¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Los simbolismos de Mockus

Le molesta la incultura, lo irrita la falta de atención de los auditorios a quien expone.

Editorial .
El hoy senador y líder del partido Alianza Verde Antanas Mockus tiene una personalidad particular. Es un hombre que a lo largo de su vida no ha pasado desapercibido no solo por sus ejecutorias –ya como rector de la Universidad Nacional, como alcalde de Bogotá, en dos ocasiones, o como político, disputando, inclusive con gran acogida, la presidencia del país–, sino por su estilo personal, muchas veces lleno de simbolismos y excentricidades.
A este filósofo y matemático hay que reconocerle que sus mensajes de cultura ciudadana, especialmente como alcalde de la capital del país, calaron en el alma social. Mensajes que hoy –cuando la agresión o el pasarse las normas por la faja son moneda común– se echan de menos. Al dirigente le molestan la incultura, el irrespeto hacia el otro, hacia lo ajeno; lo irrita la falta de atención de los auditorios a quien expone.
Para ello ha recurrido al hecho de bajarse los pantalones para hacerse oír. Y ahí se destapa la polémica, porque este no es precisamente un acto de cultura. Lo hizo en 1993 en el auditorio de la U. Nacional cuando los estudiantes no lo dejaban hablar. Y lo repite ahora, nada menos que en el recinto del Senado de la República, en la sesión inaugural, el pasado 20 de julio, en busca de obligar a los congresistas a ponerle atención al último discurso del presidente de la corporación, Efraín Cepeda, después de intentarlo con otras gesticulaciones y llamados.
Es comprensible la molestia de Mockus. Y él precisó que no se le ocurrió otra cosa en ese momento. “Es una costumbre que hay que cambiar, y las costumbres se cambian, a veces, con intervenciones puntuales que tratan de ser pedagógicas”.
Pero también debe cambiar él ese hábito, más cuando se pisan recintos sagrados de la democracia y se está ante la prensa nacional y mundial y el mensaje puede resultar contraproducente: en vez de culto, un tanto grotesco.
El respetable senador debe hallar otras maneras de llamar la atención. Quizás más bien amarrándose mejor los pantalones.
EDITORIAL
editorial@eltiempo.com
Editorial .
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO

Más Editoriales

Sin tregua

Los golpes recientes a la delincuencia en Bogotá dejan ver que la estrategia va bien encaminada.

El paso de la ONU

Pese a reacciones ante la resolución que pide un cese al fuego en Gaza, esta postura trae esperanza.

Una respuesta necesaria

Lo que Colombia le puede aportar al país vecino es contribuir a que celebre elecciones libres.

Días de reflexión

Es importante el llamado de la Iglesia sobre temas que se discuten en el Congreso y en el de la paz.

La nueva casa del FEP

El Estéreo Picnic graduó al Simón Bolívar como el espacio propicio para eventos de esta envergadura.

Más por el turismo

Avances del sector mejorarían con incentivos tributarios, promoción a viajeros y más conectividad.

Terrorismo en Moscú

En estos demenciales actos caen seres inocentes, que tienen derecho a la tranquilidad y a la vida.