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Directores de medios analizan manejo de información en proceso de paz

María Isabel Rueda le preguntó a 12 directores de medios sobre el sigilo mediático del proceso.

‘Se requiere un manejo prudente de la información’
Yamid Amat, director general del noticiero ‘CMI’ y columnista de EL TIEMPO.
No es que se esté ocultando la información. Los medios, sus directores, los manejadores de la opinión en todo sentido, del parlamento, del sindicalismo, de la industria, han sido informados por Humberto de la Calle sobre lo que se está hablando.
¿Eso no se le puede informar a la gente?
Se requiere un manejo prudente de la información, porque a pesar de que uno es periodista, tiene que reconocer que no todas las cosas se pueden informar. El riesgo es hacerle un daño al proceso.
¿Entonces, qué se le informa a la opinión?
Está claro para los periodistas que no se está discutiendo un cambio en el modelo del Estado, ni en el sistema de gobierno. Hay un diálogo sobre asuntos macros. Es un debate casi filosófico sobre los temas, para llegar al final de un conflicto de 50 años. Eso es lo que tenemos que transmitir los periodistas.
¿O sea que toda esta negociación se reduce a un debate filosófico?
Lo que se está haciendo en La Habana es buscarle la manera de darle la opción a la guerrilla de que luche por sus objetivos sin armas, dentro de los parámetros de la democracia.
¿Es conveniente la reserva informativa del Gobierno?
En general, a los procesos de paz que han funcionado en Centro América se ha llegado a través de la prudencia y el sigilo en el manejo de la información.
¿Si no hay información, por qué la gente debe creer que no se está haciendo nada a espaldas del país?
Lo que se está haciendo es manejar con prudencia la información, y así tiene que ser un proceso que necesariamente debe conducir a que el país no siga matándose. Una prueba de que no se está haciendo nada a espaldas de la nación es que cuando ya haya un acuerdo, irá a referendo y será sometido a aprobación popular.
‘No se dice más porque no hay más para decir’
Luis Carlos Vélez, director de noticias de Caracol televisión.
Creo que la información está en su punto. Se hacen ruedas de prensa y tenemos acceso a ellas. Cuando hemos solicitado entrevistas, por lo menos con las Farc, han atendido nuestro llamado. El Gobierno es libre de dar la cantidad de información que quiera dar, y es nuestra labor periodística profundizarla.
¿Cómo, sin información?
Investigar, seguir, encontrar más detalles, eso es parte del periodismo. Pero el Gobierno debe hablar solo cuanto tenga que hablar. Así son las cosas hasta en el fútbol –o si no, mire cuántas veces habla Pékerman–. Y mire lo que dice el presidente Obama sobre la guerra de Irak. No tengo por lo tanto una crítica frente a la cantidad de información que nos han entregado sobre el proceso. Tampoco es prudente tener entrevistas todos los días. Estamos
en el punto que es y cuando haya más información porque hay más respuestas, habrá más escrutinio. Mientras tanto no se dice más, porque no hay nada más que decir.
‘Confunden la discreción con a espaldas del país’
 Néstor Morales, director de Blu Radio.
El Gobierno está confundiendo la discreción con hacer un proceso a espaldas al país. Eso es gravísimo. Luego querrá que se legitime un acuerdo mediante una consulta popular, según ha dicho, pero sin haberlo ambientado suficientemente.
¿No es peor el ‘show’ mediático?
Pues lo grave es que por no hacer lo de Pastrana, que fue un proceso tan abierto y con tanto show, pasamos del circo del Caguán a esta cosa misteriosa y secreta de la que no sabemos nada. Eso da lugar al espacio político de Uribe asustando al país. Pero como el Gobierno a su vez no cuenta nada, ese susto tiene razón de ser.
¿Y la confianza con los negociadores no sirve?
Le dije a Humberto de la Calle y a Jaramillo que nadie les pide que cuenten, sino que hagan una declaración semanal sobre los avances o los retrocesos y qué es lo que se está discutiendo de la reforma agraria. Nadie tiene ni idea. Y el Gobierno ha macartizado a todo el que tiene dudas sobre el proceso; yo mismo las tengo. Hay tal misterio que existe mucho miedo de que se le vaya a entregar el campo a la guerrilla (no creo, porque confío en los negociadores) y de que se va a acabar la propiedad privada (lo que tampoco creo, porque confío en el Gobierno). Pero estamos en tal nivel de incertidumbre que se fueron para el otro lado.
‘El secretismo no le hace bien al proceso’
 Óscar Montes, director de ‘El Heraldo’, de Barranquilla.
El Gobierno se equivoca en ese tema. El secretismo con el que ha manejado algunos aspectos de la negociación no le hace bien al proceso. Se entiende que hay temas álgidos, que no se pueden ventilar públicamente, pero eso no significa que haya que dejarle la iniciativa a la contraparte. El país casi que se ha venido enterando de todo lo que pasa en La Habana por boca de ‘Iván Márquez’. Aparecen De la Calle, Pearl y los demás a la defensiva de lo que está diciendo ‘Márquez’. Y eso le ha hecho más daño a la negociación que la misma negociación.
¿La reserva no es una manera de proteger el proceso?
Sí. Pero eso tampoco puede llevarnos a la otra orilla. Que el país se entere de que se negoció todo el tema agrario y nunca supimos qué se negoció. ¡Nuestro conflicto está atravesado transversalmente por el tema agrario! Por lo menos díganos, si ya pasaron al punto dos, qué acordaron en el primero y cuál es el alcance, para que el país sepa a qué atenerse.
¿Todo lo que sepan los medios se lo deben contar a la opinión?
En todo caso quedaremos en el peor de los mundos. No nos querrán ni los unos ni los otros. No nos quiere el Gobierno porque nos mira con desconfianza de que filtramos información. Y tampoco la opinión pública porque no les estamos contando nada, porque no nos están contando nada. La responsabilidad nuestra es saber qué ocurrió y cómo ocurrió. Si no nos permiten hacer eso, vamos a terminar contándolo mal.
‘Entiendo que debe limitarse’
 Sebastián Hiller, director de ‘Vanguardia Liberal’.
Como director de un medio y pensando en su audiencia, quisiera tener más información y saber con más detalle qué está pasando internamente. Como ciudadano entiendo que tiene que haber ciertas limitaciones, para que esto no se vuelva un circo como El Caguán.
¿Es sano que la información esté restringida?
Pues las Farc han roto los acuerdos de comportamiento público, y se corre el peligro de que la gente asuma que lo que las Farc dicen estar pidiendo es lo que les van a dar. En la zona campesina se ha generado tal cantidad de rumores y de especulaciones, que sería deseable un poquito más de información del Gobierno, que está sentado en la silla de la mesa en la que uno puede confiar.
‘He respetado el que sean tan reservados’
 Martha Ortiz, directora de ‘El Colombiano’.
Los medios tienen una responsabilidad informando. Pero en el caso nuestro, hemos pasado de ciertas chivas por no ir a afectar un proceso de paz que el país se merece en la medida en que la población lo avale en un referendo. Es una dualidad, sin embargo. Porque una negociación a espaldas no es sana, pero al mismo tiempo una negociación totalmente pública tampoco es viable. Se vuelve absolutamente caótica.
¿Cuál es ese justo medio?
Se podría llegar a establecer unos ‘entregables’ durante el proceso, en la medida en que se logren ciertas metas de la gente y a los medios nos vayan contando cosas que nos hagan sentir que van bien, o que van avanzando. Y no sea una sorpresa final, porque un referendo absoluto también es bien complejo. Una pregunta de ‘sí’ o ‘no’ simplemente puede ser un riesgo muy alto.
¿Mientras tanto, los medios tenemos que aplicar la gradualidad, a riesgo de sabotear el proceso?
Sí. Hay que ser responsables. Prima el interés común sobre el medio individual sobre una chiva o de un interés comercial, o cualquiera de esas cosas. No se abre una negociación de este tipo para que todo el mundo opine. Si no nos ponemos de acuerdo en las cosas mínimas, menos lo haremos en asuntos que implican delitos de lesa humanidad, perdón, repartición de tierras, víctimas… Es de una complejidad tal, que por eso he sido muy respetuosa de que sean tan reservados. Los procesos de paz que han tenido éxito son los que han sido así.
‘El problema es más político que periodístico’
 Roberto Pombo, director del periódico EL TIEMPO.
Los medios tienen que cubrir el proceso como puedan. Es como transmitir un acto de silencio. Ya verán lo que hacen. El Gobierno decidió que no hablará sobre el contenido, de manera que los periodistas tenemos que aceptar eso como una realidad, y ya cada cual sabrá de qué manera aplica la palabra prudencia, si le parece que hay que aplicarla.
¿Y entonces, cómo informamos?
Confío plenamente tanto en los límites que el Presidente ha dicho que se ha fijado, porque lo conocemos, como en la habilidad y seriedad de los negociadores. A mí no me asalta ninguna preocupación sobre lo que se esté entregando porque estamos en manos de gente seria. Ahora: el problema es mucho más del Gobierno que de los medios, porque va a necesitar a la opinión pública, pero ella está totalmente ignorante de lo que va a suceder. Es un problema mucho más político que periodístico.
Pero el silencio del Gobierno produce suspicacias…
Claro. Hay que involucrar a la opinión, porque se corre el riesgo de que la gente piense que se están entregando cosas demasiado importantes de la Constitución colombiana, algo que desde luego no va a pasar.
¿Y los que no confían en el Presidente?
Los que no confían en el Presidente no lo van a hacer ni siquiera sabiendo más de lo que saben.
‘Entre más información, más legítimo el proceso’
 Alejandro Santos Rubino, director de la revista ‘Semana’. Archivo
Como periodista, pienso que los medios deben tener el mayor número de información y lo más transparentemente posible. Si la labor de un medio serio y responsable es no solo informar sino poner en contexto esa información, pues ocultar o gradualizar esa información –que es entendible desde el punto del vista del Gobierno– es perjudicial para que la sociedad tenga una información más veraz, oportuna y contextualizada.
¿Eso quiere decir que no es válido que los medios ocultemos información que tengamos?
Sobre proceso de paz, entre más información se tenga y más opinión y más puntos de vista, pues más legítimo se vuelve el proceso en la medida en que la opinión pública se apropie de él y para que las sociedad asimile lo que está en juego en la negociación es absolutamente crucial que haya un flujo de información importante y permanente. Y ese flujo de información en ese caso depende de dos partes: las Farc y el Gobierno. Por eso la del Gobierno se vuelve crucial para que la agenda no la pongan las Farc.
¿En su opinión, el Gobierno exagera en la reserva?
Sí. La cautela o la confidencialidad que requiere la mesa de negociación para avanzar está conspirando contra el proceso de paz en Colombia, que requiere información, entendimiento y que la opinión pública sepa qué está pasando porque, si no, la mesa termina reventando el proceso por falta de información.
‘Gobierno le debe explicar a la opinión lo que hace’
 Rodrigo Pardo García-Peña, director de noticias de RCN.
Es cierto que el Gobierno, por una parte, tiene que manejar con reserva las negociaciones por razones obvias. Pero por la otra, tiene que explicarle a la opinión pública qué es lo que está haciendo. Son dos objetivos muy difíciles de lograr al mismo tiempo. Entonces, el Gobierno ha optado por no informar a la opinión pública, para supuestamente magnificar su posibilidad de negociación en La Habana. Eso me parece muy riesgoso. El día de mañana van a llegar con unos acuerdos que tienen que ver con la participación de las Farc en la política, con unos temas de tierras que afectan a una cantidad de gente que no está preparada para eso.
El Gobierno calla, pero las Farc hablan…
Eso está generando una visión del proceso muy influida por el punto de vista de las Farc, lo cual afecta la credibilidad misma del proceso. El equipo del Gobierno es muy disciplinado, muy callado, pero las Farc hablan todos los días a las ocho de la mañana antes de entrar a reuniones. Con otro agravante: dentro del Gobierno se tienen que manejar dos posiciones: una desde los zapatos de De la Calle, y otra desde los zapatos de Juan Carlos Pinzón. Como De la Calle es discreto, el Gobierno queda demasiado dependiente de la visión institucional del Ministro de Defensa, que da la sensación de que es contradictorio con lo que se está haciendo en La Habana.
¿De que es enemigo?
Exactamente. Creo que la gente está muy confundida. Hacer algo tan audaz como abrirles la política y el Congreso a guerrilleros, y establecer temas de impunidad y todo eso, es un sapo demasiado difícil de tragar para hacerlo en contravía de la opinión pública.
¿El Caugán fracasó por el factor mediático?
Se ha sobredimensionado el papel de los medios en el fracaso del Caguán. Allá había problemas estructurales. De un lado, el Gobierno tuvo fallas de estrategia y del otro, las Farc no querían negociar: el fracaso era inevitable. Esa especie de caricatura que quedó de que el Caguán fracasó por el show que hicieron los medios está llevando a la exageración de que se necesita un absoluto secreto en la negociación, y eso también puede tener problemas.
‘Hace falta apertura’
 María Alejandra Villamizar, directora de Confidencial Colombia.
Hace falta más apertura, no necesariamente para los detalles del día a día de la discusión. Entender más hacia dónde va la agenda. Lo único que por ahora sabemos es que saltaron por encima del tema agrario y ya están hablando de la participación política.
¿Hace falta pedagogía?
La socialización es necesaria para que la gente vaya entendiendo hacia dónde va el proceso. La impresión que hay y que el Gobierno brinda es: crucemos los dedos para que lo estén haciendo bien. Cuando lleguen unos acuerdos, tomará un tiempo que se digieran, se mastiquen, se lean y se entiendan, y la oposición al proceso se puede meter por ahí y tomarse ese espacio. Los conceptos contra el proceso son más fáciles que los conceptos acerca del proceso. Ahí el Gobierno puede perder escenario.
Nada está acordado hasta que todo esté acordado…
Eso es bonito en la teoría de la negociación, porque pueden ir modificando los acuerdos a medida que cambie la dinámica política, pero lo que no creo es que haya posibilidad de no ir mostrando avances en el punto uno y saltarse a la participación política. Los opositores a ese punto van a ser los más complicados.
¿Cuáles son sus grandes dudas periodísticas?
A la vez de que no sabemos nada, estamos generando conceptos como revivir la Unión Patriótica. ¿Esa es la gran reforma que están discutiendo las Farc? ¿Estamos reviviendo a ese muerto o estamos asistiendo a otro tipo de escenarios políticos que tienen que ver con marchas, o con qué? Lo de la UP tiene unos referentes simbólicos muy fuertes como fracaso de la reinserción de la guerrilla en la democracia. ¿Este es el camino? ¿Es una jugada? Es como cuando plantearon el marco jurídico para la paz. A la gente no le explicaron nada. ¿Y apenas aterrice el Eln, también entraremos en una etapa exploratoria reservada? ¿Con qué norte?
‘Necesitamos más información’
 María Elvira Domínguez, directora de ‘El País’, de Cali.
A partir del 20 de agosto, cuando se informó sobre el proceso, hubo un desequilibrio, donde las Farc utilizaron muy bien sus espacios para dar información y casi comenzamos a informarnos por lo que las Farc decían. Eso se ha venido corrigiendo, pero sí nos hace falta información. Y eso resta confianza.
¿El miedo a ‘caguanizarnos’ nos pasa al otro lado?
Sí, y eso no le conviene al proceso. Como medios de información, tenemos que poder informar hasta dónde vamos a llegar. Esto es un proceso con las Farc. Pero no es la paz total del país.
Se caldean ánimos políticos
Eso lleva a que la información que estamos dando no sea tanto sobre el contenido del proceso, sino sobre esa polarización política que hay. Se ha convertido en factor disonante del proceso electoral y de la política colombiana.
¿Cuestionar el proceso es legítimo?
Sí, porque no quiere decir que seamos enemigos. Los cuestionamientos son preguntas sobre qué está pasando. Y si no hay respuestas a esas preguntas, y continúan los ataques como regla de juego, la gente se va perdiendo en el proceso.
‘El país no sabe qué se acuerda’
Yolanda Ruiz, de RCN Radio.
El país sí necesita tener un poco más de información acerca de lo que está pasando dentro. Obvio, uno entiende: negociar en los micrófonos no es bueno. El Caguán fue un exceso. Pero de todas maneras el país no sabe exactamente qué es lo que allá se está acordando. Y como la premisa es ‘nada está acordado hasta que todo esté acordado’, no sabemos si al final, cuando todo se acuerde, nos llevaremos una sorpresa con lo que se acordó y se negoció.
¿Se está dificultando demasiado el acceso a la información?
Sí. El país necesita irse enterando sobre lo que se está negociando. Mientras De la Calle da unos partes oficiales que son unas lecturas de declaraciones un poco sin decir nada más allá distinto de que avanzamos, que damos pasos sin ninguna sustancia, las Farc están aprovechando su cuarto de hora. Después de más de diez años de ausencia mediática, todos los días generan declaraciones, titulares y demás. Los medios nos alimentamos de esa información. Plantean temas que ni siquiera están en la mesa. Entonces terminamos discutiendo la agenda de ellos, que no es la del Gobierno. Los voceros no hablan porque están sentados en la mesa. Los ministros no hablan porque no están sentados en la mesa. ¿Entonces, quién habla? Entendiendo que cualquier cosa que digan en los micrófonos los puede amarrar a la mesa...
¿La gente entenderá qué es justicia transicional?
¿Justicia transicional? ¿Eso con qué se come? Hace falta mucha
más pedagogía.
María Isabel Rueda
Especial para EL TIEMPO
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