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Andrew Loog Oldham, el hombre detrás de los Rolling Stones

Fue quien descubrió al legendario grupo. Ahora lanza un libro sobre las estrellas de rock en los 60.

CARLOS SOLANO
"¿Sabes cuál es la peor posición en la que podrías haber estado en el 2011? Ser Gwyneth Paltrow, el día que Chris Martin (de Coldplay) llegó a casa con su guitarra y dijo: "Cariño ¿quieres oír la nueva canción que he escrito? Si fuera ella, me habría divorciado", sentencia Andrew Loog Oldham, con un inmenso pocillo de té en la mano. Lo rodean cientos de libros, DVDs y cintas en VHS que parecen contar la historia entera de los años 60 y sus secretos forjados en ácido, apilados en el apartamento en Bogotá en el que se refugió hace más de 20 años.
"Ya no es 1968... ahora tengo 68", dice el primer mánager de los Rolling Stones. Los descubrió en una sala oscura del pequeño Station Hotel, en Richmond (Inglaterra), un domingo de abril de 1963, forzado por un amigo periodista que lo instó a verlos. "Ese día dije 'Hola' al resto de mi vida", cuenta en su libro 'Rolling Stoned', que desnuda todo el fulgor de esos años irrepetibles, y que es una de las novedades de la próxima Feria Internacional del Libro de Bogotá.
Poco amigo de hablar con los medios durante todos estos años, el 'hombre blanco' (como él se refiere a ese personaje que ha movido los hilos de la música) detrás de los primeros años de las piedras rodantes y, al venir a Suramérica, de Ratones Paranóicos y de algunos proyectos de Charly García, finalmente habló de la historia sorprendente del grupo que cumple 50 años de existencia.
¿Por qué contar esta historia ahora? Antes no le gustaba hablar de ello.
Antes no me interesaba hacerlo, no quería vomitar toda esa energía. Ahora hace parte de mi trabajo.
(Tras la insistencia de varios editores), llegué a un punto en el que pensé que si haría un libro, sería con el modelo de un libro de 1982, Edie, sobre Edie Sedwick (actriz, del círculo de Andy Warhol), que escribió Jean Stein y editó George Plimpton. Edie ya estaba muerta cuando se editó, así que se inspiró en conversaciones con toda la gente que la conocía. El primero ('Stoned') que salió en el 2000, fue así, participaron diferentes personas. Eso me mantendría entretenido. Así fue como me metí en esto (...) Estos dos libros básicamente fueron puestos juntos, los invitados salieron, y actualicé todo, 10 años después.
Dicen que usted creó la imagen de chicos malos de los Rolling Stones, usted responde que sacó lo peor de ellos...
Lo pondré de otra forma: Les dije quiénes eran y ellos se convirtieron en eso. Es sencillo. En nuestro mundo, incluso antes de los Beatles y los Stones, una persona joven que decide que algo le gusta , le intenta explicar este gusto a sus padres y amigos. Si llegas a casa dices 'me gustan los Beatles', eso dice algo; si dices que te gustan los Rolling Stones. Pero no es algo nuevo, es lo mismo que pasó con Elvis Presley. Si te gusta, está bien, cuando se unió al Ejército, se volvió algo aceptado. Pero si decías que te gustaba Little Richard, Gene Vincent, Eddie Cochram, significa algo más. Si te gustaba James Dean, podría ser un problema. Siempre ha sido una cuestión de opuestos.
Es menos ahora, por la forma en que la industria del entretenimiento se ha convertido, ya no importa tanto. Érase una vez en la que, si algún artista llenaba el Royal Albert Hall, o un teatro acá, incluso si no ibas o no te gustaba la música, probablemente habrás oído algo de él. Pero ahora es completamente diferente. Un artista viene y llena un teatro y probablemente no te enteres.
Pintaban a los Beatles como los buenos y a los Rolling Stones como los malos. ¿Entonces todo fue una creación de los mánager?
Brian Epstein (mánager de los Beates) era un caballero; yo no. Pero si en ese momento pusieras a los Beatles en una pelea física con los Rolling Stones, ellos ganarían. Tienes que recordar: antes de noviembre de 1962, los Beatles habían tocado ya la mitad de los conciertos que tocarían toda su vida. Si tocaron 1.000 espectáculos, 500 ya los habían hecho antes de esa fecha. Los Rolling Stones habrían dado 100 u 80 antes de que los conociera.
Epstein era un hombre increíble: si él no hubiera hecho un contrato con los Beatles, yo no estaría acá. Nadie los quería antes. Su discográfica EMI tenía un montón de sellos, y el que los firmó ¡era uno dedicado a la comedia! Parlophone no tenía éxito con discos de pop, sino con espectáculos raros de comedia, como el de Peter Sellers (...). Epstein sabía las reglas de juego para llevar a los Beatles a la televisión, y decidió que debían llevar uniformes. Así fue como lo bueno apareció.
El primer momento en el que supe que íbamos a operar en una esquina diferente del cuadrilátero fue cuando le pedí a un gran amigo fotógrafo que conocía del mundo de la moda que les tomara unas fotos a los Rolling Stones, y él llevó a otros colegas. Hicimos una sesión por la mañana, y no lucían uniformes, nadie lo había pensado, sí tenían para televisión, pero no en ese momento; uno de los fotógrafos le susurró a otro: "Dios, son sucios".
Alguien que no nació en esa época no puede tener idea de la diferencia que había entre noviembre de 1962 y abril de 1963: Los Beatles en el show de Ed Sullivan cambiaron el mundo (...). Para que hubiera habido un contrato con los Rolling Stones, debía haber Beatles primero.
Entre 1964 y 1966, cada país tenía sus Beatles y Rolling Stones. Ustedes tenían a los Flippers y los Speakers.
¿Cómo veía a Brian Jones (fundador de la banda, que falleció en 1969)?
Si un gato tiene nueve vidas, cometieron un error y lo mandaron a él para una número 10. En una muy corta vida, hizo una música jodidamente grandiosa. Los Rolling Stones fueron su idea, no debemos olvidarnos de eso. Pero tenía una vida muy perturbada, una personalidad doble: en una era un purista del blues y en la otra estaban el pop, el sexo, las chicas. Había un conflicto. Fue a ver a los Beatles en el Albert Hall en el 63. Y eso cambió su vida, porque quería tener como fuera ese poder pop. No podía escribir como Mick y Keith. La gente suele decir 'oh, la maldición de los 27, toda esta gente que murió, Janis, Jim, Kurt'. Hay una explicación simple, se llama 'el retorno de Saturno'.
Es una explicación lógica de por qué toda esta gente no lo logró. Si miras el segundo ciclo del retorno de Saturno, encontrarás a George Harrison y Steve Jobs. Básicamente, estás con gente a la que no le queda suficiente fuerza para ir al siguiente capítulo. El cuerpo se quema y Brian Jones había quemado todo lo que le quedaba. Las drogas y el alcohol... Hay un momento horriblemente maravilloso en el que funciona la colisión del talento propio de un artista y el consumo de drogas.
¿Es un momento corto, instantáneo?
Para algunos puede seguir y seguir, ¡mira a Keith! (...) Pero esta gente está viviendo en tiempo prestado. Están alcanzando las notas y las emociones, pero el costo es jodidamente alto. Por ejemplo, The Who, en el concierto de Isle of Wight, 1971. ¡Es jodida magia, hombre! ¿Y sabes cuál era la receta? Mandrax, 'Sider'...
Hemos esperado a los Rolling Stones todas estas décadas, con cada anuncio de esas inmensas giras que alteran todos los calendarios. ¿Era posible imaginar que algo así pasaría? ¿Cómo pensaba un mánager de una banda en ese entonces?
No es lógico porque si piensas en el momento, abril de 1963, los Beatles eran los que ponían las reglas. En ese momento, alguien que se metía en el mundo del entretenimiento en Inglaterra solo podía trabajar en Inglaterra. Nada de eso había cambiado hasta febrero de 1964 cuando los Beatles fueron a América. Porque antes de eso, los únicos discos ingleses que eran exitosos en América eran el de un freak, Jackie Dennis, un enano de 15 años que cantaba 'La Dee Dah'; un caballero con un clarinete y un sombrerito, Aka Bilk, o Lonnie Donegan, que era un 'skiffle' -un músico folk con instrumentos caseros- (en los años 50, Mick Jagger fue miembro de The Barber-Coyler Skyffle Band, y John Lennon, de The Quarrymen, bandas de skiffle). La música pop (en el concepto 'popular') de antes del skiffle era... -Andrew hace el gesto de intentar vomitar-. El skiffle era para la gente blanca.
Cuando fui a ver a los Rolling Stones, a menos que estuviera alucinando, el mundo era de la forma en que el mundo es. Solo hay ciertas posibilidades en la vida, y la principal en el negocio de la música es que tienes ver cómo te las arreglas para evadir un trabajo regular. En ese momento, abril de 1963, en esos primeros tres meses de ese año, hacía relaciones públicas, manejé sencillos de los Beatles, y también representé la primera gira en Inglaterra, de 10 días, de Bob Dylan, además de Sam Cooke y Little Richard.
Era realmente feliz y no necesitaba convertirme en un jodido mánager. Estaba en el negocio del espectáculo, no tenía responsabilidades.
Un periodista al que le daba información me dijo que iba a ir a ver esta banda, los Rolling Stones. Me dijo "uno de nuestros escritores jóvenes, Norman Joplin, le vamos a dejar escribir sobre ellos aunque aún no tengan disco". Le dije 'ok'. No supe si quería ser amable conmigo o deshacerse de mi. Me dijo que sería un domingo, pensé "debes estar jodiendo conmigo", es el día de descanso, almuerzo con tu madre, ver televisión, verte con tu novia. Pero tenía que ir porque, si no, la próxima semana me vería con ese periodista en un bar y me preguntaría si vi esta banda. Si le digo que no, sería rudo. Fue esa la razón para ir a verlos.
No estaba buscando hacerme un mánager. Fui solo y esta ola se vino sobre mi y supe que todo lo que había pasado en mi vida antes me había preparado para este momento y para lo que vendría. Estos momentos son maravillosos pero te dejan vulnerable.
Cuando trabajaba con los Beatles, en febrero de 1963, estaba haciendo la publicidad para su gira y ellos tenían solo un sencillo afuera ('Please Please Me'). Otros artistas, los americanos, estaban encima en la lista. Cuando la gira comenzó, los Beatles anunciaron su primer número 1 y la gente empezó a abuchear a los americanos y a pedir más a los Beatles. Así nació el fenómeno de los Beatles. Fue la primera vez que vi a fanáticos ingleses atacar el backstage violentamente, romper ventanas.
Tengo recuerdos borrosos, como de fotos polaroid, de los Rolling Stones rompiendo ventanas. Por alguna extraña razón, y todo esto es antes de las drogas, en lugar de oír el sonido de este pequeño pueblo. estaba oyendo el sonido del mundo entero. Fue como una alusinación. Estas olas, si tienes 10 en la vida tienes mucha suerte.
¿Vio a Mick Jagger en los Grammy? (la ceremonia del 2011)
No me gustan los premios. Y no me gustó esa presentación, pero fue mucho peor Mick Jagger en la Casa Blanca, con Jeff Beck, para el Presidente Obama, hace mes y medio... Empecemos con un piropo: tiene mucha más jodida energía que Justin Bieber y Kanye West y todos esos personajes juntos. Ellos estaban sin aliento, y en eso él es inmaculado. Pero, incluso cuando lo dejé en el 67, hay una parte de mi que sigue jugando el papel de mánager. Es natural.
Y cuando escuché que haría lo de la Casa Blanca, todo eso blues, pensé 'qué buena oportunidad', que se lo tome con calma, que les muestre el cantante que es y lo bien que toca la armónica, que respire.
Pero no, salió con toda esa basura, a tal punto que hasta Jeff Beck se veía avergonzado. Keith hizo hace poco un acto benéfico con Eric Clapton en el Apollo, y salió sin guitarra, a tomar el micrófono y cantar, como si fuera Dean Martin, y lo hizo relajado y fue genial.
En mi mundo ideal, en una gira de los Rolling Stones sería genial que agregaran a Bill Wyman y a Mick Taylor. Wyman tiene un problema para volar. Bueno, pónganlo en un barco y en un tren o de una ciudad a otra en bus, no importa. Deberían quedarse en una ciudad durante 10 días y hacer un álbum; ir a la siguiente ciudad y hacer otro álbum.
Hace poco un reconocido mánager colombiano, cuya relación con la principal figura pop del país terminó abruptamente, admitía en una entrevista que lo suyo era el negocio de la música, pero que la música en sí no le gustaba...
Es el mánager perfecto hoy. La gran diferencia entre entonces y hoy es que Epstein, Albert Grossman (mánager de Bob Dylan) y yo pudimos hacer un montón de cosas maquiavélicas. Todo lo que teníamos que hacer era firmar, estar en el mismo cuarto y decirles qué tan buenos eran. Eso no funciona ahora. Desde 1982, con la explosión de MTV y las comunicaciones, tenemos un mundo en el que la demanda tecnológica y emocional de la audiencia se centra en que el artista se explique por sí mismo. En los 60, nosotros hacíamos eso por ellos. (...) No hay manera de competir hoy en un mundo en el que cualquier persona en su cuarto piensa que es tan importante como Madonna.
Y esto es ley: si tienes un mánager que estuvo contigo en el comienzo y te construyó o te ayuda a construirte tú mismo, cuando te vuelvas famoso, tienes que deshacerte de él, porque no necesitas a alguien a tu lado que te recuerde que no fuiste capaz de hacerlo solo. Una verdadera estrella es un asesino. No lo critico. Es la realidad. Tienes que levantarte, ir al baño, mirarte al espejo y decir 'hey, soy yo, hombre, y soy jodidamente genial'. No hay nada malo en ello, es lo que es... En el momento en el que el artista alcanza ese punto en su carrera, no necesita un mánager creativo, sino un contador.
En la Feria del Libro
Rolling Stoned
Este libro es el resultado de la unión de dos libros publicados solo en inglés: 'Stoned' y '2Stoned', pero se actualiza con las historias del trabajo de Oldham en Argentina y en Colombia. Random House Mondadori.
431 páginas.
Carlos Solano
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