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Marihuana: una norma que reta

Con su reglamentación, el país puede hacer un avance más en investigación médica y científica.

EDITORIAL
Tras la firma este martes, por el presidente Juan Manuel Santos, del decreto que reglamenta la tenencia y el cultivo de semillas y plantas de cannabis, y regula los procesos de producción, fabricación, exportación, distribución, comercio y uso de estos elementos y sus derivados con fines médicos y científicos, el país se pone a la vanguardia en este tema en el mundo.
La norma fija las reglas para toda persona jurídica y natural que quiera dedicarse a este campo, dentro de un contexto legal, sobre la base de que el uso terapéutico de los derivados del cannabis es un hecho que requiere insumos para llevarlo a la práctica.
Se necesita, en ese orden de ideas, desarrollar procesos agroindustriales para obtener los ingredientes que permitan hacer investigación, con miras a avanzar en temas como biodisponibilidad, dosis, formas farmacéuticas, efectos reales, riesgos, indicaciones y contraindicaciones.
En estos aspectos todavía se requieren avances, ojalá autónomos, razón por la cual el decreto, además de proporcionar unas bases legales, reta y estimula a autoridades, investigadores, cuerpo médico y a todos los interesados para que aporten, con rigor, elementos que zanjen discusiones y permitan avanzar.
Es claro que la marihuana como medicamento no es una panacea, aun cuando se le reconocen algunos efectos para el tratamiento y manejo de ciertos síntomas y enfermedades que van desde el dolor hasta el glaucoma. ¿Hasta qué punto? Eso, justamente, tendrá que ser clarificado en el proceso, y de ahí las bondades del decreto. El texto no deja nada al azar y allana el camino para que sea el país el que explore por su cuenta, genere conocimiento y hasta se convierta en productor de medicamentos de esta clase, que cada vez son más demandados en el mundo.
Esto era impensable hasta hace poco, en un país signado por las secuelas trágicas que el narcotráfico le ha dejado, y le deja. Por eso es entendible que haya polémica en torno a la norma, lo cual, a la larga, es una garantía de que los interesados en toda esta cadena de producción funcionen con apego a la ley y la evidencia científica, que pone a raya las potenciales especulaciones en torno a la marihuana y sus usos.
editorial@eltiempo.com
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