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Un Congreso eunuco

No habrá constituyente, como quieren las Farc. Yo, le raparía la mano al Gobierno con su propuesta.

MARÍA ISABEL RUEDA
Es legítimo que el Gobierno busque procedimientos más rápidos, con riesgos institucionales mínimos, para aprobar los acuerdos de La Habana. Así nos han vendido la tal Comisión Legislativa Especial que van a crear. Y esas intenciones las tendríamos que apoyar, siempre y cuando se surtieran por los canales constitucionales, hoy por hoy los únicos que nos apartan del camino de Venezuela.
Pero la propuesta es un esperpento, aunque venga adornada para convencernos de que el Congreso ejercerá su labor legislativa, solo que en un grupo más pequeño, para actuar de manera más expedita. Detrás de los adornos, es mucho menos inofensiva que eso.
Para arrancar, el acto legislativo tiene dos problemitas: no garantiza una rapidez considerablemente mayor que la de los trámites parlamentarios normales, como para apartarnos de ellos y que se justifique arrasar de esta forma con la Constitución. Se sorprenderán de cuán poco, en tiempos legislativos, nos ahorraremos bajo esta modalidad: seis meses a lo sumo. Pero, en cambio, podría ser irreversible el costo institucional de investir a Santos de facultades para que se tome el Poder Legislativo, dejándole al Congreso solo un poder de veto. Esta es exactamente la inversión de los roles del Ejecutivo y el Legislativo previstos en la Constitución.
Tampoco es cierto que será un camino menos riesgoso, y trataré de explicarlo en términos sencillos: no habrá por ahora Constituyente, como quieren las Farc, pero yo, de Álvaro Leyva, le raparía la mano al Gobierno con su propuesta. Porque la Comisión Legislativa que nace es, en sí misma, una constituyente amaestrada y dócil. Operará como una comisión constitucional especial con poder constituyente sometido a las orientaciones de La Habana.
1) Todas las iniciativas de leyes o reformas constitucionales vendrán del Presidente previamente revisadas, glosadas, adicionadas y aprobadas por las Farc.
2) La función del Congreso será que su recién creado grupúsculo, conocido como Comisión Especial Legislativa, discutirá las iniciativas del Presidente en una vuelta (normalmente son ocho debates en dos vueltas cuando se trata de reformas constitucionales).
3) Pero si al Congreso le da por cambiarles un renglón, necesariamente deberá contar con el permiso presidencial o “el aval previo del Gobierno Nacional”.
4) Finalmente, en plenarias de Cámara y Senado las someterán a un sí o a un no. Un fast track. Tampoco habrá cambios.
5) ¿En esa discusión de un solo debate, qué capacidad deliberativa, entonces, le queda al Congreso sobre si lo propuesto por el Presidente y por las Farc le conviene o no al país? Solo la de improbar los proyectos por mayoría absoluta. De lo contrario, se darán por aprobados.
En conclusión: el Congreso, en relación con la paz, pierde su iniciativa legislativa y de reforma constitucional. No puede cambiar sin permiso del Presidente lo que este se invente con las Farc para someter a su consideración, y la deliberación parlamentaria solo puede conducir excepcionalmente a la improbación. Eso quiere decir que todas las leyes y reformas constitucionales que el Presidente proponga con su iniciativa para implementar los acuerdos de paz saldrán de Palacio y de La Habana al Congreso con fuerza legislativa propia, con vocación de regir por sí mismas, porque no se necesita que el Congreso las apruebe.
Dirán que eso es igual a lo que hizo el congresito en la Constituyente del 91. No. La diferencia, que no es ninguna bobadita, radica en que en el 91 no había Congreso y ahora sí hay.
El presidente Santos, pues, no limitó su intervención a ser negociador de la paz, sino que ahora ejercerá el poder constituyente y legislativo. No quiero decir que son poderes dictatoriales, pero está que se me chispotea.
Respeto a quienes consideran que esta es la única vía para finiquitar cuanto antes este proceso de paz. Lo que pretendo con esta columna es que tengamos claro en qué nos vamos a meter para ello.
Las reformas a las que nos someterán para pactar la paz de Colombia saldrán del capricho del presidente Santos y de las Farc, que las aprobadas previamente y al final serán tramitadas, con las debidas apariencias, por un Congreso eunuco.
Entre tanto… En lugar de comprar productos importados, ¿ya probaron las gulupas y cholupas, fantásticas frutas exóticas ‘made in Colombia’?
MARÍA ISABEL RUEDA
MARÍA ISABEL RUEDA
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