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Sin Steve Jobs, Apple ha perdido su magia / Opinión

Hoy se cumplen cinco años de la muerte del polémico cofundador de la firma de la manzana.

ÉDGAR MEDINA
 Apple pasa sus días bajo las sombras de un prodigioso pasado donde revolucionó el mercado tecnológico en más de una ocasión, donde cada presentación era aguardada con ahínco, donde la innovación se convirtió en constante, en imperativo. 
En razón de sus épicas conquistas de antaño, los actuales esfuerzos de la compañía lucen insuficientes, acaso decepcionantes. La ausencia de Steve Jobs es palpable. Cabe recordar que, en 2007, cuando Jobs anunció el iPhone, cambió los paradigmas otrora regentes de la telefonía móvil. En 2010, rediseñó la tableta y configuró una nueva tendencia de consumo. Ad portas del nuevo siglo, redefinió el computador personal, antaño una mera herramienta sin encanto estético que, desde el lanzamiento del iMac, en 1998, se transformó en una pieza de obligada belleza. Y cómo pasar por alto al iPod, un aparato que cambió nuestra aproximación a la música. 
Pero la era de Steve Jobs, un hombre altanero y de rabiosa pasión, un líder devoto a la innovación, terminó el 5 de octubre de 2011. Hoy se cumplen cinco años de su prematura muerte. Con el deceso del genio, llegaron vaticinios apocalípticos para Apple. Para propios y extraños, Jobs era un artista sin cuyo pincel, la manzana no volvería a brillar como en sus años mozos. 
Tim Cook, el hombre que sucedió en el trono a Jobs, implantó una nueva cultura corporativa. Las reuniones internas de Apple cambiaron de cariz. La disciplina financiera se transformó en el foco de los debates empresariales. Cook es una personalidad fría, calculadora, cuya genialidad se expresa a través de estrategias de venta, de optimización de la logística y de dominio de la cadena de suministro.
El dominio de la cadena de suministros es uno de los factores subyacentes más relevantes en el éxito de Apple. La empresa compra más semiconductores que ninguna otra y mantiene una relación cercana, y benéfica, con más de 150 proveedores de componentes, de manufactura o de ensamblaje. Ello redunda en descuentos significativos que se traducen en un menor costo de fabricación de los productos de la firma (tales como el iPhone o el iPad). Los márgenes de ganancia de Apple no los obtiene ningún otra compañía del sector.
El manejo magistral del negocio ha reportado ganancias exorbitantes para Apple después de la muerte de Steve Jobs. Si hablamos de dinero, la compañía de la manzana se ha fortalecido. Bajo la batuta de Cook, Apple se convirtió en la empresa más valiosa del planeta. En la actualidad, su capitalización de mercado se valora en 612.000 millones de dólares. En su momento cumbre, en febrero de 2015, llegó a 775.000 millones. Ha batido récords. Este año reportaron los mejores resultados trimestrales de la historia de una corporación. Durante el periodo de octubre a diciembre de 2015, alcanzaron beneficios por 18.400 millones de dólares. 
Pero, desde 2012, con el lanzamiento del iPhone 5, Apple parece haber perdido hambre de innovación. Los productos siguen gozando de calidad, pero en términos de novedades, la manzana ha pasado de ser líder a seguir la estela de la competencia. A refinar lo establecido y no arriesgarse con nuevos conceptos. 
En palabras de Thimoty Chu, profesor de Stanford, Apple ha entrado en una etapa de madurez que la ha convertido en adversa al riesgo: "Deben proteger sus finanzas y garantizar que trimestre tras trimestre superan las expectativas de Wall Street. Se han hecho tan grandes que superarse a sí mismos se ha convertido en una tarea titánica. Ello ha derivado en un actitud conservadora". 
Apple, en efecto, parece haber privilegiado un modelo diseñado para sacar máximo provecho de los beneficios generados por sus principales líneas de producto, sin apostar por otras opciones. De ahí que los últimos lanzamientos hayan sido conservadores. El iPhone, su aparato estrella, ha gozado de mejoras menores en los últimos años, la mayoría inspiradas en sus rivales. Ya no se respiran aires revolucionarios en los lanzamientos, ya no hay un hombre furibundo, obsesionado con cambiar el mundo en sus pasillos. 
Se sienten aires de conformismo no solo en Apple, sino en el resto de la industria. Se extraña Jobs porque era una figura no solo visionaria sino arriesgada e inspiradora para su empresa y para su competencia. ¿En qué momento la firma que portaba la bandera de la innovación se convirtió en seguidora y dejó de ser líder?
ÉDGAR MEDINA
Redacción Tecnósfera
@EdgarMed en Twitter 
ÉDGAR MEDINA
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