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'En manos de cada colombiano estará la posibilidad de parar la guerra'

Senador Roy Barreras propone que a magistrados de tribunal de paz los escoja un tercero.

POLÍTICA
Para Roy Barreras, presidente de la comisión de paz del Senado, el 2015 termina con una cascada de buenas noticias que hacen que la paz sea irreversible.
El senador Barreras, copresidente de ‘la U’, ha sido el autor del marco para la paz, del plebiscito que refrendaría los acuerdos y es ponente del acto legislativo que agiliza la implementación de los acuerdos y que está listo para cumplir sus cuatro debates finales en el primer semestre del 2016.
Para él, todo está listo para iniciar la campaña a favor del ‘sí’ en el plebiscito por la paz. Sin embargo, considera que hay una “obligación” de quienes apoyan el proceso: salir a responder todas las preguntas y dudas que hay en torno a los mismos.
¿En materia de paz, con qué expectativa termina este año y comienza el 2016?
Yo creo que para los millones de colombianos atentos a este proceso de paz este fin de año y la expectativa del Año Nuevo es totalmente distinta al diciembre pasado. Hace un año había grandes incertidumbres, hoy tenemos una cascada de buenas noticias que hacen que la paz sea irreversible. Tenemos ya todos los elementos de juicio para iniciar la campaña por el ‘sí’, y quienes hemos venido con paciencia construyendo estos caminos tenemos la responsabilidad, la obligación de responder todas las preguntas, de absolver las dudas, de convencer a los colombianos más escépticos de cuáles son los beneficios de esta paz.
¿Salir a apoyar el plebiscito, por ejemplo?
Cada colombiano va a tomar en los próximos meses la decisión política más importante de su vida para salvar otras vidas. En las manos de cada colombiano estará la posibilidad de parar la guerra y hacer la paz. Entonces hay que decir a quién beneficia esta paz, y lo primero es que no estamos haciéndola para beneficiar a 8.000 guerrilleros, que han hecho mucho daño, claro; estamos haciéndola para beneficiar a 47 millones de colombianos.
¿En el 2016 habrá un debate ideologizado entre los defensores del proceso de paz y sus detractores?
Muchas voces sensatas nos piden de lado a lado tender todos los puentes posibles con la oposición, particularmente con el expresidente Álvaro Uribe, y claro, ese es el mundo ideal: que como la paz es para todos, pues sea apoyada por todos, pero antes de tender esos puentes hay que definir claramente en qué orilla ideológica se está. Yo estoy listo a tenderlos, por encima de ese río turbulento del debate, pero en el arranque, en este día uno de la campaña por el ‘sí’, hay que definir las orillas ideológicas y la primera decisión que deben tomar los colombianos es si apoyan una postura del Centro Democrático, que no es original, no es novedosa, se trata de la doctrina de la guerra justa, según la cual los Estados tienen derecho a matar y a hacer la guerra para defender lo que consideran instituciones justas. Y en la otra orilla estamos los que consideramos que la paz y la vida son derechos fundamentales.
¿Entonces sería difícil un acercamiento?
El presidente Santos ha trazado claramente un lindero ideológico, primero está la defensa de la vida, y cuando existe la posibilidad de salvar vidas hay que sentarse a la mesa para que no haya más víctimas y no haya más guerra. Cuando los colombianos tomen esa decisión entre la guerra que ellos llaman justa, y la prioridad de la vida, como vida sagrada, entonces van a acompañar la paz, y no la solución militar.
¿Solo hay esos dos caminos?
No, yo le ofrezco un tercer camino, y a eso nos vamos a dedicar en el partido de ‘la U’. Es poco probable que podamos convencer a los ideólogos doctrinarios de la guerra justa, pues son un puñado de radicales; lo que sí tenemos que hacer es explicarles a los millones de colombianos, o a los centenares de miles de colombianos que tienen miedos y dudas sembrados por esos radicales, que la paz es buena, que es mentira que esto es una amenaza en contra de las Fuerzas Armadas, o contra los empresarios o contra las libertades. Tenemos la obligación de explicarles a las personas que han recibido mala información que no habrá un tribunal en el que las Farc van a definir las condenas de la gente inocente; tenemos que explicarle a cada colombiano que no es cierto que se va a acabar la propiedad privada y que es mentira el cuento del régimen castro-chavista en Colombia.
¿Si solo son un puñado los opositores, cuál es la preocupación?
Son un puñado de radicales que han envenenado el alma de muchos colombianos con engaños, y que han difundido como una mancha de petróleo en un río cristalino una contaminación del proceso de paz y nosotros tenemos que descontaminarlo de esas mentiras. A veces un solo radical fanático ha sido capaz de generar estragos en la sociedad, porque ha podido sembrar el miedo y, como es natural, muchas víctimas de ese daño les tienen odio a las Farc, entonces hay miedo y hay odio de verdad.
Quedan unos 6 meses para el plebiscito, ¿hay tiempo para persuadir al uribismo?
Los colombianos deben saber que hay dos posturas ideológicas y que irán a las urnas muchos por el ‘sí’ y otros por el ‘no’. Y esos que van por el ‘no’, yo espero que sean cada vez menos en la medida en la que podamos informarles, explicarles en estos meses de campaña todas sus dudas, resolver sus inquietudes y contarles que los beneficios de la paz son para todos los colombianos y para todas las familias colombianas.
¿Siente temor de que el plebiscito pueda salir mal?
Este proceso de paz siempre tendrá el riesgo de echarse a perder, empezando por el plebiscito –hay que decirlo con claridad– si los colombianos le dicen ‘no’ a la paz. Si los ciudadanos deciden que ‘no’, pues el proceso fracasará. También puede fracasar si las Farc no entienden que la refrendación popular es el mejor mecanismo, y puede fracasar si de aquí a marzo hay dificultades en la última parte, que es la más complicada de manera logística, que es la desmovilización misma.
Para algunos es un signo de desconfianza que los actores de la guerra vayan a formar parte de esa decisión…
Hay por lo menos dos grandes dudas razonables de la opinión pública. La primera es el origen de ese tribunal de justicia y tiene que quedar completamente claro que las Farc no elegirán a ese tribunal ni a uno solo de esos magistrados. Yo le he propuesto al Gobierno en las últimas horas que los magistrados de ese tribunal de justicia transicional sean elegidos por un tercero, que no sean el Gobierno o las Farc, de una lista de elegibles conformada exclusivamente por exmagistrados y magistrados actuales de todas las altas cortes de Colombia que tengan menos de 65 años.
La segunda gran duda razonable que tenemos que despejar de aquí a marzo es que uno de los literales del acuerdo dice que el tribunal de justicia transicional podrá obligar a algunos colombianos a acudir a ese sistema si son renuentes cuando se encuentran pruebas de que cometieron delitos.
Nosotros vamos a insistir en esta precisión: no puede ocurrir que el tribunal de justicia pueda obligar y luego juzgar y condenar a militares, a civiles o a empresarios que no reconozcan esa jurisdicción porque se consideran inocentes o no tienen nada que decir.
¿Esa forma de elección de los magistrados generaría más confianza?
Tiene que ser una lista de por lo menos 400 colombianos con altas calidades y necesitamos apenas 24, cuatro de ellos internacionales, eso le va a generar tranquilidad a la Corte de que los magistrados van a ser absolutamente imparciales y que no van a ser de las Farc.
¿Quién debe resolver esas dudas?
Yo quiero que sea del Gobierno, porque así como el Gobierno ha conducido con moderación, prudencia y éxito este diálogo, tiene que conducir los textos finales para que quede claro que las líneas rojas no van a cruzarse.
¿Se mantendrá la expectativa cierta de la firma del fin del conflicto para marzo, como lo acordaron el Presidente y el jefe de las Farc?
Vamos a lograr cumplir con la firma de la paz definitiva en marzo. Tenemos de aquí a marzo para hacer tres cosas: resolver las dos dudas razonables sobre el origen del tribunal y la seguridad jurídica de las Fuerzas Armadas y de los empresarios y, por otro lado, para preparar toda la desmovilización con la suficiente seguridad física y jurídica.
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