¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Archivo

La semana en que Colombia develó el rostro de la paz

Los acuerdos con esta guerrilla son irreversibles. Un reto para el próximo presidente del país.

Una Colombia escondida, inédita, ha emergido poco a poco desde las selvas más profundas del país durante la última semana.
Y uno a uno, en medio de la gigantesca marcha que los colombianos habrán de recordar como la última de las Farc como guerrilla, se han ido develando los rostros de las mujeres y los hombres que han hecho parte de la guerra contra el Estado durante medio siglo.
Esos campesinos, todavía en uniforme de combate, han recorrido desde el sábado 28 de enero cientos de kilómetros por el Putumayo, el Meta, Antioquia, La Guajira y 10 departamentos más, en busca de otra vida. Es lo que les ofrece el desarme en los 26 puntos que tienen como destino.
Las mujeres guerrilleras con bebés entre los brazos, y las embarazadas dentro de un ejército insurgente que nunca les dio esa posibilidad, son la prueba contundente de que la marcha tiene un profundo sentido de esperanza. Es la esperanza en la paz que los jefes guerrilleros firmaron con el presidente Juan Manuel Santos.
Esas mujeres, los jóvenes morenos y mestizos y los guerrilleros veteranos que caminan con sus ollas, sus perros, sus loros y otras mascotas traídas del monte serán, para la historia, la imagen de la paz con las Farc. Incluso, más que la foto del Presidente firmando el acuerdo definitivo de paz con Rodrigo Londoño, Timochenko, la mañana del 24 de noviembre en el teatro Colón de Bogotá.
Dejando las trincheras
En esta peregrinación campesina hacia el desarme se ha visto la verdadera dimensión de la negociación entre el Gobierno y las Farc en La Habana, pues el resultado de ese proceso de casi cuatro años había sido opacado por el debate político, tras la derrota del Sí a los acuerdos en el referendo del 2 de octubre.
Pero la travesía guerrillera de los últimos días dejó ver el peso de la paz. Son al menos 6. 200 combatientes —el 35 por ciento de ellos mujeres— los que dejaron sus trincheras históricas para cumplir con la dejación de las armas a cambio de un espacio en la vida política del país.
Este hecho convierte la paz con las Farc en algo irreversible. O, cuando menos, en algo extremadamente difícil de desconocer y cambiar para cualquiera que sea el próximo presidente de Colombia.
Mucho más cuando las imágenes de los guerrilleros de las Farc avanzando hacia los lugares donde harán la transición a la vida civil, a veces a pie, a veces en lanchas, a veces en camionetas, buses o planchones, le han dado la vuelta al mundo.
Nadie puede dudar ahora de que las Farc están cumpliendo su parte en los acuerdos de paz y de que están concretando su compromiso de cambiar las balas por los votos.
La participación de las Fuerzas Militares y la Policía en el operativo de traslado de las tropas guerrilleras a los 26 campamentos donde entregarán las armas a funcionarios de Naciones Unidas también evidencia la nueva etapa que vive el país.
Sin duda, tan contundente como la mudanza de los guerrilleros hacia los sitios de desarme ha sido el cordón de seguridad que 11.000 militares y 1.800 policías han hecho para garantizarles la seguridad.
Imágenes como la del general del Ejército Javier Flórez y otros militares saludando de mano a los guerrilleros en su paso por las 36 rutas que transitaron para llegar a los puntos de desarme quedarán también para la historia del cierre del conflicto con las Farc.
Las cartas quedaron echadas
La paz con la guerrilla que nació en 1964 con el campesino Manuel Marulanda Vélez, Tirofijo, hoy es un hecho. Los retos del posconflicto son enormes, pero nadie puede desconocer que la travesía de las Farc en la última semana patentiza el fin de la guerra.
Quedó clara la decisión de los jefes guerrilleros de avanzar hasta los puntos de concentración, a pesar de que en muchos de ellos no estaba lista la infraestructura prometida por el Gobierno para el asentamiento temporal (electricidad, agua potable, zonas comunes…) ni había llegado el material para comenzar a construir sus alojamientos.
El invierno y las grandes distancias que hay entre esas veredas y las cabeceras municipales contribuyeron a los retrasos, ha explicado el Gobierno.
Por eso, el desplazamiento a los lugares de desarme, que debía ocurrir desde el 6 de diciembre según el cronograma original, comenzó a darse apenas el sábado 28 de enero. Es decir, con 52 días de retraso.
Pero las propias Farc han dicho que, pese a los tropiezos, nada alterará el plazo para el desarme, que debe culminar el 31 de mayo, cuando habrán transcurrido 180 días de la entrada en vigencia de los acuerdos de paz.
Para esa fecha, funcionarios de la Organización de Naciones Unidas (ONU) deberán haber retirado completamente el armamento de los campamentos para fundirlo y hacer tres monumentos.
Y, según anunció el viernes el jefe de Observadores de la ONU, el general argentino Javier Pérez Aquino, el desarme de las Farc se iniciará esta semana. “En próximos, días la ONU va a empezar con la identificación, registro y monitoreo de las armas que estén en los campamentos”, dijo.
Los primeros guerrilleros en entregar las armas serán los que forman parte del mecanismo tripartito de monitoreo y verificación del cese del fuego.
Lo que sigue después de mayo involucra al país entero. El desafío para el Estado es cumplir con los acuerdos de paz, que incluyen garantías de seguridad para los futuros exguerrilleros de las Farc.
Y el reto para ese ejército campesino que acaba de dejar la Colombia remota para darle la cara al país es mantenerse firme en la política legal.
MARISOL GÓMEZ GIRALDO
Editora de EL TIEMPO
En Twitter: @MarisolGmezG
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO