Desde que asumió la dirección artística del Ballet Jazz de Montreal, en 1998, el bailarín canadiense Louis Robitaille se ha esmerado por crear un repertorio de contrastes, que camina por diferentes corrientes de danza y explora el trabajo de distintos coreógrafos.
Y esa exploración también se aplica a los bailarines, que, según Robitaille, deben tener una amplia gama de habilidades. "Ellos se forman con las técnicas clásicas, pero tienen entrenamientos complementarios con otras corrientes: jazz y tendencias modernas y urbanas como hip-hop ", dice el director.
El grupo, que se presentó el pasado lunes en el Festival Internacional de Ballet de Cali, llega este miércoles al Teatro Colsubsidio, de Bogotá. En su presentación, el Ballet Jazz de Montreal transitará por el terreno clásico de la música de Gioachino Rossini, en Rossini Cards, creada por el italiano Mauro Bigonzetti; pasará a un campo más minimalista con música de Philip Glass, en el dueto 'Zero In On', y explorará las nuevas tendencias de la tecnología en Zip Zap Zoom, montaje que tiene coreografía de la colombiana Annabelle López Ochoa.
Robitaille habló con EL TIEMPO sobre la presentación en Bogotá.
¿Por qué decide hacer una obra con la música de Rossini?
Porque cuando vimos la pieza original que Bigonzetti hizo con su grupo -la compañía Aterballetto- todos quedamos en shock y decidimos que teníamos que rehacerla con nuestros bailarines. Esta es la 'obra maestra' de la noche. Es un ballet de 65 minutos que es muy diferente a todas nuestras obras. Es algo muy sofisticado y refinado, que guarda la energía de los movimientos y el lenguaje de Bigonzetti. Además, es un muy buen contraste entre baile contemporáneo y música clásica.
¿Cómo conservan el humor característico de Rossini?
El secreto está en el refinamiento de la pieza. Bigonzetti tiene una gran habilidad para imprimirle humor a su ballet. Es muy sutil, pero funciona, porque no es un gran chiste que puedes intuir que está por llegar, es algo mucho más sofisticado... Otra cosa es que una de nuestras políticas es llevarle emociones al público, y esta pieza tiene una gran variedad de sentimientos y también es estéticamente muy llamativa. En 'Zero In On', utiliza música de Philip Glass.
¿Cómo fue este trabajo?
No fue tan difícil trabajar con esta música, pero este dueto es no es fácil de ejecutar. La música es un gran soporte, el trabajo de Glass es muy enigmático y repetitivo, y el coreógrafo, Cayetano Soto, logra que con los movimientos de los bailarines se construya algo que resulta abstracto.