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Antioquia y Valle, ejes de nuevos batallones de desminado humanitario

En nueve meses, 5.000 soldados profesionales comenzarán a trabajar con las unidades.

JUSTICIA
Con ocho nuevos batallones, adscritos a dos brigadas, que estarán estratégicamente distribuidos en zonas afectadas por el conflicto, se constituirá el nuevo componente de desminado humanitario colombiano.
Desde hace 11 años una sola unidad con 500 hombres, el Batallón de Desminado Humanitario número 60 –único en el mundo en esta labor específica–, tenía a su cargo el barrido sistemático de los artefactos explosivos sembrados por la guerrilla en diferentes áreas.
Para el 2017, se tiene proyectado aumentar a 17 el número de compañías certificadas para este trabajo.
Las minas antipersonales han dejado hasta la fecha 11.390 víctimas. 6.971 de ellas eran miembros de la Fuerza Pública y las 4.419 restantes, civiles.
“En los próximos meses, el trabajo de desminado humanitario va a tener mucho predominio, porque se incrementarán por nueve las capacidades de cobertura, con la unidad que ya se tenía y las que llegan a reforzar esta importante labor”, le dijo a EL TIEMPO el coronel Richard González Vera, actual comandante de la única brigada de desminado que existe en Colombia.
Una de las brigadas tendrá como eje central Antioquia. Desde esta zona táctica se desplegarán hacia el oriente y noroccidente más de 2.500 desminadores, en Arauca y los Santanderes; y hacia el occidente, en Chocó y Córdoba. La Segunda Brigada de Desminado va a estar ubicada en Palmira (Valle). Desde allí ‘cepillarán’ Nariño, Cauca y Caquetá. El trabajo arranca en predios rurales, que tienen la mayor cantidad de minas.
“Es que en el 70 por ciento de los municipios del país, de acuerdo con sus habitantes, se tienen sospechas de la existencia de minas antipersonales”, agregó el coronel González Vera.
Aclaró que esta labor es diferente a la que ejecutan los grupos especializados en antiexplosivos de las Fuerzas Militares: son los que despejan el camino a las tropas que realizan operaciones contra los grupos ilegales.
En particular, la labor de los nueve batallones, con los primeros 5.500 hombres que entrarán a reforzar la limpieza de territorios contaminados de artefactos explosivos improvisados, contará con el acompañamiento de un grueso número de explosivistas de las Farc.
Esto, tal y como se acordó en marzo del año pasado en La Habana, en medio de los diálogos entre las Farc y el Gobierno, para una labor conjunta de cara a un desescalamiento del conflicto.
El primer trabajo conjunto empezó en la vereda El Orejón (Antioquia), el mismo sector en el que un experto en explosivos del Batallón de Desminado número 60 perdió la vida, cuando intentaba desactivar una mina acuñada con dos kilos de pólvora.
El Ejército ya tiene detectadas las zonas en donde se desarrollará el trabajo colectivo y ya están en entrenamiento los primeros 823 soldados profesionales que se irán al sur del país.
“La proyección es georreferenciar de primera mano las áreas contaminadas y empezar a despejar todos esos sitios. Esto va de la mano con el proceso de restitución de tierras, parte integral de la Ley de Víctimas”, dijo el coronel González. Y agregó: “No se puede restituir un predio en donde existan sospechas de que allí hay explosivos”.
Perros que valen $ 170 millones
El Ejército cuenta hoy con 11 perros certificados para las labores de desminado humanitario. Son pastores alemanes de raza belga malinois. Son menos en número en relación con los caninos usados en el desminado militar, actividad que cuenta con más de 3.000. La capacitación de un perro antiexplosivos tarda tres meses; en cambio, los de desminado humanitario, un año. Un canino de estos está avaluado en 170 millones de pesos. Se les utiliza porque en ubicación de explosivos son precisos, metódicos y de admirable concentración.
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