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'El 'clan Úsuga' nos engañó para ser explotadas sexualmente'

El testimonio de una de las mujeres que cayó en red de abuso sexual con falsas ofertas de trabajo.

JUSTICIA
Durante 40 días Andrea, falso nombre que ha usado para dar a conocer su drama, vivió lo que ella misma califica como “la peor pesadilla de su vida”.
Madre de dos jóvenes y con 44 años, cayó, luego de ser engañada con una falsa promesa de empleo, en las garras del ‘clan Úsuga’, junto a otras dos mujeres. Durante ese tiempo fueron víctimas de abuso y explotación sexual hasta que decidieron fugarse de un campamento de la banda en el Urabá. Su denuncia le permitió a la Dijín rastrear y dar con la captura de dos hombres que fungían como jefes de la estructura criminal. Las otras dos víctimas ahora son buscadas por la Policía para que también testifiquen en contra de los detenidos y de otros siete criminales.
Andrea guardó silencio un año, pero alentada por su familia decidió ir a la Policía. La modalidad de reclutamiento, que ha sido documentada en otros casos, aprovecha la situación de pobreza en varios municipios para cazar víctimas.
Según denunció, al salir de la Unidad de Atención y Orientación para la Población Desplazada de Bello, Antioquia, fue abordada por una mujer que se identificó como Claudia, quien se hacía pasar como presunta víctima de desplazamiento. (Lea también: Impunidad de ataques sexuales en el conflicto armado supera el 97 %)
La mujer le ofreció a Andrea y a otras dos mujeres la oportunidad de trabajar en el casino de una finca. Supuestamente les iban a pagar el salario mínimo. Acordaron viajar a un sector rural de Chigorodó (Antioquia), en donde se toparon con una realidad muy distinta: no había ningún casino, ni obreros, ni mucho menos una empresa.
A su llegada –contó Andrea a las autoridades– encontraron hombres armados y vestidos de camuflado. El jefe se identificó como ‘Carepa’, uno de los detenidos por la Policía como cabezas de una red de trata de personas con fines de prostitución.
El hombre les preguntó que sí sabían a qué venían. “La pregunta nos asustó aún más. Le respondimos que veníamos a trabajar en una finca bananera. Esa noche fue la única en que nos dejaron descansar. Al día siguiente empezó nuestro calvario. Nos engañaron”, contó la mujer. En el campamento había 50 hombres.
Las obligaron a tener relaciones sexuales y las castigaban con golpizas cuando se negaban. “Durante todo ese tiempo, además de abusar de nosotras, nos ponían a lavarles los camuflados y a cocinarles. No descansábamos, terminábamos los quehaceres y ya estaba en fila otro grupo”, dijo. Después de más de un mes, uno de los miembros de la banda, que se enamoró de una de las víctimas, decidió ayudarlas a escapar. En un carro llegaron hasta Medellín, donde cada una tomó su camino.
Hace dos semanas, la Policía arribó a la casa de los verdugos: alias Carepa y alias Mompi, que ahora están presos en la cárcel de Apartadó y esperando ser llamados a juicio.
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