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Cóndores sí podrían criarse todos los días

Zoológicos del país inician un plan de reproducción en cautiverio de nuestra ave insignia.

Mucho se habla de lo poco que ha hecho el país para preservar el cóndor, el emblema de nuestro Escudo nacional, de su extinción inminente. Muchos, incluso, estiman que su presencia en el Escudo es discutible y hasta innecesaria, porque son contados los ejemplares que subsisten en vida silvestre.
En el campo, en la montaña o en el páramo, los campesinos cuentan que ver uno, en pleno vuelo, dejó de ser algo cotidiano para transformarse en un golpe de suerte. Por eso se ha vuelto costumbre decir en Colombia que “el cóndor pasa”, pues no hay certeza de su retorno.
Pero es relativa incluso su tragedia como especie, porque aunque sí vive sus peores años, un nuevo esfuerzo intenta evitar su desaparición definitiva.
Acaba de consolidarse un plan que busca criarlos masivamente en cautiverio, para luego liberarlos en su hábitat. Este programa es liderado por la Asociación Colombiana de Parques Zoológicos y Acuarios (Acopazoa), que también trabaja por otras dos especies en problemas: el tití gris y el paujil pico azul.
La idea con este esfuerzo es reforzar y darle vuelo definitivo al Programa Nacional de Conservación del Cóndor, que surgió en 1989, cuando el extinto Inderena hizo un acuerdo con la Sociedad Zoológica de San Diego (EE. UU.) para la repoblación de la especie en algunos páramos y laderas montañosas de los Andes colombianos, una iniciativa que fue reforzada por el Gobierno en el 2006.
Sin embargo, el programa no ha logrado resultados que permitan tener un futuro sin percances para la especie. “En ocasiones, y a la hora de la conservación, hemos dado ‘palos de ciego’; se han hecho liberaciones improvisadas, aún no sabemos con certeza cuántos animales hay, cuántos han sobrevivido”, dice Orlando Feliciano, el colombiano que más ha estudiado el cóndor nacional y quien trabaja con la fundación Bioandina y Parques Nacionales.
Y es que según datos del Ministerio de Medio Ambiente, la población del cóndor andino en Colombia no pasa de 180 ejemplares, que se restringen a unas pocas localidades montañosas aisladas.
La mayor cantidad está en la Sierra Nevada de Santa Marta, la Serranía del Perijá, el Macizo de Santurbán y la Sierra Nevada del Cocuy. Y por liberaciones que han sido emprendidas por corporaciones autónomas regionales, se estima que otros pocos cóndores sobrevuelan en los parques nacionales Los Nevados y Chingaza, en el páramo de Siscunsí y en las zonas de los resguardos indígenas de Puracé y Chiles, en Cauca y Nariño, respectivamente.
Desde que ese programa comenzó, todos los cóndores que han sido liberados han nacido en cautiverio. Algunos en el zoológico de Cali y la mayoría en el zoológico de San Diego (Estados Unidos). Sin embargo, la posibilidad de seguir contando con esos animales se agotó a corto plazo, por lo que el único camino que se abre ahora es traerlos del sur del continente y adoptarlos, cuidarlos y reproducirlos en el país.
Como en los zoológicos colombianos solo hay cinco cóndores, pero todos de mucha edad y con pocas posibilidades de reproducción, se tendrán que traer cóndores desde Chile, país que junto con Argentina han convertido al animal en una especie protegida y son los únicos del continente en condiciones de suministrar animales para cría.
La Cancillería confirmó que acaba de tramitar la solicitud oficial al Gobierno chileno para tener en Colombia, en los próximos días, tres parejas de cóndores, reproductivamente viables. Llegarán luego de que se cumpla el papeleo que exige la Convención sobre Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestre (Cites), que exige permisos de traslado e importación por tratarse de un ave en peligro crítico. Dos de las parejas serán ubicadas en el zoológico del Parque Jaime Duque y la restante, en el Aviario Nacional, instalado en la península de Barú, cerca de Cartagena. “Este es un esfuerzo que mostrará resultados a muy largo plazo, pero destaco dos cosas: por fin podremos trabajar con nuestros propios cóndores, con polluelos nacidos en el territorio. Y, además será un trabajo que podemos reproducir en la recuperación de otras especies en peligro”, agregó Feliciano.
El ave voladora más grande del mundo, símbolo de la cordillera de los Andes, desde Venezuela hasta Tierra del Fuego, tendrá de esta forma una nueva oportunidad de supervivencia para que se considere inmortal, tal cual como lo creían los incas. Un pensamiento que nunca ha estado arraigado entre las más recientes generaciones de suramericanos, que la han acabado al cazarla y dañar sus hábitats. El exterminio comenzó en la Colonia y se intensificó a mediados del siglo XX, cuando los campesinos le disparaban pensando que se comía el ganado; esto, a pesar de que nunca ha estado capacitada para matar animales vivos. Más recientemente se ha pensado erróneamente que las partes del cóndor tienen poderes terapéuticos.
Por ejemplo, muchos dicen que su carne es afrodisiaca, que sus huesos triturados alivian el reumatismo, que comer sus ojos o su estómago ayuda a curar el cáncer de seno o alivia los problemas de visión. Y en ciertas zonas ponen sus plumas debajo de las cobijas para evitar pesadillas. Todo eso se ha sumado a una característica del ave, que, en medio de este ambiente tortuoso, se ha convertido en otro de sus más fuertes obstáculos: es un animal monógamo (tiene una sola pareja durante toda su vida) y no es muy fértil. Se reproduce cada dos años, luego de una década de crecimiento, y pone un solo huevo que incuban ambos padres durante 58 días. Esa tasa de reproducción tan baja en medio de tantas amenazas hace que cualquier daño, por mínimo que sea, produzca secuelas irreparables. “Por eso, la única opción para seguir trabajando y no depender de la baja natalidad de las pocas aves que se encuentran en estado silvestre es a través de estrategias ex situ (fuera de los hábitats), que han tenido éxito en muchos países”, explicó Rafael Torres, director del parque Jaime Duque, situado en Tocancipá (Cundinamarca)
“Aunque la idea es que el año entrante recibamos más parejas, también de Chile o incluso de Argentina, que serán llevadas a otros zoológicos. Ya sabemos que contamos con el de Santacruz, ubicado en San Antonio del Tequendama (Cundinamarca), el de Piscilago (centro recreacional de Colsubsidio situado en Girardot, en Cundinamarca) y los de Pereira, Cali y Medellín”, dijo Carolina Falla, directora ejecutiva de Acopazoa.
La reproducción en cautiverio no es fácil, requiere paciencia y experimentación. Muchas veces los nidos deben simular el estado natural, por lo que se deben construir imitando un peñasco o una montaña rocosa. En el zoológico de Cali, incluso, el primer polluelo que se obtuvo en 1995 tuvo que ser incubado por una pareja de gallinazos. En otros momentos, los cóndores bebés deben ser criados con títeres que simulan ser sus padres para que no perciban la presencia de seres humanos, se acostumbren a ellos y corran a buscarlos cuando estén en libertad.
Se calcula que en tres años, un primer cóndor nacido a partir de esta crianza controlada, y hecha exclusivamente en Colombia, podría comenzar a repoblar las montañas andinas del país. Para que el cóndor ahora sí pase y retorne siempre a deslumbrarnos con su vuelo, sostenido en tres metros de alas extendidas.
Iba a salir del escudo
Zoológicos del país harán jornadas educativas
En 2008, la comisión segunda de la Cámara de Representantes quiso reemplazar al cóndor de los Andes por otra ave en el escudo nacional. Entre otras razones, los ‘padres de la patria’ argumentaron que no solo era una especie amenazada sino que además era carroñera.
La idea no tuvo éxito. Otros países que tienen al cóndor adornando sus escudos son Ecuador, Chile y también Bolivia.
El ave tiene su día nacional en Colombia el 7 de agosto.
Precisamente, desde hoy y durante los próximos dos fines de semana, el parque-zoológico Jaime Duque, en Tocancipá (Cundinamarca), hará jornadas culturales en torno a la especie, para resaltar su valor ambiental.
Todos los parques zoológicos del país se unirán a esta campaña, así no tengan ejemplares en cautiverio.
JAVIER SILVA HERRERA
REDACCIÓN VIDA DE HOY
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