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Un Nobel con sentido social

Esta vez, fueron laureados 3 investigadores que combaten enfermedades en las zonas de mayor miseria.

EDITORIAL
Ninguno de los tres ganadores del Premio Nobel de Medicina 2015 podía creer que habían merecido semejante honor. Uno, que se despertó en la madrugada por la llamada oficial, pensó que se trataba de un chiste. Otro aseguró que no se le había pasado por la cabeza que sería elegido, porque solo había tomado prestado el poder de los microbios, y la tercera porque nunca había recibido un galardón en su país.
Lo cierto es que las investigaciones del irlandés William Campbell, el japonés Satoshi Omura y la farmacóloga china Youyou Tu han hecho enormes aportes a la lucha del planeta contra parásitos endémicos, sobre todo en las zonas más pobres del planeta.
Campbell y Omura hallaron un tipo de compuestos conocidos como avermectinas, que matan los parásitos causantes de infecciones como la filariasis (que causa la terrible y deformante elefantiasis) y la oncocercosis (que provoca la ceguera de los ríos). Juntos, estos males afectan a más de 100 millones de personas al año, y se estima que la oncocercosis ha dejado, hasta ahora, ciegas a unos tres millones de personas.
La investigadora Tu demostró que la artemisina o ajenjo dulce actúa en contra del parásito que produce el paludismo o malaria (que enferma a cerca de 200 millones de personas cada año y mata a casi 600.000), hallazgo que resultó después de analizar más de 2.000 remedios tradicionales chinos; se piensa que esta sustancia podría servir para destruir células tumorales.
Visto así, nadie pondría en duda ni el enorme aporte que estos investigadores han hecho a la salud pública mundial ni que este pueda ser objeto de reconocimiento. Sin embargo, la distinción con el Nobel causó sorpresa en la comunidad científica, acostumbrada a que los premios se otorguen a trabajos de ciencias básicas; esta vez se laureó a investigadores que desarrollaron fármacos hace más de 50 años, a partir de sustancias naturales y para enfrentar enfermedades desatendidas. Esto es excepcional en la historia de los premios Nobel, porque reconocen el carácter social de trabajos “que tienen consecuencias inconmensurables en la mejora de la salud y en la reducción del sufrimiento”. Más que un premio, es un aliento para frenar las enfermedades abandonadas en las zonas de mayor miseria.
editorial@eltiempo.com
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