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Partidos Políticos

Podría decir cosas horribles sobre el Gobernador de Antioquia: Fajardo

Sergio Fajardo fue gobernador de Antioquia entre el 2012 y el 2015, y destaca a la educación como una de las bases de su proyecto político.

Sergio Fajardo fue gobernador de Antioquia entre el 2012 y el 2015, y destaca a la educación como una de las bases de su proyecto político.

Foto:Mauricio Moreno / EL TIEMPO

Entrevista de María Isabel Rueda a Sergio Fajardo para EL TIEMPO.

Redacción El Tiempo
¿Lanza su candidatura presidencial?
Lo que podemos decir es que iniciamos el camino hacia una candidatura presidencial. Estamos presentando una propuesta para el país, que recoge lo que está pasando y hacia dónde nos tendríamos que mover. Una propuesta que, con una probabilidad alta, terminará siendo en una candidatura presidencial. Eso es lo más preciso que puedo responder.
O sea, sí. ¿Por qué precisamente en este momento? ¿Para levantarse sobre la ola de la firma del proceso de paz, como un surfista?
Siempre hemos estado en el proceso de paz. Lo que pasa es que estas cosas se olvidan. Cuando yo era gobernador, en el 2012, el Presidente me confió que arrancaría el proceso, y desde ese momento en el departamento de Antioquia quedamos programados, por la convicción de que la paz se construye en el territorio. Este es un momento crucial para lo que viene en Colombia. Este 2 de octubre se cierra un capítulo, pero empieza otro apasionante y complejo, en el que nosotros vamos a participar. Por eso estamos diciendo: “Votamos ‘Sí’ en el plebiscito”.
Los pilares de su campaña serán: reconciliación, educación y la lucha contra la corrupción. Comencemos por la reconciliación…
Este proceso de paz entrega un país polarizado, y nosotros, por la forma como venimos actuado políticamente, siempre hemos sido capaces de romper con polarizaciones. Sabemos cómo respetar a las otras personas, cómo escuchar e incorporar esos sentimientos para poder trabajar juntos. Ese es el reto. Inédito para esta generación de quienes estamos en la política hoy. Sentarnos a trabajar juntos, a fijar unos mínimos para desarrollar lo que viene, y eso significa reconciliación, entre otras cosas.
¿Cree que el texto del acuerdo es capaz de inspirar reconciliación?
Una de las formas como nosotros entendemos la política es la pedagogía. Como profesor, creo profundamente en el valor que tiene que se les explique a las personas. Eso es mágico porque produce una conexión. Un error de este proceso de paz es que no se hizo la pedagogía desde el primer día, por el principio de que no había nada acordado hasta que todo estuviera acordado. Y precisamente hoy nos vemos atosigados con la lectura y la explicación de los acuerdos.
A la gente le están diciendo que se lea rápido 297 páginas para que entienda…
Por supuesto, eso no tiene ningún sentido. Faltó la pedagogía del día a día. Si uno va con la pedagogía y va explicando cada paso, la gente se va conectando, y eso es potentísimo. Yo siempre explico. Todo se puede explicar. Esa es una labor política.
¿Cómo piensa reconciliar a los del ‘Sí’ con los del ‘No’? Porque este país es de Santos o es de Uribe…
Pues, nosotros nunca hemos hecho parte de estar con este o en contra de este. Desde el 2008 dije la expresión ‘Yo no soy ni uribista ni antiuribista’, y hubo gente que me dijo: ‘entonces, usted no es nada’. Pretenden que el mundo está dividido, o está con Uribe o está en contra de Uribe, y no hay nada más para hacer en la vida.
¿Cuál es la alternativa?
Nosotros siempre nos hemos definido por afirmación. ¿Qué significa eso? Presentamos nuestras ideas, nuestras propuestas, y esas son las que defendemos y con las que nos relacionamos con el resto del mundo. Es una trampa caer en que esto es de Santos y de Uribe. El tema es lo que va a pasar en este país, que es muy profundo. Nosotros no cabemos dentro de esa división. Creo profundamente en que tenemos que ser capaces, y el plebiscito empieza a ser el primer capítulo de la reconciliación.
¿A cuál generación hay que hablarle de reconciliación: a la de ahora, o a la que viene?
La mayoría de las personas en Colombia, más del 50 por ciento, hoy tienen menos de 40 años. Para ese grupo, la Unión Soviética es algo borroso del pasado, el Muro de Berlín, la Guerra Fría, la Revolución cubana… Entonces, mucha de la discusión que se está dando alrededor del plebiscito no hace parte de sus vidas.
¿Eso cómo se resuelve?
Preguntándonos: ¿de aquí para dónde vamos?, ¿qué es lo que podemos esperar como sociedad? Ese es el reto de todos, y es un reto de comunicación. Si usted mira las encuestas… Abajo, las Farc y Maduro, los políticos y el Congreso, y después viene la justicia. La fatalidad de las fatalidades para una sociedad. Quienes toman las decisiones más importantes son los políticos, y es en quienes menos confía la sociedad. Por eso nos metimos en la política.
¿Usted es un político?
Yo soy un político, pero del siglo XXI.
Tuve hace unos tres años el privilegio de acompañarlo con la ministra Parody a recorrer varios municipios de Antioquia. En ese recorrido nos vendió su sueño de ‘Antioquia, la más educada’. Pero después de invertir como gobernador 214.000 millones de pesos en ese proyecto, Antioquia pasó del puesto 6 al 12 en el índice del Consejo Privado de Competitividad, y de la Universidad del Rosario…
Empezamos a comunicarnos por el canal que tiene la palabra educación en un sentido más amplio. Educación, ciencia, tecnología, innovación, emprendimiento y cultura, que son las actividades donde nosotros desarrollamos nuestras capacidades. Antioquia no es la más educada ni Medellín es la más educada. Primera observación. La segunda, esos son índices del Consejo Privado de Competitividad, que tiene diferentes variables.
¿O sea, está mal medido?
No. Hay diferencias en las variables analizadas. Mientras que en el 2013 se analizaron 81 variables, este año se analizaron 90: 20 nuevas, y se eliminaron 11 de las medidas en el 2013. Las principales diferencias se presentan en el primer factor, que es el de ‘condiciones básicas’, donde se introducen las 20 variables nuevas y se eliminan 11. Esto se materializó para Antioquia en una disminución en esta variable.
Su tercera bandera es la lucha contra la corrupción. ¿Cómo la va a derrotar?
De la forma como se llega al poder, así se gobierna. Si se paga para llegar, en algún momento se va a robar. Un voto comprado es un robo asegurado. Lo primero que haremos para transformar la política en este país y luchar contra la corrupción; es que no le pagaremos un solo peso a una sola persona en Colombia por un voto. Primer punto de la campaña: a nadie. Tenemos principios y no tenemos precio. Eso se llama dignidad, y hay que asumirlo en la política. La expresión que captura el poder de la corrupción en nuestra sociedad es la que escuchamos con frecuencia: ‘que roben, pero que hagan obras’. Fatal, ahí ya estamos perdidos.
Pero es que estamos en el peor de los mundos porque roban y no hacen nada… (Risas)
Hay una mezcla: unos roban y hacen algo, otros roban y se roban todo. No tengo la menor duda de que la clave contra la corrupción está en la lucha contra el clientelismo y la forma como se hace la política. Nunca le hemos pagado un solo peso, a una sola persona, por un voto. Y hemos ganado las elecciones. Eso es muy potente en la forma como después hemos gobernado. La paz no puede ser la oportunidad para que haya más y mejores negocios, más puestos y más contratos, y mejores porcentajes para los que roban.
Una de las maneras de luchar contra la corrupción es el buen gobierno porque no solo el que roba produce detrimento patrimonial, también el que gobierna mal. Y hay unas cifras de su gobernación que hay que poner a prueba. Según Planeación Nacional, Antioquia quedó en el puesto 18 sobre 32 departamentos en el desempeño fiscal y financiero durante su gobernación. Usted hasta se voló la regla fiscal en un 0,9 por ciento...
Los distintos indicadores de ‘competitividad’ del departamento entre los años 2012 y 2015 resaltan el incremento del índice departamental de competitividad, pues sube 4,13 puntos porcentuales en el periodo, el mayor incremento entre los departamentos del primer grupo según la clasificación que hace el Consejo Privado de Competitividad. Todo lo demás es una trampa del actual gobernador de Antioquia. Y la califico de trampa por ser generoso con el lenguaje, para ser coherente.
¿O sea, usted podría decir cosas peores que tramposo sobre el actual gobernador?
Podría decir cosas muy horribles, pero solamente voy a decir que es una trampa bien hecha. La explicación es sencilla. Los ingresos del departamento de Antioquia tienen un componente importantísimo, que son los recursos de la Fábrica de Licores de Antioquia.
¿Dónde está la trampa?
Es una trampa dirigida, orquestada y además una trampa anunciada, porque yo la anuncié. En el último trimestre de mi gobernación solo entró una fracción de esos ingresos porque cuando el actual gobernador gana las elecciones, estamos hablando de octubre, él les sugiere a los distribuidores que no compren todo lo que iban a comprar, porque él tendría la potestad de cambiarlos. Entonces solo compran una fracción. El resto de la plata entró en enero y en febrero. Eso les permitió decir que mientras ellos estaban haciendo una gestión tremenda, yo entregué quebrada a Antioquia. Es tan elemental y tan vulgar como eso, y lo dejo en solo una trampa.
Usted como gobernador tomó un préstamo de 77 millones de dólares y no se aseguró contra el alza de la divisa…
En 2013 se hace un análisis por parte de la Secretaría de Hacienda de una oferta de la AFD (Agencia Francesa de Desarrollo) para tomar un crédito de fomento de 70 millones de dólares a largo plazo y se toma la decisión de aceptarlo. No solo por las condiciones financieras, que eran muy favorables, sino también porque venía acompañado de una serie de apoyos técnicos, especialmente para la región de Urabá, lo cual explica el extraordinario desarrollo que ha tenido esa zona en los últimos cuatro años.
¿Por qué no se tomó el seguro para la protección cambiaria? El alza del dólar supuestamente le dejó a Antioquia un detrimento patrimonial de 239.000 millones de pesos, que explicaría la rebaja en el índice de desempeño fiscal…
No era obligatorio. Es una potestad de cada administración, y en nuestro caso se habría incrementado el costo del crédito en cerca de un 50 por ciento (en tasa), y seguramente hoy el cuestionamiento no sería por el incremento de la TRM sino por el altísimo costo del crédito. Pero esa es la forma tramposa, grosera, como pretenden destruir la credibilidad de quien hoy es exgobernador.
¿Es cierto que usted gastó 225.000 millones en publicidad?
Falso. Rotundamente falso, y está ante la Auditoría General de la República la discusión acerca de cuánto fue realmente la inversión en publicidad. Es muchísimo menos, pero lejos de eso, porque nos ponen en la cuenta de publicidad a la Fábrica de Licores de Antioquia, que es una empresa que vende aguardiente, y obviamente lo vende con publicidad.
Se lo pregunto porque la publicidad es otro rubro perverso en el que se van los dineros de las entidades públicas…
Estoy de acuerdo. Y por eso puedo decir con toda la tranquilidad que eso es falso. De nuevo es otra trampa. Utilizamos muy poca plata en publicidad. No enmermelamos nadie. Lo que pasa es que nosotros tenemos una forma de comunicar que es muy potente, y la expresión ‘Antioquia la más educada’ se oye por todas partes.
Pues, tanto que la tomó ‘prestada’ el Gobierno para lanzar ‘Colombia, la más educada’…
Pero no es construida con plata. Es una convicción grande.
Qué bueno que pude hacerle estas preguntas…
En el índice de Gobierno Abierto de la Procuraduría General, somos los primeros en Colombia. En el índice de Transparencia Internacional, los primeros entre todos los departamentos y otras instituciones oficiales. Elizabeth Ungar tiene toda la información. Es la mejor prueba de nuestra transparencia. Hemos hecho de ella una forma de gobernar. Yo respondo por todo. ¿Se acuerda de que yo estaba demandado ante la Procuraduría y durante cuatro años dijeron que me iban a destituir? Cuatro años con esto. Y no salió ninguna destitución. En marzo de este año ya dijeron que no había nada. Tengo más de 125 demandas, y las he atendido todas.
¿Por qué lo detesta tanto el nuevo gobernador actual?
No sé, habrá que preguntarle a él.
Usted será candidato presidencial para el 2018. Al frente de este tablero del Maestro Cárdenas que tanto le gusta, dígame: ¿qué quiere que los colombianos vean en usted, distinto a los demás candidatos? ¿Cómo espera que la gente lo considere el mejor para manejar el posconflicto, que va a necesitar un timón fuerte?
Estoy en desacuerdo con la expresión de que se necesita mano fuerte. Uno de los beneficios que va a tener este acuerdo de paz es que podemos pasar esa página donde se asocia seguridad con represión.
Y usted no tiene fama de ser blando, tampoco…
Me tocó como alcalde la reinserción de los grupos desmovilizados de los paramilitares en la ciudad de Medellín, y la manera como la hicimos fue contundente. Mire cómo está Medellín. Abrimos ese camino. Y consiste en lo siguiente: primero, los que se salen, que no regresen, y eso requiere una atención especial. Y segundo, que los que están a punto de entrar no entren, construyéndoles oportunidades para que no sigan por ese camino.
Llevé el rigor de la seguridad a cada uno de los espacios. Lo sabemos hacer. Ante todo soy un profesor, una persona que entiende de argumentos, de decencia y que sabe cuál es la firmeza en el sentido de los principios y las convicciones. Eso es. La lucha contra la corrupción, la trasparencia y la educación, para poder reconciliarnos y construir la paz. Eso es lo que nosotros significamos y ese es, ha sido y será nuestro mensaje.
MARÍA ISABEL RUEDA
Especial para EL TIEMPO
Redacción El Tiempo
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