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Las actuaciones de ultratumba gracias a la tecnología

Paul Walker, coprotagonista de la saga ‘Rápidos y Furiosos’.

Paul Walker, coprotagonista de la saga ‘Rápidos y Furiosos’.

Foto:Archivo particular

Uso del CGI para ‘revivir’ a actores ya fallecidos se está popularizando en televisión y cine.

El crítico de cine de ‘The Washington Post’ tiene razón: una de las mejores actuaciones en ‘Rogue One’ –la primera película autónoma de la serie conocida como ‘Star Wars Anthology’– corresponde a un actor que lleva muerto más de 20 años.
Pero aunque el retorno de Grand Moff Tarkin probablemente sea el uso más osado hasta ahora de la tecnología de CGI (siglas de Computer-Generated Imagery o imágenes generadas por computador) para traer de vuelta a actores que ya fallecieron, no es el primero, y es casi un hecho que no será el último.
El CGI tampoco es nuevo. Sus primeros pasos, animados en vectores y en blanco y negro, se remontan a la década de los 60.
Apropiadamente, su primer uso en la televisión, en 1974, fue en la reconstrucción digital de ‘El hombre nuclear’. Desde entonces, las ‘resurrecciones’ más famosas incluían la de Brandon Lee, quien murió durante el rodaje de ‘El cuervo’ y cuyo rostro fue digitalmente superpuesto al del doble que terminó de grabar sus escenas; la de Oliver Reed en ‘Gladiador’ y la de Paul Walker, el coprotagonista de la saga de ‘Rápidos y Furiosos’.
Cuando el director Gareth Edwards tomó la decisión de incluir en ‘Rogue One’ al personaje de Wilhuff Tarkin, el primer Grand Moff (Gobernador) del Imperio Galáctico, sabía que iba a ser controversial –por no hablar de increíblemente difícil traerlo de vuelta–. Peter Cushing, el actor británico que lo interpretó en el Episodio IV, murió en 1994.
Pero con la tecnología disponible, era cosa de poner a mucha gente a trabajar. La compañía contrató, tan discretamente como pudo, a un actor con características faciales similares a las de Cushing. Guy Henry estudió al actor y al personaje y procedió a representar al primero interpretando al segundo. La magia digital hizo el resto, en lo que voces de la industria describían como “una de las más complejas y costosas reconstrucciones digitales de la historia”, incluso antes de ver la cinta. El resultado es apropiadamente escalofriante: Tarkin retorna con su mirada siniestra, cargada de desprecio por las vidas que toma.
Los productores de ‘Rogue One’ se aseguraron de contar con el permiso de la familia del actor para recrearlo. Para ellos –lo han señalado en múltiples entrevistas– era vital que en una cinta que gira en torno a la historia de la primera Estrella de la Muerte regresara en su versión original el que fuera su único comandante. Se trataba, a la vez, de una decisión central de la historia que planeaban contar, y un homenaje a un querido actor de la trilogía original.
Pero –‘spoiler alert’–, el de Tarkin no es el único retorno memorable en ‘Rogue One’. En los minutos finales, las audiencias se vieron sorprendidas por el retorno de la Princesa Leia, en una escena que no solo devolvió al personaje (aunque con discutibles resultados) a los 19 años que tenía Carrie Fisher en 1976, sino que conecta con los minutos iniciales de la primera entrega de la saga de las galaxias. Por eso, numerosas voces en la industria se preguntan ¿hasta dónde es válido llegar?
Los personajes digitales se han abierto paso y hace mucho que dejaron de ser curiosidades. A nadie le gusta hablar de Jar Jar Binks, pero sin duda su presencia en ‘La Amenaza fantasma’ marcó un hito en la tecnología del CGI. Hoy esa misma tecnología hace posible que en nuestras pantallas vivan seres como Hulk, en ‘Los vengadores’, o César, en la nueva saga de ‘El planeta de los simios’. Claro, también hizo posible volver a meter –a las malas– a un Arnold Schwarzenegger más joven y rígido en las películas de ‘Terminator’.
Mucho más discutible es el hecho de resucitar actores. Si bien los casos de Cushing y Walker fueron recibidos como decisiones respetuosas para continuar el legado de los intérpretes, hay casos profundamente polémicos, como los de Fred Astaire, Audrey Hepburn o Marilyn Monroe, que en su momento han sido recreados digitalmente para ser usados en comerciales. La idea de que uno de estos días alguien anuncie una nueva película de Supermán protagonizada por Christopher Reeve o un remake de ‘Casablanca’ con Ingrid Bergman y George Clooney es, por decir lo menos, inquietante.
Por añadidura, está el aspecto legal. ¿A quién le pagan por la actuación de un actor recreado por CGI? ¿Quién debe salir en los créditos? Un actor cede a un estudio las imágenes capturadas en el proceso de rodaje. Pero cuando esas capturas crean modelos que pueden usarse de incontables maneras, ¿debería seguir siendo esta la norma?
El hoy fallecido Robin Williams alguna vez llevó a un abogado el tema de la protección de su voz, su rostro y su firma, en una medida que podría llegar a ser la norma. Todo esto sin resolver si Tarkin hubiera querido rodar otra película de ‘Star Wars’. Los dilemas éticos de la resurrección no tienen fin.

El uso del ‘lifting’ digital

Rejuvenecer personajes de series y películas es un uso que también parece estar ampliamente aceptado hoy en día en el cine y la televisión. Además de Carrie Fisher, actores como Anthony Hopkins (‘Westworld’), Michael Douglas (‘Ant-Man’) y Robert Downey Jr. (‘Captain America: Civil War’) se han quitado años o décadas mediante el ‘lifting’ digital. Un camino menos frecuente es el de envejecer digitalmente a los personajes.
En un ejemplo extremo, lo hicieron con Brad Pitt en ‘El curioso caso de Benjamin Button’, pero la mayoría de las producciones acude al maquillaje para este fin.
WILSON VEGA
Editor de Tecnósfera
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