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Feminicidio, la macabra arma del Eln contra la Fuerza Pública

Esa guerrilla asesinó a 126 mujeres en Arauca, Boyacá y Casanare por tener relación con uniformados.

“Ese día, el 18 de noviembre de 1990, era domingo y almorzamos juntos. Mi papá salió a comprar algo y yo, a salí a trabajar con el taxi (...). Como a eso de las seis y media yo estaba cerca de la casa y escuché seis disparos; cuando llegué, vi a Diana, mi hermana, tendida en la parte de afuera de la casa. La mató el Eln, y nosotros nos desplazamos de Saravena para San Andrés, Santander. Mi hermana era menor de edad y a ella la mataron porque tenía una relación sentimental con un policía”.
Diana es una de las 126 mujeres que, entre 1981 y el 2014, fueron asesinadas por el Eln en Arauca, Boyacá y Casanare como parte de una política sistemática de exterminio contra las amigas, novias y esposas de los integrantes de la Fuerza Pública para –dice la Fiscalía en el expediente con el que imputará casi 16 crímenes de todo tipo contra el Comando Central del Eln (Coce)– “dañar al enemigo”.
La muerte era la ‘sanción’ que esa guerrilla impuso contra toda mujer que desatendiera la prohibición de entablar cualquier relación con agentes del Estado en esos departamentos. Cada historia de ese indignante ‘dosier’ es una prueba de cómo los derechos de la población que decía defender eran violentados sin ningún miramiento por esa guerrilla.
“Mi hermana iba para misa, ella salió primero que mis tías, y en el camino le salieron unos hombres que venían en una moto, armados, y la obligaron a irse con ellos –se lee en otra de las denuncias– (...). Lo que se dijo ese día era que se la habían llevado para irse a una fiesta; pero no se volvieron a tener noticias de ella. Durante todos estos años, lo único que se supo es que los hombres que se la llevaron eran del Eln, que la asesinaron y la enterraron en una fosa común o en un cacao por la vía que va de Puerto Nariño a Puerto Contreras. El rumor que corrió es que a mi hermana la mataron porque en ese tiempo las mujeres no se podían acercar a ninguno del Ejército, y Clara, como era tan bonita, era pretendida por los soldados”.
Lógica de guerra
En el expediente hay 126 casos documentados de feminicidios. No fueron hechos aislados, sino parte de un plan de los altos mandos ‘elenos’ para, según esa guerrilla, castigar a los informantes del enemigo.
Esos crímenes fueron recurrentes en la región, especialmente en el municipio de Saravena, donde la población civil, hasta hace menos de una década, lo pensaba dos veces a la hora de responder el saludo de un policía o un soldado.
La explicación de la guerrilla es aún más indignante: un comunicado del frente ‘José David Suárez’ que forma parte del expediente recabado por la Unidad de Contexto de la Fiscalía dice lo siguiente: “Toda mujer que sea amante de un militar, tarde o temprano termina siendo una gran fuente de información para ellos, violando el Derecho Internacional Humanitario, como es el no involucrar a la población civil en la guerra, luego las dejan a la deriva para que la guerrilla les haga juicio revolucionario”. Con esa lógica, el crimen no era asesinar mujeres a sangre fría, sino que los uniformados tuvieran algún tipo de relación con ellas.
Pero no solo compañeras sentimentales o amigas de miembros de la Fuerza Pública fueron víctimas de esta macabra estrategia. Hay casos de dueñas de tiendas, peluqueras y hasta trabajadoras sexuales asesinadas.
“Mi mamá estaba con mi hermana cuando llegó la guerrilla y le dijeron que les hiciera un favor. Las llevaron a la escuela de la vereda, a mi mamá le dijeron que se bajara de la camioneta y cuando se bajó le dijeron ‘por sapa’, y le dispararon en la cabeza (...). A mi hermana la arrastraron por toda la escuela. Como mi mamá peluqueaba, el Ejército fue a la casa; ella no los quería atender, pero le dijeron que lo tenía que hacer. La ‘Neca’ (un jefe del Eln) nos dijo que la habían matado por peluquear a 50 hombres del Ejército”.
Lo mismo le sucedió a Fabiola. El 15 de diciembre de 1999 iba de Arauquita hacia Arauca cuando, según relata su esposo, hombres del Eln la bajaron del bus y le dieron al conductor la orden de seguir con los demás pasajeros, entre ellos sus hijos. Su cuerpo fue encontrado cuatro meses después, enterrado como NN. Fabiola tenía 36 años y dejó seis niños. La mataron porque lavaba ropa de algunos policías del pueblo.
A Cecilia y Beatriz, dos hermanas, de 16 y 17 años, también las hicieron bajar de un bus integrantes del Eln cuando iban hacia Cúcuta. El desgarrador testimonio de su hermano, inscrito en la denuncia que tiene la Fiscalía, dice que las mataron “por ser amigas de los policías de Tame, Arauca, cuando no se podía tener amistad con nadie de las autoridades de ningún pueblo”. Se desconoce si fueron agredidas sexualmente. Sus cuerpos fueron encontrados sin ropa. Beatriz tenía signos de tortura; Cecilia, solo los impactos de bala.
* Nombres cambiados por seguridad
VALENTINA OBANDO J.
Redacción Justicia
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