Acaba de fallecer en Madrid Manuel Fraga Iribarne, uno de los más notables y duraderos políticos españoles. Tanto tiempo llevaba vinculado a actividades públicas -más de seis decenios- y atravesó con tanta solidez las épocas de la dictadura, la transición y la democracia, que muchos se sorprendieron al saber que había muerto "apenas" de 89 años.
Fraga fue un personaje complejo y poliédrico, que supo acomodarse a circunstancias tan opuestas como el franquismo de mediados del siglo XX y la España abierta y pluralista de comienzos del siglo XXI, y en todas fue punto de referencia. En la época de Franco marcó una tendencia liberal, desmontó la censura previa y, como ministro de Fomento y Turismo, auspició la recepción masiva de visitantes extranjeros que, al buscar el sol y la playa, aportaron ingresos y ayudaron, sin saberlo, a cambiar las costumbres del país y a abrir ventanas.
Más tarde, cuando la transición planteó un nuevo país, Fraga fundó un partido de derecha que es, con algunos cambios de nombre, el Partido Popular que gobierna a España desde hace pocas semanas. Curiosamente, la agrupación perdió todas las elecciones cuando estuvo Fraga a la cabeza y solo empezó a ganar una vez que dejó el cargo a José María Aznar.
Tras sus descalabros en la política nacional, Fraga se trasladó a su tierra, Galicia, donde fue presidente autonómico de 1989 al 2005 y estableció puentes con la emigración gallega en todo el mundo. Uno de los descendientes de gallegos que visitó fue Fidel Castro Ruz, en La Habana.
Muchos no le perdonaron nunca su condición de supérstite de la dictadura y lo tacharon de "dinosaurio". Pero no son pocos los adversarios suyos que le demostraron aprecio y respeto. Felipe González, líder histórico del Partido Socialista, lo consideraba un estadista; el comunista Santiago Carrillo, que lo combatió en tiempos de Franco, se reunía frecuentemente con él. Y cuando Fraga regresó al Senado en el 2005, luego de perder el poder en Galicia, José Luis Rodríguez Zapatero tuvo el gesto de acercarse a saludarlo con especial deferencia.
Pese a estos reconocimientos y a su temple como líder, Fraga fue visto hasta el final por un amplio sector de los españoles como una fracción superviviente de un pasado deplorable.