Archivo

De la muerte digna

Hernán Urbina Joiro
¿Qué es "morir con dignidad"? ¿Agonizar enmudecido por la parafernalia tecnológica? ¿Ser ejecutado como un animal abandonado o un criminal? Por supuesto, se alude a los enfermos sin esperanzas de recuperación, y en este caso "morir con dignidad" sería irse aliviado de sufrimientos, más reconciliado consigo mismo, con los demás y el entorno. Esto ya se ofrecía en muchos países a través de los cuidados paliativos, y una ley que acaba de aprobar el Congreso lo ofrece en Colombia.
Frente a una enfermedad terminal o una situación médica grave no reversible es suficiente dejar por escrito que no se desea tratamiento alguno -que se deja obrar la "eutanasia pasiva"-: pedir esperar un poco para morir -en condiciones dignas-, como se esperó un poco para nacer. Pero si alguien cae repentinamente en esa situación y no expresó su voluntad, esta ley permitirá llenar ese vacío, debidamente, a los familiares más cercanos.
El médico tiene obligación moral de ayudar a tratar el sufrir de estos enfermos hasta que partan definitivamente y enfrentar el caso inverso de quien pide que le aligeren la muerte, lo que no tiene que resultar en un asesinato. Dejar morir es bastante. Matar es una barbaridad. La nueva ley de cuidados paliativos prohíbe los excesos terapéuticos, el asesinato de los pacientes y facilita el uso de medicamentos y terapias para el alivio físico como emocional, incluso de la familia del enfermo.
Lo que no contempla esta ley es que los cuidados paliativos debería ser una destreza enseñada desde la formación universitaria de quien puede sanar pero que puede enfrentar su límite, lo que además humanizaría en grado diverso a un sector endurecido por el actual sistema médico-financiero. La ley de cuidados paliativos prohíbe adelantar o retardar la muerte de estos enfermos y eso se debe inculcar con la misma franqueza con que se enseña a curar.
Tampoco contempla esta ley que un trabajador pueda irse a atender en casa a su pariente en estado terminal, bajo cierta licencia compensada, con apoyo de una unidad de cuidados paliativos, lo que en mucho aliviaría el sufrimiento de estos enfermos y bajaría los costos hospitalarios por este tipo de atención. Ojalá esto se implemente en la ejecución de esta ley que ofrece nuevas oportunidades de mejorar el sufrimiento de quienes hay que acompañar en la profunda y solitaria experiencia de morir.
HERNÁN URBINA JOIRO
Secretario de la Academia de Medicina de Cartagena y escritor.

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

¡Notamos que te gusta estar bien informado!

¡Notamos que te gusta

estar bien informado!

Para continuar leyendo, si ya eres suscriptor: