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Procurador Ordóñez habla de los rumores de su posible salida

'Desde la Presidencia se viene ofreciendo mi cargo a diversos sectores políticos', asegura.

Son muy fuertes unos rumores de que el Consejo de Estado ya cocinó su salida, y que se anunciará en días. ¿Cree que lo van a sacar?
He oído las mismas versiones. Yo estoy tranquilo porque confío en que el Consejo de Estado fallará en derecho. No obstante los intereses extrajurídicos que puedan existir, el Consejo de Estado no se dejará permear, y espero la decisión con mucha tranquilidad.
¿Cuando habla de intereses “extrajurídicos”, se refiere a que hay intereses políticos en su salida?
Sí. Hay razones políticas, exógenas al proceso jurídico y al Consejo de Estado, por las que quieren sacar del camino al Procurador. El país las conoce. (Lea también: 'Aumento del salario mínimo en 7 % desconoce la Constitución')
¿Quién tiene intereses políticos en sacarlo?
El Gobierno está en esa tarea desde hace meses, hasta en las reuniones sociales la vienen anunciando.
Pues resulta que en el Gobierno hay un Presidente que es el que manda. ¿Está sugiriendo que el presidente Santos es el que está interesado en sacarlo?
Sí, a él me estoy refiriendo, incluso viene ofreciendo la Procuraduría a diferentes sectores políticos. La verdad es que el presidente Santos está herniado por sacarme, y en La Habana ni se diga.
¿A cuáles sectores les han ofrecido su cargo?
A unos sectores que me han informado de esos ofrecimientos que les han hecho del cargo del Procurador. Confío en que estas motivaciones, estas razones, no van a permear la Sala Plena de la institución. Yo fui consejero de Estado y conozco la independencia que este órgano ha mantenido en su vida republicana. Tumbar al Procurador por presiones políticas sería derrocar el Estado de derecho. (Además: 'Sanción pactada con las Farc es una comedia, una parodia': Procurador)
Perdón, pero para el Presidente debe ser especialmente duro tener un Procurador atravesado al proceso de paz que es su bandera, su sueño, su proyecto político.
En ningún estado de derecho hay poderes omnímodos. Este Presidente no soporta el control y prefiere desconocer la distribución de los roles constitucionales. No estoy atravesado al proceso de paz, solo quiero blindarlo para que sea sostenible, y para ello se deben respetar los estándares internacionales, a las víctimas y a la justicia, y eso es precisamente lo que este proceso no respeta.
Dice que el Presidente puede tener intereses políticos en sacarlo. ¿Se puede decir que usted también tiene intereses políticos en sabotearlo a él?
No, ni más faltaba. Cumplir con la Constitución no puede calificarse como saboteo. Yo no soy un obstáculo para ninguna política pública. Simplemente cumplo con las funciones y deberes constitucionales. Si se hace un balance de mi gestión objetivo, lo que más sobresale es el ejercicio de la función preventiva. Mire, no hay semana donde no acuda (a la Procuraduría) un ministro, un gobernador, un vicepresidente…
¿Un vicepresidente?
El Vicepresidente. O un gobernador, un alcalde, para pedirnos acompañamiento.
¿Si llega a suceder lo del Consejo de Estado, actuaría como Gustavo Petro cuando usted lo sancionó? ¿Armaría una tutelatón, se aferraría a su cargo, buscaría las instancias internacionales, o aceptaría sencillamente el fallo y se haría a un lado?
Creo que la decisión del Consejo de Estado va a ser favorable. Pero si no lo fuera, jamás interpondré recursos o acciones constitucionales o tutelas o acudiría a instancias internacionales. Por mi formación personal, jurídica, moral y espiritual, todos los episodios de la vida los asumo con indiferencia. Si son favorables, con mucha satisfacción, con mucha alegría. Si no lo son, igualmente, con la necesaria resignación que exige actuar en todos los episodios de la vida pública o de la vida privada. (Vea aquí: 'Acuerdo con Farc es un pacto de impunidad': Procurador a la CPI)
A pesar de la resignación, mejor que no lo vayan a sacar del cargo…
Pues, claro que mucho mejor. Tengo la convicción de que no me van a sacar. Creo que el Consejo de Estado no se dejará doblegar por el Gobierno y será, como lo es, un tribunal independiente.
El ministro Juan Fernando Cristo asegura que la investigación disciplinaria que usted le abrió es política, y que la prueba es que tanto en el Consejo de Estado como en la Corte se la cerraron…
En la pérdida de investidura que se tramita ante el Consejo de Estado no obra el testimonio del contratista Manuel Sánchez, que es quien vincula al ministro Cristo en los temas de contratación en Bogotá. Esa es la pequeña diferencia. Además, la naturaleza del proceso disciplinario es diferente a la del penal. Un funcionario puede ser absuelto por el juez penal y sancionado por el disciplinario. Ha habido muchos casos.
¿Qué opina de las fotos que el Defensor del Pueblo le envía a una de sus subalternas?
El despacho del Procurador desde finales del año pasado está investigando al señor Defensor. Estos nuevos hechos harán parte de la misma investigación.
La semana pasada le envió usted una carta a la Corte Penal Internacional instándola a que intervenga en Colombia. ¿Eso no va contra el país?
Todo lo contrario. La paz debe quedar bien hecha. Nada está acordado hasta que todo esté acordado, es la regla de la negociación. Estamos a tiempo para que Timochenko y el presidente Santos ajusten plenamente el acuerdo de justicia al Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional y de esa manera lo blinden. Nada más grave para Colombia que, a mediano plazo, el proceso fracase porque lo acordado con las Farc no se cumpla ante la posible intervención de una corte internacional. Lo responsable es acatar los estándares internacionales para que eso no pase. A las Farc y a los militares les están metiendo los dedos en la boca cuando les dicen que el acuerdo les proporciona seguridad jurídica. Eso es falso. Mire usted, María Isabel, el análisis jurídico que envié a la CPI se sustenta integralmente en lo dicho por la fiscal Fatou Bensouda a la Corte Constitucional en 2013. Hay que pedir a los funcionarios del Gobierno que lo vuelvan a leer.
Hace pocos días también salió a decir que lo de Isagén era un “mal negocio”. ¿Está entre las funciones de la Procuraduría evaluar los negocios del Gobierno?
El diseño constitucional de la Procuraduría la obliga a defender los intereses de la sociedad y velar por el ejercicio diligente y eficiente de las funciones administrativas. Esas son sus funciones, son sus competencias. La Procuraduría salió fortalecida de la Constituyente del 91. Aparte de la función disciplinaria se le otorgó la función preventiva, y la función de intervención judicial se fortaleció. En el caso de Isagén, advertimos al Gobierno que se perderían más de dos billones trescientos setenta y seis mil millones de pesos. Mientras hacen eso, anuncian una nueva escalada de impuestos, no se aprietan el cinturón y continúa la vena rota de la mermelada y la corrupción, sin consideración alguna con el bolsillo de los ciudadanos y con las condiciones de vida dignas a las que constitucionalmente tienen derecho.
¿El Procurador puede interferir en la administración de un Gobierno?
El Procurador no interfiere en la administración. No puede administrar, no puede coadministrar, pero sí puede advertir sobre las políticas públicas, acerca de su diseño, y puede recordar el deber en aras de defender el orden jurídico y los derechos de los ciudadanos. No son recomendaciones vinculantes, pero sí desempeña una gran función que termina legitimando el ejercicio de la función pública. Se equivocan quienes pretenden que la Procuraduría asuma un espíritu de cuerpo con el Gobierno. El Presidente dijo ayer que “la Procuraduría no era amiga del Gobierno…”, la Procuraduría no puede ni ser amiga ni enemiga de ningún gobierno, la Procuraduría ejerce el control sobre el Gobierno; qué tal que una de las funciones de la Procuraduría fuera ser amiga del Gobierno; se equivoca el Presidente. Lo peor para el país sería una Procuraduría de bolsillo para el tapen, tapen, tapen.
Pero, Procurador, cuando usted sale y califica el negocio de Isagén de “malo”, ¿no está emitiendo una opinión que no le corresponde?
Ese pronunciamiento no tiene nada de atípico. La Procuraduría que he ejercido durante estos siete años ha privilegiado el ejercicio de la función preventiva, e intervenido en muchas de las actuaciones no solamente del Gobierno Nacional sino de los departamentales. Las autoridades administrativas de todo orden permanentemente acuden a la Procuraduría para que haga acompañamientos. Nos han solicitado cerca de 250.000. Uno de los más conocidos es el del tercer canal. Ahí, la actuación de la Procuraduría fue muy sobresaliente. Podemos aconsejar la revocatoria de los actos de apertura de licitaciones. La Procuraduría puede prevenir, advertir, recordar el deber, encontrar que existen riesgos para el patrimonio público, para los derechos colectivos, y por eso ejerce esas funciones de acompañamiento. (Lea: Los argumentos del Procurador contra la venta de Isagén)
Me contaron que usted estuvo reunido con el ministro Cárdenas tres horas el martes de la semana pasada, después de que usted se pronunció tan duramente contra el negocio de Isagén. ¿De qué hablaron?
Tres horas tampoco. (Risas). Hablamos una hora. Yo solo lo oí con atención. Entre otras cosas porque ya a estas alturas yo no puedo opinar sobre los temas de Isagén porque su venta ya se hizo. Pero el señor Ministro me estuvo buscando previamente a la subasta y no pudimos reunirnos.
Después de siete años en una Procuraduría muy activa, usted es de los personajes públicos que más dividen a la opinión. Así como tiene muchos admiradores, también tiene muchos detractores. Entre otras, ¿ha visto la campaña que hay organizada en Twitter para despedirlo? ¡Ha aparecido gente muy talentosa!
Claro, se llama ‘Chao Procurador’ (risas). Me parecen muy imaginativos. Mis hijas o mis amigos me los muestran. Hoy, con las redes sociales es imposible no ver eso. De manera que a veces los veo y me río. Me causa mucha gracia.
¿Y no ha votado? (Risas)
Claro que sí. Me entretiene y, como dicen ahora, ‘me desestresa’. ¡¡¡Jajaja!!! Como los toros. Si quiere, le cuento una anécdota.
Dele….
Yo voy a toros con mi señora, que también es muy taurina. Mis hijas no... como son tan pos- modernas…
¿En cambio, usted sigue en las cavernas? (Risas)
¡Yo soy del futuro! Soy del futuro porque los principios que echamos de menos volverán, pues son la base de la convivencia pacífica y de todas las sociedades que han salido adelante. ¡¡¡Jajaja!!!
El procurador Alejandro Ordóñez asegura que suele ser acompañado por su esposa a las corridas de toros. Sus hijas, dice, nunca van. Foto: Archivo / EL TIEMPO.
Pero vuelva a la anécdota….
En alguna oportunidad, en la época de la destitución de Petro, por ahí en esos días, con tanta tensión, se me vino el mundo encima. Nos fuimos con Beatriz a Duitama, a la plaza César Rincón y me senté al lado de unos de esos boyacenses típicos, con sombrero, con ruana; me miró y me dijo: “Quiubo, Procurador”. “Señor, ¿cómo le va?” Salió el toro de la ganadería de César Rincón, bautizado Procurador. Un toro que al final indultaron. Era muy brioso, y cuando fue sometido a varas se vino el toro de 480 kilos contra el caballo y lo volteó. Mi señora me clavó las uñas en el brazo, de los nervios. En la plaza se oía un murmullo; todos pensamos: mató al caballo. Como a los 20 segundos se para el caballo y sale muy elegante y todo el mundo aplaude. Y se voltea este boyacense que estaba al lado, me mira y me dice: “Procurador, a veces hay que hacerse el muerto” (risas). Pues yo he seguido ese consejo…
¿De hacerse el muerto? ¡No creo! Si cada rato está opinando de lo habido y por haber….
Pero esa es una enseñanza vital.
¿Qué va a pasar en la Fiscalía? Se va a vencer el período de Montealegre y en la Corte Suprema se requerirá prácticamente de un voto unánime para reemplazarlo, pues hay muchas vacantes….
Creo que la Corte debe integrarse rápidamente para lograr tomar una decisión pronta.
Las rivalidades políticas entre la Corte son muy profundas, y no lo han permitido. Si eso sigue, bloquearán la elección del nuevo Fiscal y tendrán que encargar al vicefiscal...
Creo que eso va a pasar, y podemos estar reproduciendo los mismos escenarios que vivimos cuando terminó el periodo el doctor Iguarán y quedó encargado durante varios meses, más de un año, el doctor Mendoza Diago. Pero ese es el diseño constitucional. Creo que se desaprovechó el momento de cambiar eso cuando se tramitó el equilibrio de poderes, porque precisamente esas circunstancias han debido quedar resueltas en la Constitución, no en un reglamento.
El vicefiscal ya nos anunció su posición de que los particulares no acudirán voluntariamente al Tribunal de Justicia Transicional, sino que serán conducidos. ¿Está de acuerdo con eso?
Pues, lo que pasa es que el acuerdo sobre justicia que se ha diseñado en La Habana genera una cantidad de preocupaciones y de inquietudes. Por un lado será una feria de impunidades, y por otro tiene todos estos riesgos de utilizar las estructuras creadas allí para generar procesos y decisiones que, para legitimar la impunidad de las Farc, pretenderán vincular a empresarios, quienes en muchos casos y contrariando su voluntad, apoyaron a los grupos paramilitares. Con el propósito de legitimar la impunidad a las Farc, tratarán de beneficiar hasta a los militares con la misma impunidad, y judicializar a empresarios para que se beneficien de esos mismos diseños. Mi posición ha sido clara, no puede haber impunidad para las atrocidades de las Farc; tampoco, para agentes estatales, militares o políticos que sean responsables de los mismos crímenes. Ese pacto de impunidad tarde que temprano se caerá. Se acordará de esta entrevista en unos años.
¿Qué opina de la decisión tomada por la mesa de La Habana de que las Naciones Unidas sean los coordinadores de una misión de la Celac que verifique el cese del fuego y la entrega de armas?
Es importante que el Gobierno revele el documento que enviaron a la ONU y en el que se señalan los parámetros de la verificación, para saber de qué estamos hablando. El Consejo de Seguridad no puede limitarse a esos parámetros, sino cumplir la verificación más estricta posible. El desarme debe ser absoluto, y las Farc no se pueden quedar ni con un alfiler. Respecto al cese bilateral, ya estamos en cese desde hace varios meses. Mientras las Farc se mantienen en el narcotráfico, la extorsión, el reclutamiento de niños y el delito contra los ciudadanos, el Gobierno cesó la persecución en su contra. ¡Deplorable! Eso viola la Constitución y desprotege a la sociedad.
¿Usted no está aterrado con la corrupción?
Ha adquirido unas dimensiones exorbitantes. Lo grave es que, ahora, la corrupción la endulzaron al calificarla, en el paralenguaje presidencial, como mermelada. Los ciudadanos se preguntan, nos van a subir los impuestos, nos asaltan los bolsillos, mientras la pasividad del Gobierno frente a la corrupción aterra. Es algo que deslegitima mucho la institucionalidad porque nos estamos acostumbrando a ella. Y los ciudadanos creen que hay muy poco que hacer. Es el principal reto que tenemos, que tiene este gobierno, que tiene hoy la institucionalidad, que tenemos hoy y que tenemos en el futuro.
¿Qué ha hecho la Procuraduría?
Hemos sido en eso incesantes. He destituido a más de 1.500 alcaldes, a más de 82 gobernadores. Y seguiremos combatiendo.
¿Usted cree, y le voy a hacer una pregunta muy directa, que el Gobierno reparte mermelada?
Creo que en este momento sí reparte mermelada, y a muchos los volvió diabéticos.
Y entre parlamentarios se trafica con los cupos indicativos…
Cierto. Y he notado algo: en los primeros años de mi administración era muy fácil encontrar y probar actos de corrupción en gobernadores, en alcaldes, en diputados, en concejales, en funcionarios de elección popular. Pero cada vez se han refinado más, sobre todo en materia de contratación. Hacen muy bien el mal. Lo han aprendido a hacer divinamente. Entonces, uno se encuentra muchas veces con hechos que sabe que son actos de corrupción, pero son formalmente impecables. Tienen los mejores asesores jurídicos. Y mientras la ilegalidad transita como gacela, la institucionalidad transita como un mamut. Nos desborda.
¿Y qué podemos hacer?
La corrupción es inaceptable, sea grande, pequeña, en cualquier nivel del Estado. Esto está llegando a un extremo que me recuerda una frase cruda, ruda, pero que resume lo que estamos hablando, que es de la autoría de nuestro Nicolás Gómez Dávila con su humor cundiboyacense y su conocida sorna. Ese sabio, en uno de sus escolios a un texto implícito, decía, palabras más palabras menos: “Cada mañana que me levanto y contemplo la corrupción de hoy, termino añorando la corrupción de ayer”.
Como Turbay Ayala, cuando hablaba de reducir la corrupción “a sus justas proporciones”…
Pero esta corrupción de hoy ha mutado. No es que la otra no exista, existe, y se persigue y sanciona, pero la que ha impactado mucho más, la que deslegitima la institucionalidad, la que nos ha colocado ad portas de una implosión institucional es esta en sus nuevas modalidades, y por eso la gente no confía en sus instituciones.
¿A usted no lo deja escandalizado el precio al que han llegado las campañas políticas?
Es absurdo. Mire, hubo campañas a las gobernaciones que pasaron de los 60.000 millones de pesos.
¡No! ¡Cómo será la robadera! Porque la única manera de pagar las deudas es con el erario público….
Hay muchas quejas. Estamos investigando.
Esperamos que, si el Consejo de Estado tiene a bien no removerlo del cargo, usted nos pueda producir unos resultados ejemplarizantes para poder parar esa corrupción que nos tiene agobiados a los colombianos.
En diez meses que me quedan de gestión se pueden hacer muchas cosas. Estamos en eso.
¿Pero qué hará si el Consejo de Estado resuelve otra cosa? ¿Permanecerá en la vida pública? ¿Qué preferirá: pelearse la candidatura presidencial con Marta Lucía y Cárdenas en el Partido Conservador, o con Óscar Iván y Carlos Holmes en el partido de ‘la U’?
Una vez culmine mi periodo como Procurador, hay muchas cosas que hacer. Lo he dicho muchas veces: tengo vocación por lo público y seguiré en la vida pública. No sé ejerciendo qué rol, pero sí opinando; quizás pueda hacerle competencia con una columna, dicte conferencias y escriba un libro; hay mucho que contar. Me dedicaré a la academia. Y trataré de ayudar a mis hijas a criar mis preciosas nietas.
¿Cuántas nietas tiene, Procurador?
Tengo tres nietas. En total, tengo siete mujeres. ¡Por eso no me pueden acusar de misógino! ¡¡¡Jajaja!!!
MARÍA ISABEL RUEDA
Especial para EL TIEMPO
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