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Vida de niño de 12 años, depende de un corazón

Juan José Acebedo Bermúdez, de 12 años, necesita un corazón para prolongar su vida.

Foto:Jaime Moreno

Juan José Acebedo requiere con urgencia de un trasplante. Está hospitalizado en la FCV en Santander.

Liseth Carolina Rincón
La vida de Juan José Acebedo Bermúdez, de 12 años, depende de la vida de otra persona casi de su misma edad. Este joven antioqueño tiene una miocardiopatía hipertrófica (corazón débil y demasiado dilatado) y actualmente sobrevive gracias a una máquina que reemplaza el trabajo del órgano, pero para recuperarse requiere con urgencia de un trasplante.
Aunque Juan José nació con esta deficiencia cardíaca, al parecer genética, logró superar su primer año de vida. Tenía controles cada tres meses, luego cada seis y los últimos dos años cada 12 meses porque evolucionaba muy bien, pero en octubre del 2016 el corazón empezó a fallar a un ritmo tal que en enero de 2017 fue a su control y lo hospitalizaron.
El órgano llegó al punto en que ya no podía trabajar por sí mismo, y como en Medellín no se tiene la máquina que lo ayuda a funcionar, fue remitido a la Fundación Cardiovascular de Colombia (FCV) en Floridablanca, donde permanece desde hace dos meses en las manos de unos de los mejores cardiólogos de América Latina.
Liliana Bermúdez, madre de Juan José, recuerda que su único hijo biológico, aquel que llegó al matrimonio Acebedo Bermúdez tras un largo proceso para ser concebido, empezó a fatigarse en octubre y luego llegaron el dolor de estómago y vómito que encendieron las alarmas.
Tras llegar a la FCV los médicos consideraron instalarle a Juan José un HeartMate (corazón artificial), pero hace 15 días sufrió un sangrado cerebral que afectó aún más su condición y éste fue descartado porque “se corre un riesgo muy alto y lo mejor es un trasplante”, explicó el jefe de Cardiología Pediátrica de la FCV, médico Javier Castro.

Requerimos un corazón un poquito más grande que nos daría la ventaja de que sería más fuerte y resistente

El especialista agregó que el paciente está en lista de espera desde Semana Santa y se necesita un donante con compatibilidad de grupo sanguíneo y proporcionalidad en tamaño. “Debe ser de una edad similar y requerimos un corazón un poquito más grande que nos daría la ventaja de que sería más fuerte y resistente”.
La vida de este joven amante del fútbol e hincha furibundo del Atlético Nacional, y la de su familia, cambió por completo desde hace dos meses. Su madre, abuela y hermana se trasladaron por completo a Bucaramanga para acompañarlo, mientras que su padre viaja entre Santander y Antioquia por su trabajo.
“Se deprime y no quiere estar en Bucaramanga. Pide el trasplante para volver al colegio, jugar fútbol, ir al mar, pero acá no hay cultura de donación y uno no sabe lo vital que eso es hasta cuando se está en esta situación”, apuntó Liliana. Ella espera con fe aquel sacrificio, el de que una familia se desprenda de su ser querido con muerte cerebral, para que ese soplo de vida se lo regale a su pequeño.


La donación va en aumento, pero sigue siendo muy baja

El médico Javier Castro dijo que aunque existe sensibilización frente al tema de donación de órganos y poco a poco aumenta, hay más de 3.000 personas en el país esperando uno.
“La donación es un acto de amor, de bondad, es algo que debe nacer sin necesidad de obligar. Es como una inversión, hoy es por mí y mañana puede ser por usted, porque sin distingo de cargo, raza o religión, nadie está exento de necesitar un trasplante”, dijo el especialista.
El órgano para Juan José puede llegar desde cualquier parte del país, pero sería mejor si es de Bucaramanga porque el tiempo desde la extracción del donante hasta que se pone en el paciente es menor y eso es un beneficio.
Luis A. Cárdenas Mateus
Redacción ADN Bucaramanga

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