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El dilema ecuatoriano

Colombia debe ejercer ayuda efectiva en el nuevo caso de secuestro de ciudadanos ecuatorianos.

Editorial .
Ecuador no se acaba de recuperar del secuestro y asesinato del equipo periodístico de El Comercio de Quito cuando otra noticia vuelve a sacudir su sentido de seguridad y confianza. Este martes, muy de madrugada, el gobierno de Lenín Moreno anunció que dos de sus ciudadanos –una mujer y un hombre– fueron secuestrados en la región de Esmeraldas por la disidencia de las Farc que comanda ‘Guacho’.
En la prueba de vida enviada al Gobierno aparece la pareja con una soga al cuello y maniatada, e imploran que les den a sus captores lo que quieran para no correr la misma suerte de los periodistas. Todo un juego macabro que pone en un dilema enorme al palacio de Carondelet, en el sentido de ejercer presión militar con el riesgo de que los secuestrados sean asesinados, o negociar con una banda de narcos que pone a los civiles como carne de cañón para chantajear.
No es que los problemas de seguridad en la frontera colombo-ecuatoriana sean nuevos. Finalmente, es una zona cuyas condiciones selváticas y remotas –y por su ubicación estratégica– se prestan para una nutrida actividad delincuencial, cuya punta de lanza es el narcotráfico. Mucho más ahora, con la presencia de los carteles mexicanos.

Todo un juego macabro, en el sentido de ejercer presión militar con el riesgo de que los secuestrados sean asesinados, o negociar con una banda de narcos que pone a los civiles como carne de cañón.

Por eso urge una acción decidida y conjunta de los gobiernos de Bogotá y Quito, que no debe quedarse solo en lo militar y policial, que en el momento actual es lo más apremiante, sino también inspeccionando más a fondo las causas formales de todos los fenómenos de violencia.
El presidente Moreno reconoce que durante gobiernos anteriores fueron permisivos y que tuvieron una paz relativa a cambio de dejar pasar la droga. Pero es evidente que las políticas han cambiado, por lo que el coletazo violento empieza a golpear a sus ciudadanos. Y ahí es donde entra Colombia, que debe ejercer ayuda efectiva, pues finalmente lo que sucede es consecuencia de los rezagos de su conflicto armado.
Toda la solidaridad para el pueblo ecuatoriano, y mucha fortaleza, pues el desafío al que se enfrentan no será menor.
editorial@eltiempo.com
Editorial .
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