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Lucía, la monja revolucionaria

La autobiografía de Sor Lucía Caram, quien defiende uso de preservativos, causa revuelo en España.

Zulma Sierra
La monja argentina sor Lucía Caram no cree en el infierno, desconfía de todos los “ismos” (incluido el “cristianismo”) y está a favor del preservativo. Sus opiniones siempre han causado revuelo en la Iglesia de España, donde hace parte de la orden de las Dominicas Contemplativas de Manresa (Cataluña), a donde llegó hace 19 años. Pero sus recientes apariciones en la televisión española, las entrevistas que lse ha concedido a los principales diarios de Barcelona y la publicación de Mi claustro es el mundo, una autobiografía en la que explica sus polémicas posiciones, le han merecido fans y contradictores y la han convertido en uno de los fenómenos mediáticos de España.
¿Por qué se animó a escribir un libro tan controvertido?
Porque no me imaginaba que pudiera ser polémico. Escribo con libertad lo que pienso y al poner en voz alta tantos temas, terminó siendo una confesión. Es un libro abierto a los que quieran conocerme y el que no esté de acuerdo con lo que pienso, pues que no lo lea. Me hice el propósito de no atacar a nadie ni defenderme de nadie.
¿Cómo comenzó a implicarse en las problemáticas sociales?
En la vida contemplativa te llegan las noticias de lo que vive la gente y tienes dos opciones: cerrar los oídos y dedicarte a pedir a Dios o implicarte. Yo entiendo que mi claustro es el mundo, porque en el mundo resuena la voz de Dios. A finales del 2002, con el corralito en Argentina, fui a visitar a mi familia a Tucumán y me encontré con una realidad tremenda. Comencé a pedir ayudas y finalmente creamos la Fundación SOS Tucumán para los niños más pobres de la región. Esto reactivó toda mi vocación y mi sentido de solidaridad.
¿Y luego trasladó esa vocación a Manresa?
Sí, porque a finales del 2008 comenzamos a ver la crisis económica. Cada mañana venían a pedir comida las familias que dormían en sus coches, enfrente del convento, porque no podían seguir pagando sus casas.
¿Para ser voluntario en sus proyectos hay que ser católico?
No. No sé ni me importa si nuestros voluntarios van a misa. No creo en una vida espiritual descarnada.
¿La solidaridad es el valor máximo?
La solidaridad entendida como compromiso con la justicia, que se basa en la fraternidad.
¿Le da miedo que la echen de la Iglesia?
No me pueden echar de mí misma. En el silencio y en la experiencia de Dios hay cosas que no te las pueden quitar. Jesús dijo que hay que obedecer primero a Dios y luego a los hombres y en este sentido estoy tranquila. Podrán censurarte, condenarte, mandarte a callar, pero no podrán quitarte la pasión que llevas en tu corazón.
¿El hecho de ser mujer influye en el rechazo que pueda generar?
A la mujer le pasa lo mismo en la Iglesia que en cualquier otro ámbito de la sociedad, porque hay un machismo y un sistema patriarcal imperantes. Lo que pasa es que es más escandaloso que una mujer hable con libertad dentro de la Iglesia.
¿Y por qué no se va de la Iglesia?
¿Por qué? La Iglesia es un sitio plural en el que tenemos que entrar todos. Lo importante es que seamos capaces de respetarnos. Para mí la Iglesia es mucho más que la administración vaticana. Para mí el único poder que vale es el del servicio.
¿Se siente identificada con el adjetivo ‘revolucionaria’?
Vivo con tanta naturalidad lo que hago que si lo normal es ser radical en las opciones y eso significa ser revolucionaria, pues lo seré. Yo creo que la gran revolución tiene que ser una tarea de todos: la lucha por la justicia y la paz, sin paliativos. Muchos me critican porque me acerco a los ricos, pero ¿a quién más le vas a pedir dinero? ¡A los que tienen!
¿Se fija en el origen del dinero con el que financia sus proyectos?
¡Claro! Ya han venido empresas dedicadas a comprar oro a ofrecerme su ayuda y la he rechazado porque sé que muchas hacen trampa con las balanzas y engañan a la gente. No puedo entrar en el sistema explotador. Por eso, jamás recibiría dinero de Amancio Ortega (el fundador de Zara y del grupo textil Inditex). Él esclaviza a sus trabajadores.
¿Se siente inclinada hacia el socialismo?
Para mí todos los ‘ismos’ son peligrosos, incluido el cristianismo. Cuando fanatizamos y hacemos una ideología, somos peligrosos. Jesús no vino a inaugurar una nueva religión, él vino a instaurar un nuevo orden.
¿Y qué diría Jesús sobre los anticonceptivos, sobre el aborto?
Jesús estaba a favor de la vida siempre. Hace unos días me decía un obispo amigo: estoy tan en contra del aborto, que estoy radicalmente a favor de los anticonceptivos. Estoy de acuerdo. Para que haya una paternidad responsable es necesario el uso del preservativo. Creo que es un signo de madurez de la pareja. En cuanto al aborto, nunca podemos condenar a una mujer que se encuentra en esta situación. Estoy siempre a favor de la vida, pero si una mujer se encuentra en esta situación la ayudaré y la acompañaré. Hay que respetar todas las decisiones de las personas, incluso cuando se equivocan.
Esto contradice lo dicho por Benedicto XVI…
No estoy en contra de nadie. Creo que la realidad no es en blanco y negro, que hay que sintonizarla con la situación particular de cada persona. No me centro en lo que diga la Iglesia desde el Vaticano, sino en lo que diga el Evangelio.
¿Es cierto que no cree en el infierno?
Es cierto. El infierno no existe y si me dicen que como dogma de fe existe, creo que no hay nadie que vaya hasta allá. Dios nos ha creado para la vida y para la felicidad y no permitiría ver frustrado su gran proyecto.
‘Mi claustro es el mundo’
En este libro, sor Lucía Caram narra desde sus conflictos ideológicos con una madre adscrita al Opus Dei hasta los inicios de su labor social. Ha publicado ‘El evangelio en crucigramas’ y ‘Los pasatiempos con el Evangelio’.
Su labor social
 El Grupo de Diálogo Interreligioso, fundado por sor Lucía hace 18 años con el propósito de asistir a los pobres de Manresa (Cataluña), ha llegado a atender 45 familias diarias. También creó una plataforma de colaboración ciudadana llamada Fundación Banco de Alimentos, que atiende a 950 familias.
Zulma Sierra
Para EL TIEMPO
Barcelona.

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