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El 'Alemán' y 'Julián Bolívar' hablan de su regreso a la libertad

Exparamilitares dicen que les cambiaron las reglas de juego establecidas por Justicia y Paz.

En julio del 2005, hace 10 años y tres meses, se aprobó la Ley de Justicia y Paz, que, entre otros beneficios, estableció penas alternativas de ocho años de prisión para desmovilizados que hubiesen cometido delitos graves.
Gracias a esto, en los últimos meses 73 miembros de los grupos de autodefensas que se sometieron a la justicia han recuperado su libertad. La cifra es baja, pues, para esta fecha, unos 1.355 desmovilizados ya deberían haber salido de prisión.
Los exjefes ‘paras’ dicen que les cambiaron las reglas de juego y que la justicia ordinaria se atravesó en la justicia transicional. Sin embargo, los magistrados de Justicia y Paz sostiene que los que no han salido es porque no han cumplido requisitos esenciales del programa o no han colaborado lo suficiente con dos elementos claves: verdad y reparación.
De hecho, la Corte Suprema reconoció esta semana que los dineros entregados por los ‘paras’ no alcanzarán para reparar a las víctimas de uno de los capítulos más atroces de la violencia en Colombia y en el que un millón y medio de personas se han presentado como víctimas. Así, este capital punto quedaría en letra muerta, en medio de rumores de que varios líderes de las autodefensas ocultaron sus fortunas.
Rodrigo Pérez Alzate, alias Julián Bolívar, y Freddy Rendón Herrera, alias el Alemán, son dos de los seis altos mandos de grupos paramilitares que, aunque tendrán que seguir vinculados al programa de Justicia y Paz por cuatro años más, ya caminan libres por las calles del país.
EL TIEMPO habló con ellos sobre su salida, el proceso de reintegración y lo que puede aportar la experiencia de Justicia y Paz al proyecto de justicia transicional con las Farc.
‘Veo una sociedad con ganas de parar la guerra’
Freddy Rendón Herrera, alias el Alemán.
Han pasado 80 días desde que Freddy Rendón, conocido como el Alemán, dejó la cárcel de Itagüí para reintegrarse a la vida civil. Foto: David Sánchez
Cuando cumplió los ocho años de reclusión, ¿por qué no autorizaron su salida?
Las fiscalías ordinarias no han cesado los procesos que llevan en contra de los postulados de Justicia y Paz. Hay un sinnúmero de investigaciones que son atribuibles al extinto bloque ‘Élmer Cárdenas’. Si se llevara a cabo cada proceso, los que hicimos parte de ese grupo no podríamos salir nunca. A mí todavía me llaman a comparecer por casos que van por la justicia ordinaria.
Muy pocos desmovilizados que ya cumplieron el tiempo de pena han quedado libres. ¿El Gobierno les incumplió?
No digo que no cumplió, pero el Gobierno cambió las reglas de juego, y los demás componentes, entre ellos la Rama Judicial, comenzaron a cobrar su no participación. La Corte Constitucional declaró el delito político como concierto para delinquir. Además, se está aplicando la doble incriminación. En el proceso con la guerrilla hay que corregir eso. Uribe fue muy celoso con el proceso de desmovilización de las autodefensas. No hubo participación de la sociedad, ni de la Rama Judicial. Las altas cortes estuvieron por fuera. Por eso se rompió.
¿Qué piensa del acuerdo de justicia con las Farc?
Ese documento se hizo con base en el proceso de paz de las autodefensas y por eso incluye varias cosas: los delitos de lesa humanidad no quedan impunes, además las penas serán también de 5 a 8 años. Estamos de acuerdo en que ellos no vayan a una prisión porque es tiempo que se pierde para trabajar con las víctimas. Hay otras alternativas que pueden contribuir más a la verdad y a la reparación. No tienen que ser cárceles de máxima seguridad, como las de nosotros, pueden ser colonias agrícolas.
¿Qué aportes le deja el proceso de ustedes al que se viene con las Farc?
Colombia no estaba preparada para una desmovilización tan numerosa, más de 55.000 personas entregaron las armas. Hubo muchos errores, pero ahora yo creo que con lo aprendido se puede manejar lo que se viene.
¿Qué ha hecho desde que salió de la cárcel?
El proceso para los altos mandos funciona así: si no hemos sido condenados, tenemos que tener brazalete; si ya nos condenaron, no. Ese es mi caso. Cuando quedamos libres, debemos presentarnos ante la Agencia para la Reintegración, que nos asigna un psicólogo para un acompañamiento personalizado. Yo estoy trabajando en la Fundación Pro Resiliencia, ahí estamos construyendo proyectos en torno a la reconciliación; ahora, específicamente, en uno sobre búsqueda de desaparecidos.
¿Cómo es su relación con las víctimas ahora que tiene más contacto con ellas?
Aquí todos somos víctimas. Este país tiene 47 millones de víctimas. Colombia está parada sobre una gran fosa común. Pero yo veo una sociedad con ganas de parar la guerra. Las víctimas quieren trabajar con nosotros por la paz y la reconciliación. Pasa, por ejemplo, que el recibimiento, muchas veces, es más cordial por parte de los afectados directos que por parte de los indirectos.
¿Ha sentido temor de hablar con ellos?
El día en que el bloque ‘Élmer Cárdenas’ entregó las armas en Unguía (Chocó), había víctimas del bloque presentes. El contacto con ellos no fue fácil. Nosotros hicimos cosas muy malas. La guerra lo lleva a uno a cometer cosas que en este punto uno se pregunta cómo una persona pudo haber dado esas órdenes. No es fácil sentarse al frente de una familia que sufrió, pero tenemos que darnos la oportunidad de reconciliarnos.
¿Cómo ha sido el tema de la seguridad? ¿Se sienten realmente protegidos?
Las autodefensas han pasado por un exterminio y la Fiscalía tiene que investigar y aplicar justicia. Más de 2.200 desmovilizados han sido asesinados. En mi caso, la Unidad Nacional de Protección y la Policía están garantizando mi seguridad.
¿Qué pasó con su solicitud de extradición?
El Gobierno la negó desde hace varios años. En este momento no hay una garantía para la no extradición, pero ¿usted se imagina si extradita otros 20 exmiembros de las autodefensas, pero no de la guerrilla? El Gobierno tiene que legitimar los procesos de paz.
¿Cómo ve su vida ahora?
Es un cambio para bien, extrañé a la familia y algunas cosas no han sido fáciles al salir. Pero me encontré con una sociedad dispuesta a trabajar en la reconciliación.
El mayor desplazador del país
El ‘Alemán’ fue el comandante del bloque ‘Élmer Cárdenas’ de las autodefensas, cuyos hombres impusieron en Chocó y Antioquia la práctica de cortar la cabeza de sus víctimas.
Confesó en Justicia y Paz su responsabilidad en 15.000 hechos, de los cuales 7.000 son por el delito de desplazamiento forzado, convirtiéndose en uno de los mayores responsables del desplazamiento en la historia del conflicto armado en el país. Tiene un expediente abierto en Estados Unidos por narcotráfico.
‘Hay que aprender de los errores de Justicia y Paz’
Rodrigo Pérez Alzate, alias Julián Bolívar.
Rodrigo Pérez Alzate, excomandante de las autodefensas del Bloque Central Bolívar, recuperó la libertad el pasado 22 de mayo. Foto: Archivo particular
¿Qué le impidió salir de la cárcel cuando cumplió el tiempo de su pena?
Los 8 años los cumplí en agosto del 2014. En ese momento pesaba sobre mí una solicitud de extradición, por algunos hechos que ya había confesado desde el 2007. La Corte Suprema de Justicia emitió un concepto favorable, situación que no me permitía solicitar la libertad, y solo cuando el Presidente negó mi extradición fue que lo puede hacer.
¿Siente que el Gobierno les incumplió?
El proceso ha estado colmado de incumplimientos. El fenómeno paramilitar quedó inmerso bajo el horizonte del delito político en el artículo 71 de la Ley de Justicia y Paz. No obstante, un pronunciamiento de la Corte Suprema de Justicia determinó que ese artículo estaba en contravía de la teoría del delito político. Entonces se perdió esa condición, y en consecuencia cesó la interlocución con el Gobierno, que significó, por un lado, el camino para la extradición de varios excomandantes, y, por el otro, el final de un proceso al que le faltaba la puesta en marcha del componente primordial de la resocialización de los excombatientes, lo que conllevó para muchos el regreso a las armas. He ahí la razón por la que las denominadas ‘bacrim’ están integradas, en un altísimo porcentaje, por exmiembros de las autodefensas.
¿En qué otros temas faltó el Gobierno a su compromiso?
Los trámites burocráticos, demoras en las postulaciones, tardanzas en las sustituciones de medida, falta de unificación de criterios entre los magistrados, la pugna entre la justicia ordinaria y la transicional y la dificultad en la suspensión de los procesos ordinarios son otros incumplimientos.
¿En qué se destacó Justicia y Paz?
El modelo de Justicia y Paz, pese a todas sus deficiencias, tiene trascendental importancia en el campo de la verdad y la reparación en favor de las víctimas.
¿Cómo ve el acuerdo de justicia transicional con las Farc?
Solo conocemos un borrador. Pero considero que se está avanzando positivamente en uno de los puntos más complejos. Es la herramienta que puede llevar a la superación del conflicto.
¿Estaría de acuerdo en que las Farc sean procesadas con condiciones distintas de las de las autodefensas?
Los acuerdos de La Habana, que tienen como fin la superación del conflicto, deben ser acordes con la realidad del país. La experiencia nos enseña que debemos aprender de los errores. En definitiva, si se trata de acabar con la violencia, la privación de la libertad no es el elemento que nos lleve a superarla, es necesario buscar otros mecanismos, como las penas simbólicas, el trabajo social, entre otros. La espina dorsal de cualquier negociación de paz y el punto culminante de los acuerdos debe propender por el favorecimiento de las víctimas; en este caso, la verdad es el elemento reparador por excelencia. Lo que es imperativo buscar, es resarcir el daño causado a las víctimas y garantizar la no repetición de estelas de guerra y dolor.
¿El plan de reintegración llenó las expectativas?
El inicio del proceso de paz con las autodefensas careció de una política de reintegración seria y planificada. La institución creada por el Gobierno para este fin no contaba con personal suficiente para atender el universo de desmovilizados y sus programas presentaron muchas falencias. Los privados de la libertad carecieron de toda asistencia psicosocial. Pero debemos reconocer el esfuerzo que han venido haciendo los funcionarios de la ACR en el mejoramiento de sus programas y para superar las limitaciones de la ley.
¿Qué está haciendo ahora?
Desde que estaba privado de la libertad he venido trabajando no solo en mi proceso de reintegración, sino que acompaño el de otros postulados. Esto me ha facilitado mi retorno a la sociedad. En estos 5 meses de libertad continúo trabajando desde la Fundación Aulas de Paz en la construcción de escenarios de paz y propuestas pedagógicas para promover la convivencia y prevenir la violencia. De igual manera, vengo generando espacios de comunicación con las víctimas que me han permitido vivir experiencias muy sensibles de perdón y reconciliación.
Y su vida personal…
Continué con mi proceso de formación en Filosofía, que inicié en la Universidad Santo Tomás hace 4 años, desde la cárcel.
‘Le mintió a la justicia’: Corte
La Corte Suprema compulsó copias contra ‘Julián Bolívar’ por no decir la verdad sobre el poder político de su grupo paramilitar. En sentencias judiciales consta que su bloque, el Central Bolívar, asumió el poder del famoso grupo de ‘los Doce Apóstoles’ en Yarumal (Antioquia) y empezó por asesinar a 22 personas. Sus hombres dejaron 4.000 víctimas en el país. Tiene procesos por narcotráfico y por ese delito su socio ‘Macaco’ y su hermano ‘Pablo Sevillano’ fueron extraditados a EE. UU.
VALENTINA OBANDO J.
Redacción Domingo
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