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Cese bilateral del fuego, un asunto progresivo y complejo

Fin de bombardeos sería el paso final cuando todo indique que el cese es definitivo. Análisis.

Tal y como quedaron planteadas las cosas luego de que el presidente Juan Manuel Santos abrió la puerta a un cese bilateral y definitivo del fuego con las Farc antes de la firma del acuerdo de paz, que este cese ocurra en corto o largo tiempo dependerá del grupo guerrillero.
Y esta es una paradoja para las Farc, pues desde hace dos años, cuando comenzaron la negociación con el Gobierno, estaban pidiendo el cese bilateral. (Lea también: Estos son los pasos para llegar a un cese del fuego definitivo)
De hecho, el miércoles en la noche respondieron con inusual rapidez. Minutos antes de las 11 de la noche, solo cuatro horas después de que Santos anunció su intención de comenzar a discutir el tema, los representantes del grupo armado en los diálogos de La Habana dijeron que estaban listos para tratarlo.
Pero también pronto, a la mañana siguiente, el delegado del Gobierno para hablar ese día del tema, el general Óscar Naranjo, dijo que “una decisión de suspensión de los bombardeos no se ha dado” y que “en la medida en que este proceso tome madurez y avancemos de manera integral sobre los puntos de la agenda, en el marco de una lógica de desescalamiento, el Presidente tomará medidas”. (Lea también: Iglesia respalda cese bilateral, pero cuando se firme acuerdo final)
Esto quiere decir, ni más ni menos, que las acciones militares sobre las Farc solo disminuirán a la par que ellas avancen en temas cruciales del proceso de paz que están por resolverse.
Por ejemplo, en un modelo de verdad, justicia y reparación aceptable para las víctimas y en una propuesta viable sobre la manera como dejarían las armas.
Precisamente, el jefe de los negociadores del Gobierno, Humberto de la Calle, le dijo a EL TIEMPO que “las conversaciones están avanzando cada vez más, pero con los temas tan complejos que faltan no es sano creer que en poco tiempo se logrará un acuerdo. Hay que tener optimismo, pero bajar las expectativas frente a que esto sea un tema de días”. (¿Habría cese bilateral antes de firmar un acuerdo final?)
Lo primero
Incluso, antes del desescalamiento militar entre el Gobierno y las Farc, deberá ocurrir el desescalamiento de las acciones que afectan a la población civil.
Ya los negociadores de cada parte han hablado de que este último comenzaría por la entrega de información del grupo guerrillero sobre los campos minados y sobre los sitios donde están enterrados los restos de secuestrados muertos. Además, por la entrega de los menores que hoy día hacen parte de las tropas de las Farc.
El fin de los ataques a la infraestructura, que era otro de los puntos en la lista ya es un hecho, por lo menos por ahora, porque el grupo guerrillero está en cese unilateral e indefinido del fuego.
Como se trata de una negociación, por el lado del Gobierno el primer compromiso es arrancar con el fortalecimiento económico y operativo de la Unidad de Búsqueda de Desaparecidos, entre los cuales habría personas cercanas a los guerrilleros.
Herramienta de negociación
El hecho es que con todo esto el cese bilateral del fuego con las Farc quedó convertido en una herramienta de negociación del Gobierno para avanzar en la agenda y acelerar los tiempos del proceso de paz, uno de los cocos de los diálogos en La Habana.
Por eso, lo que tarde el cese bilateral dependerá, sustancialmente, de las Farc.
Y aunque esta era una vieja demanda del grupo guerrillero, por el ritmo con que suelen avanzar las Farc en las negociaciones podría pensarse desde ya que el cese bilateral no será de un solo golpe, sino progresivo.
Es decir, en la medida en que esta guerrilla dé un paso adelante en los puntos pendientes de la negociación y cumpla con lo establecido para mermar el sufrimiento de los civiles, el presidente Santos podría ir bajando la presión militar.
Aunque una posibilidad, para empezar, sería no hacer operaciones ofensivas en determinados sitios geográficos, las propuestas concretas sobre el desescalamiento militar progresivo son una nueva tarea para la subcomisión técnica del fin del conflicto, integrada por comandantes militares y jefes guerrilleros. Sin embargo, la última palabra sobre las recomendaciones que ellos hagan la tendrá la mesa de negociaciones.
Está previsto que el primer encuentro formal de esta subcomisión, creada inicialmente para evaluar modelos de concentración de tropas y dejación de armas, sea uno de los primeros hechos noticiosos del año en las negociaciones en La Habana.
“Lo que está claro es que no puede haber un cese bilateral del fuego tipo estatua (inamovible) porque las Fuerzas Armadas deben actuar en caso de que un guerrillero esté extorsionando o narcotraficando”, le dijo a este diario una persona cercana al proceso de paz.
El fin de los bombardeos, la estrategia militar más efectiva contra la guerrilla, sería uno de los pasos finales en el desescalamiento militar progresivo, y solo se daría cuando todo indique que el cese bilateral será definitivo.
En países como El Salvador, cuando se había avanzado suficientemente en la negociación, hubo pactos tácitos de no agresión entre las Fuerzas Militares y las tropas guerrilleras, precisamente para preservar el proceso de paz.
Mejor clima
Que el cese bilateral quede convertido en una herramienta de negociación del Gobierno no es una desventaja para las Farc, aunque a simple vista lo parezca.
La posibilidad de disminuir las acciones militares a la par que se avanza en los puntos de la agenda y se minimiza el impacto del conflicto sobre los civiles automáticamente produciría un mejor clima en la opinión pública para que acepte lo que hoy le parece inaceptable: que los jefes de las Farc no tengan como pena la cárcel y que participen de manera directa en política.
En esta misma lógica, se allanaría el camino para que el país apoye los acuerdos logrados en la mesa de negociaciones, sea cual sea el mecanismo de refrendación de los acuerdos que pacten los delegados del Gobierno y las Farc, otro de los puntos complejos que están pendientes con esta guerrilla.
Todo lo anterior se inscribe en la idea de terminar con la desconexión entre lo que ocurre en el campo de batalla y lo que pasa en la mesa de negociación, planteada por Santos tras destacar que las Farc han cumplido con la tregua unilateral.
Es, de hecho, lo que llevaría al cese bilateral del fuego y las hostilidades y, lo más importante, a que sea definitivo.
“Si la negociación es fructífera y se dan las condiciones para un cese bilateral con garantías, como la verificación, este puede ocurrir antes de la firma del acuerdo”, le dijo a EL TIEMPO otra persona cercana a la negociación.
Por supuesto, hay que hacer el cálculo sobre el riesgo al que queda expuesto el proceso de paz por el posible saboteo al cese bilateral del fuego progresivo de acciones militares de por parte de quienes definitivamente no quieren una negociación política con las Farc.
MARISOL GÓMEZ GIRALDO
Editora de EL TIEMPO
En Twitter: @MarisolGmezG
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