupos pequeños a veces homogéneos, a veces reagrupamiento de refugiados de distinta procedencia que subsisten con mayor o menor vitalidad en función de su distancia a la "frontera" del Blanco. Estos distintos componentes están presentes en Colombia y son los principales actores de su ecología lingüística.

¿Qué lenguas nativas hay en Colombia?

Hoy subsisten en Colombia fuera del castellano presente en la casi totalidad del territorio nacional 68 lenguas de grupos étnicos. Los hablantes de estas lenguas son muy minoritarios pues no parece que lleguen al millón de personas dentro de una población colombiana total de 46 millones de personas. También se hablan en el territorio nacional lenguas como el árabe, el inglés, el japonés, etc. Son propias de comunidades de inmigrantes, oriundos de estados donde estas lenguas tienen estatuto oficial. Aquí no nos referimos a estas lenguas de grupos de inmigrados sino a las lenguas de grupos llamados "nativos" que inscriben su presencia en el territorio colombiano de mucho tiempo atrás y no proceden de ningún estado en particular.

Aparte del romaní esporádicamente presente en el territorio en comunidades gitanas que totalizan unas 5.000 personas, se encuentran dos lenguas criollas habladas en el Caribe por agrupaciones étnicas de afro descendientes (unas 40.000 personas en total) y 65 lenguas amerindias (unas 800.000 personas). Estas últimas son las lenguas de los pueblos indígenas, habitantes autóctonos de estos territorios antes de la llegada de los europeos. La población indígena de Colombia está presente en todos los departamentos que tiene el Estado. Suma 1'378.000 personas según el censo oficial de 2005, que se reclaman de cerca de 100 identidades étnicas que no coinciden siempre con identidades etnolingüísticas. De esta población, más de 550.000 personas no habla ninguna lengua indoamericana aunque se identifica como indígenas y tiene hábitos sociales y culturales que los acredita como tales (grupos cenúes, pastos, coyaimas, yanaconas, coconucos, kankuamos, mokanás, cañamomos, muiscas, etc.). En el resto de esta población, unas 800.000 personas, se hablan 65 lenguas diferentes (algunas de ellas con variaciones dialectales importantes) que los lingüistas reagrupan en 21 estirpes lingüísticas (13 familias lingüísticas y 8 lenguas aisladas). Pocos países tienen, en relación a su tamaño, una variedad tan grande sobre todo en cuanto a la diversidad genética.

De esas 65 lenguas, 30 son habladas también en los estados vecinos de Colombia (3 en Panamá, 11 en Venezuela, por lo menos 12 en Brasil, 7 en el Perú, 5 en Ecuador). En términos de diversidad geográfica tenemos la distribución siguiente:

- En la cuenca amazónica, 38 lenguas.

- En la cuenca del Orinoco, 13 lenguas.

- En la costa Caribe y los Andes orientales, 8 lenguas.

- En la costa del Pacífico y los Andes occidentales, 6 lenguas.

Las dos primeras zonas, sabanas y selvas del Oriente, totalizan 51 de las 65 lenguas (78%) aunque no contengan sino 113.000 de las 800.000 personas hablantes de lenguas indígenas (14%). En términos de diversidad de situaciones demográficas: sólo 3 grupos etnolingüísticos tienen más de 100.000 personas (wayuu, nasa y embera); 31 grupos tienen entre 50.000 y 1000 personas; 31 grupos tienen menos de 1000 personas! En términos de diversidad de situaciones socioculturales, se encuentran campesinos andinos, pequeñas comunidades tribales de selva o de sabana, federaciones serranas teocráticas, sociedades de ganaderos seminómadas y, cada vez más, migrantes urbanos. La distancia al mundo occidental urbano y a la economía de mercado es también muy variable. Se dan comunidades donde la tradición cultural, religiosa y lingüística es aún muy fuerte, frente a grupos sometidos a un cambio acelerado. Entre estos últimos, algunos parecen lograr una suerte de sincretismo con el mundo exterior que les permite guardar su identidad, mientras que otros parecen en vía de asimilarse al ambiente campesino circundante. En estas últimas dos décadas, la creación y la implementación por el gobierno colombiano de una legislación favorable a los grupos étnicos que les asegura el reconocimiento y la protección de tierras colectivas (tierras de resguardo), una disponibilidad de recursos financieros y su presencia en instancias legales, han reforzado en todas las regiones la conciencia del valor y de la utilidad de la identidad étnica y de sus emblemas, entre los cuales la lengua vernácula.

¿Cómo están las lenguas nativas de Colombia?

Los datos precisos que empezamos a tener sobre la práctica lingüística de los grupos étnicos confirman una gran variedad de situaciones. El ministerio de la Cultura de Colombia empezó a organizar un gran "auto diagnóstico" sociolingüístico en cada uno de los grupos para conocer el uso actual de la lengua vernácula y del español así como las actitudes, valores y prácticas asociadas a cada lengua.

En general podemos decir que la situación no es mala pero sí de cuidado. Un buen número de lenguas mantienen mucha vitalidad en el uso diario (la totalización de datos actualmente disponible para 14 lenguas y 320.000 personas nos da un porcentaje de 82% de locutores fluidos) pero hay zonas en peligro más marcado y señales preocupantes a futuro, como los datos de transmisión intergeneracional, en baja en todas partes. Considerando globalmente este universo, la fragilidad mayor es que casi la mitad de las lenguas habladas (31 de 65) tienen menos de 1000 hablantes. Este tamaño demográfico que no era una desventaja en épocas de aislamiento o de poco contacto, pone en peligro la sobrevivencia de la lengua tradicional en el contexto actual de una aceleración de intercambios o de una irrupción del conflicto armado. Colombia es un país en crisis donde los enfrentamientos debidos a la subversión y al narcotráfico ocurren más que todo en las zonas periféricas. Son las mismas zonas donde históricamente han subsistido grupos indígenas. La violencia no está específicamente dirigida contra ellos pero el asesinato de algunos de sus dirigentes o el desplazamiento forzado de familias enteras pueden, al azar de la guerra, cuestionar la existencia misma de estas comunidades. Conviene también resaltar la presencia de factores positivos de reforzamiento de la conciencia étnica y del valor de la lengua tradicional. Los señalaremos más adelante.

A la espera de las conclusiones más precisas del auto diagnóstico sociolingüístico iniciado podemos dar las indicaciones siguientes sobre el estado de vitalidad actual de las lenguas:

· 6 lenguas están moribundas pues ya no tienen sino un puñado de hablantes. Estas son las lenguas: tinigua, nonuya, carijona, totoró, pisamira y edulia.

· Por lo menos otras 19 lenguas están en serio peligro. Estas son : achagua, hitnü, andoke, bora y miraña, ocaina, cocama, nukak, yuhup, siona, coreguaje, sáliba, cofán, muinane, cabiyarí, guayabero, ette o chimila, kamëntsá y el criollo de San Basilio de Palenque.

· Al otro extremo, muchas lenguas tienen una buena vitalidad y se transmiten bien a las nuevas generaciones aunque hay señales incipientes de peligro. Entre estas están las lenguas: wayúnaiki, kogui, ika, wiwa, tule o cuna, barí, uwa, sikuani, curripaco, puinave, cubeo, tucano, wounan, embera, ingano, criol de las islas de San Andrés y Providencia.

· Entre el gran peligro de las 24 primeras y la buena salud relativa de estas últimas 16, la mayoría de las otras 28 lenguas está en una situación de equilibrio inestable y de seguir la dinámica actual, su suerte puede ser adversa. Entre estas están: el wuitoto, el ticuna, el yukuna, el yukpa, muchas lenguas del Vaupés, el piapoco, el cuiba, etc.

Frente a esta situación se han dado en las últimas dos décadas varias búsquedas de respuestas tanto desde las instituciones gubernamentales como desde la sociedad civil mayor y desde las sociedades indígenas.

Como en toda América Latina, se dio en Colombia a partir de la década de los 80 un desarrollo legislativo en el Estado tendiente a reconocer los derechos de los pueblos indígenas. El corpus legal de Colombia sobre el asunto es especialmente abundante y progresista. Con implicaciones sobre el tema de las lenguas nativas, destacamos los artículos de la Constitución política (1991) que señalan para el Estado su obligación de proteger la diversidad étnica (artículo 7), las riquezas culturales (artículo 8) y proclaman la cooficialidad de las lenguas de los grupos étnicos con el castellano en sus territorios (artículo 10). Importante por las obligaciones que le crea al Estado es la firma por el país ese mismo año de 1991 del Convenio N°169 de la OIT sobre los pueblos indígenas y tribales. Posteriormente y en la perspectiva del desarrollo de la Constitución se pueden citar como hitos importantes: la ley general de Educación (N°115 de 1993), la ley general de Cultura (N°397 de 1997) y su modificación (ley N°1185 de 2008) que estipulan la necesidad de un tratamiento adecuado a las situaciones de bilingüismo y multiculturalidad, así como varias sentencias de la Corte Constitucional. En fin y hace solamente dos años, la temática de la diversidad lingüística ha sido directamente tratada en una ley exclusivamente consagrada a los derechos lingüísticos de los hablantes de lenguas nativas y a la protección y fomento del uso de dichas lenguas. Es la ley N°1381 de 2010 llamada "Ley de lenguas".

Del lado del desarrollo académico, en las décadas de los 80 y de los 90 se formaron una cincuentena de lingüistas, algunos indígenas, especialistas colombianos de lenguas indígenas y criollas, y se logró una honorable producción de trabajos científicos, de tal suerte que se podía decir que estaba en marcha la creación de una comunidad científica experta en estos temas en el país.

Estos dos frentes de acción, en los cuales me ha tocado un papel activo, han representado avances importantes. El paso del tiempo muestra sin embargo su precariedad. Del lado académico, la consolidación de tradiciones y de comunidades científicas es muy lenta y requiere de un esfuerzo constante que a veces falla. Del lado legislativo, se sabe que la producción de la norma y de la norma óptima es un ejercicio frecuente en la vida política latinoamericana. En una especie de realismo mágico muchas veces descrito, se cree que la promulgación de la ley resuelve la situación. No se puede decir que el acto legislativo sea inútil  pero su aplicación es a menudo retardada y obstaculizada. Es así como la reciente Ley de lenguas no ha sido aún reglamentada, el auto diagnóstico sociolingüístico está frenado y muchas comunidades que pasaron al Gobierno proyectos y programas de apoyo en la revitalización de su lengua han quedado a la espera de la ayuda oficial. Son los altibajos del acontecer político y sobre todo fragilidad de las instituciones.

Si en los temas cruciales, de la tierra y del autogobierno, se produjeron avances concretos decisivos, en los temas más delicados, menos medibles y menos dependientes de la acción pública como la cultura y la lengua, los resultados son a largo plazo. Para que estos instrumentos legales nuevos de protección lingüística puedan tener algún impacto, su apropiación por los pueblos es más decisiva aún. Afortunadamente Colombia tiene una tradición fuerte de movimiento social indígena. Desde los años 70 del siglo pasado en casi todas las etnias y en casi todas las regiones han venido creándose organizaciones políticas nuevas, muchas veces a través de enfrentamientos y luchas duras que las han ido consolidando. Estas organizaciones que complementan el papel de las autoridades de sus pueblos para los problemas relativos al mundo exterior se han ido interesando progresivamente al problema lingüístico más que todo desde su dimensión educativa y escolar. A veces con el apoyo del Ministerio de Educación o de ONG, a veces solas, se ha ido implementando en un gran número de regiones programas escolares de educación específicos, muchos de los cuales  favorecen el uso de la lengua nativa. Se ha producido mucho material escrito y también se han creado programas radiofónicos en lenguas indígenas (27 emisoras indígenas). Se ve en estos últimos diez años una efervescencia alrededor del tema lingüístico que ha movilizado muchas energías y ha despertado mucha creatividad. Sobre todo desde "abajo", desde las comunidades de base. Estos esfuerzos requerirían ser acompañados técnicamente, armonizados y potenciados desde "arriba", a nivel regional o nacional pero aquí encontramos las dificultades de consolidación institucional a las que nos referíamos. En todo caso es cierto que  la dignificación y la conciencia de la importancia del uso de la lengua tradicional se han fortalecido. Aunque no parece probable que estos sentimientos a veces acompañados de un verdadero militantismo puedan oponerse seriamente a las fuerzas de imposición del castellano, se ve que pueden contener pérdidas de uso o incluso ganar terreno en ámbitos perdidos. Es muy importante recordar aquí que los logros en cuanto a la tierra y a la autonomía institucional han dado a las comunidades un horizonte de seguridad que enmarca toda su proyección lingüística y cultural. Por muchas dificultades que haya.

Colateral a la reivindicación política muy extendida y tal vez más importante en cuanto a la energía que moviliza, hay que señalar la fuerza del universo religioso tradicional todavía muy vivo en muchos pueblos indios colombianos. Las fiestas y rituales colectivos, iniciáticos o no, el chamanismo, la transmisión de los mitos, a veces las tomas públicas de sustancias sicotrópicas, mantienen una coherencia espiritual que resiste poderosamente al mundo exterior. Refuerzan la lengua ancestral y hasta variantes secretas de ella, sus vehículos tradicionales de expresión.  En los pueblos que funcionan todavía con estos referentes, la problemática lingüística tiene otros carices. Así volvemos al tema del principio sobre la naturaleza y el valor de lo que se entiende por lengua según los contextos, y a la diversidad de lo que conviene hacer.

En conclusión, en Colombia, podemos decir que muchas lenguas no van a desaparecer en un horizonte cercano. En muchas regiones se van a consolidar escenarios de cohabitación de lenguas, con complementariedad de ámbitos de uso. En muchas otras, sin embargo, el declive es probable y para algunos la extinción cercana. Trabajar en cualquiera de estos escenarios implica enormes tareas para las cuales hay demasiada poca gente. Hacemos un llamado a que lingüistas de buena voluntad se pongan al servicio de estos pueblos y acompañen su realidad variopinta y apasionante. Una realidad que hace parte del mismo vivir y del mismo pensar de los hombres.

Jon Landaburu
Lingüista y antropólogo colombovascofrancés

Ponte al día Lo más visto
Feminicidio
12:00 a. m.
Nuevo feminicidio en Bogotá: asesinan a mujer en plena vía pública
Movilidad Bogotá
12:28 p. m.
¡Ojo! Así se aplicarán las fotomultas a los dueños de vehículos en Bogotá
fideicomiso
03:15 p. m.
Los hilos que se mueven detrás de John Poulos en la investigación
Política
10:12 a. m.
Roy Barreras ofrece excusas a médicos por palabras de ministra Carolina Corcho
Shakira
08:05 a. m.
No fue solo mermelada: las fotos de Piqué que habría tomado detective de Shakira

Recibe la mejor información en tu correo de noticias nacionales y el mundo

MÁS BOLETINES

*Inscripción exitosa.

*Este no es un correo electrónico válido.

*Debe aceptar los Términos, Condiciones y Políticas.

¡Felicidades! Tu inscripción ha sido exitosa.

Ya puedes ver los últimos contenidos de EL TIEMPO en tu bandeja de entrada

se presento un eror en la peticion

Llegaste al límite de contenidos del mes

Disfruta al máximo el contenido de EL TIEMPO DIGITAL de forma ilimitada. ¡Suscríbete ya!

COP $900 / MES*

Si ya eres suscriptor del impreso

actívate

* COP $900 / mes durante los dos primeros meses

VOLVER A PORTADA

Sabemos que te gusta estar siempre informado.

Crea una cuenta y podrás disfrutar de:

  • Acceso a boletines con las mejores noticias de actualidad.
  • Comentar las noticias que te interesan.
  • Guardar tus artículos favoritos.

Crea una cuenta y podrás disfrutar nuestro contenido desde cualquier dispositivo.

logo-eltiempo
SÍGUENOS EN:

COPYRIGHT © 2023 EL TIEMPO Casa Editorial NIT. 860.001.022-7 . Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin autorización escrita de su titular. ELTIEMPO.com todas las noticias principales de Colombia y el Mundo