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'Condiciones para la paz están dadas': exdelegado de ONU en el Caguán

El noruego Jan Egeland habla del nuevo diálogo con las Farc.

En conversación desde Oslo, el diplomático noruego Jan Egeland, exdelegado de la ONU para el conflicto colombiano y director para Europa de Human Rights Watch, confirma que su país está en contacto con las Farc y el gobierno Santos, listo para asumir un papel activo en un eventual proceso de paz. Sin embargo, aclara que aún no ha sido invitado por las partes para ser facilitador.
¿Qué perspectivas de éxito le ve a este nuevo diálogo?
Estoy convencido de que ahora sí están dadas las condiciones para hacer la paz en Colombia. Ambas partes, Gobierno y guerrilla, han entendido, por fin, que la única posibilidad para acabar con el conflicto es la salida negociada, lo cual no estaba claro en 1999.
¿Por qué cree eso?
La guerrilla ha cambiado y está en capacidad de asumir el proceso con más seriedad que la demostrada de 1999 al 2001. Su situación es más difícil que en el 2000, cuando contaba con 18.000 hombres y mujeres armados y tenía un fuerte liderazgo, cimentado en hacer la guerra. Además, ha sufrido golpes importantes, a la par que ha tomado nota de que todos los conflictos que comenzaron al amparo de la Guerra Fría se han resuelto y de que las corrientes de la historia contemporánea están a favor de la paz. Las cifras son contundentes: de los 55 conflictos armados que existían en 1993, solo subsisten 33.
¿Y el Gobierno?
Su voluntad de llegar a un acuerdo negociado es seria.
¿Qué papel juegan usted y Noruega en este esfuerzo?
Desde hace muchos años, Noruega ha estado involucrado en el proceso de paz en Colombia y no tiene otros intereses allí que facilitar la búsqueda de paz entre las partes. Ese interés comenzó cuando fui vicecanciller noruego en los 90.
En el 2000 invitamos a las Farc y al Gobierno colombiano para que conversaran en Oslo, en el marco del llamado Eurotour. Después de ello, ambas partes invitaron a Noruega a hacer parte del grupo de países amigos del proceso de paz. Desde entonces, Noruega ha seguido dispuesta a jugar un papel como facilitador. Pero hay que señalar que no van a ser Noruega, Cuba ni Venezuela los que logren la paz, sino que es Colombia la que debe y puede lograr algo más efectivo que otras veces. Es importante encontrar la forma de entrar directamente a negociar y no perder tanto tiempo en dialogar sobre cómo empezar a dialogar.
¿Noruega ya fue invitada por las partes para actuar como negociador activo?
No lo sé, pero entiendo que Noruega está en contacto con las partes, lista para actuar cuando la invitación oficial de las partes le sea extendida.
Se ha dicho que usted integra la lista de facilitadores...
Por ahora, no juego ningún papel. Soy el director para Europa de Human Rights Watch y, en virtud de este cargo, estuve en enero en Colombia y me reuní con representantes del Gobierno. Conozco muy bien a Noruega y a Colombia, país que considero mi segunda patria desde que llegué en los 70, a los 18 años, para ser voluntario en el Minuto de Dios del padre García Herreros, y al que he seguido vinculado por mi carrera diplomática.
¿Aceptaría ser facilitador?
Claro. Estoy dispuesto a colaborar en esta nueva etapa de esfuerzos, sobre todo como consejero, porque es fundamental no cometer los errores del proceso pasado.
¿Cuáles fueron los errores más grandes del Caguán?
La voluntad de lograr acuerdos era muy limitada, porque las partes no aseguraron la seriedad mutua antes de iniciar las conversaciones. También hubo mucho protagonismo personal y político, faltó habilidad para organizar la dinámica y no se definieron canales de negociación secretos, aspecto básico cuando se quiere llegar a acuerdos válidos. Además, no hubo el suficiente convencimiento de que la meta tenía que ser la negociación y que los acuerdos, aunque controversiales, son mejores que seguir la guerra.
En ese tema de canales discretos de negociación me gusta mucho citar el ejemplo del Canal Noruego, que se inauguró, sin que nadie supiera nada, para la negociación entre Israel y la OLP. Yaser Arafat seguía siendo considerado un terrorista en Israel y EE. UU., pero cuando tuvimos listo el acuerdo los parlamentos de ambos países lo suscribieron.
¿Cree necesaria una zona de distensión para este diálogo?
La negociación debe tener lugar en un ambiente de seguridad para las partes, pero no necesariamente en Colombia. Puede ser en otro territorio; Oslo, por ejemplo.
¿Ha tenido comunicación con el presidente Santos?
Lo vi en enero, pero he estado en contacto con su consejero de Seguridad, Sergio Jaramillo, con quien he hablado de lo bueno, lo malo, lo feo y lo no repetible del Caguán.
Facilitó la paz en Guatemala
Egeland dirigió la delegación noruega que facilitó el diálogo entre el Gobierno de Guatemala y la guerrilla, los cuales culminaron con el acuerdo de Oslo (1996). También trabajó en la Convención de Ottawa contra las minas antipersonal.
PATRICIA SALAZAR FIGUEROA
Para EL TIEMPO
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