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Editorial: Reapareció el 'comandante'

Polémico como siempre, Fidel Castro les volvió a decir a sus enemigos que aún sopla las velas.

Editorial .
“Cuando más se envejece más se parece la torta de cumpleaños a un desfile de antorchas”, dijo la famosa actriz estadounidense Katharine Hepburn. Quién sabe cuántas velas le pondrían el sábado pasado al pastel de celebración de los 90 agostos del máximo líder de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz.
Con las que fuere, con los naturales achaques de la vejez, agravados por enfermedades intestinales que lo han aquejado por varios años, y que seguramente lo llevaron a endosar el poder, apareció en público el legendario ‘comandante’, en una gala organizada por la compañía de teatro infantil La Colmenita, en el teatro Karl Marx, de La Habana. Estaba acompañado, entre otros, por su hermano Raúl –el actual Presidente de la isla– y por el mandatario venezolano, Nicolás Maduro.
Polémico como siempre, Fidel Castro les volvió a decir a sus enemigos, que no son pocos los que se ha granjeado, que aún sopla las velas. Porque inclusive apareció con un artículo de prensa, escrito para la ocasión, eso sí ya no kilométrico como aquellos discursos de horas y horas de hace décadas.
El mundo vio otra vez al más viejo dictador, a ese hombre que nació en cuna humilde, que se superó y se enfiló en los postulados comunistas de la escuela de Marx, hasta llegar a ser máximo líder de su país desde 1959 hasta el 2008, librando un largo pulso con la primera potencia del mundo y, por ello mismo, sometiendo a todo un pueblo a un encierro que costó hambre, celdas y atraso.
Fidel Castro aún mantiene sus dardos afilados contra Estados Unidos, a pesar del deshielo en las relaciones que en buena hora comenzó la isla hace más de año y medio, con Barack Obama. En fin, será la historia la que lo juzgue. Hoy tiene derecho a celebrar.
Mientras tanto lo deseable, por el bien de millones de cubanos, es que los hermanos Castro sigan abriendo la isla a los avances y a las oportunidades del mundo, que los desterrados puedan volver a su tierra y que ese aguerrido pueblo no tenga que jugarse hasta la vida buscando mejores horizontes. Todos merecen un cumpleaños en casa.
EDITORIAL
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