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Evitar el flagelo de la guerra

Un “no más” a las atrocidades que dejaron más de ocho millones y medio de víctimas en el país.

Tommy Strömberg
Los nombres y lugares asociados a las atrocidades que marcan la historia del mundo son muy conocidos: Guernica, Treblinka, Hiroshima, Ruanda, Srebrenica, y aún más recientes, Alepo y Yemen. Los recuerdos de los que han sufrido son tan dolorosos como el número de sucesos.
Después de cada nuevo crimen de lesa humanidad, siempre decimos “nunca más”. A pesar de ello, nuevos nombres continúan agregándose a la lista. Muchos conflictos han ocurrido no porque fallamos en preverlos (las señales de exclusión, violaciones de los derechos humanos y la desigualdad política, social y económica son factores fáciles de identificar), sino porque tardamos en responder de manera temprana, o lo suficientemente rápida, para impedirlos.
Es precisamente para esto que hace 72 años se creó las Naciones Unidas, con el mandato de evitar “el flagelo de la guerra” para las generaciones futuras. Colombia fue uno de los Estados visionarios fundadores.
La realidad es que las decisiones que se adoptan o se dejan pasar pueden llevar a generar conflictos y violencia. En este día de las Naciones Unidas, Suecia –como miembro no permanente del Consejo de Seguridad– hace un llamado a asegurar una ágil y eficaz implementación del acuerdo de paz en Colombia.

En este día de las Naciones Unidas, Suecia –como miembro no permanente del Consejo de Seguridad– hace un llamado a asegurar una ágil y eficaz implementación del acuerdo de paz en Colombia.

Según el Centro de Memoria Histórica, solamente en Colombia se registraron 1.982 masacres en medio siglo. Eventos tan dolorosos como el de Bojayá, El Salado, La Escombrera, la toma del Palacio de Justicia son algunos de los episodios más violentos del país. Frente a este contexto, la decisión del Gobierno de negociar la paz es una oportunidad para que las nuevas generaciones de colombianos no tengan que vivir los horrores de la guerra y otras diferentes formas de violencia.
Este es el momento preciso para un “nunca más” definitivo. Un “no más” a las atrocidades que dejaron más de ocho millones y medio de víctimas en el país.
Colombia y las Farc han manifestado su voluntad de alcanzar la paz mediante los acuerdos firmados a finales de 2016. Esperamos que muy pronto el Ejército de Liberación Nacional (Eln) siga el mismo camino. Estos acuerdos de paz no son solo una forma de poner fin al conflicto armado en Colombia, sino que junto con una serie de reformas económicas, políticas y sociales serán una forma de prevenir nuevas formas de violencia en el país y garantizar un futuro más estable y pacífico.
La implementación de la paz no es un camino fácil de recorrer. Es por ello que nos complace que Colombia haya emprendido ese camino y sea en este momento una de las pocas buenas noticias en el turbulento mundo actual. Suecia, entre muchos otros que construyen paz, hemos decidido acompañar los dos procesos.
Durante la última década, Suecia ha apoyado la construcción de paz en Colombia con iniciativas que promueven el desarrollo sostenible en áreas de conflicto, fortaleciendo la capacidad del Estado para defender los derechos humanos y promoviendo la participación de la sociedad civil, las víctimas y dando poder a las mujeres para tener una voz en las negociaciones.
Como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, Suecia tiene un compromiso para que cada día el trabajo multilateral llegue a donde más se necesita en cumplimiento de su misión.
En Colombia, nuestro compromiso con los actores de este país y con las Naciones Unidas es el mismo; seguiremos trabajando por una paz duradera y sostenible que beneficie a todas y todos los colombianos y colombianas.
TOMMY STRÖMBERG
* Embajador de Suecia en Colombia
Tommy Strömberg
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