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Subimos a 4, pero estamos lejos del ideal

La paz está cada vez más cerca, y la educación es un mecanismo para consolidarla.

GINA PARODY
Fue publicada recientemente la edición 2015 del escalafón de las mejores universidades del mundo según la firma QS. Vale decir que los ‘rankings’ universitarios se convirtieron en la herramienta más efectiva para otorgar visibilidad y reputación a las universidades en un contexto internacional.
En la edición 2015 del QS, Colombia experimentó importantes avances. Por un lado, incrementamos de 9 a 10 las universidades evaluadas entre las mejores del mundo. Por el otro, por primera vez 4 instituciones colombianas alcanzaron el ‘top’ 500 global: la Universidad de los Andes (puesto 283), la Nacional (290), la Javeriana (401) y la Universidad Externado, que acaba de ingresar en el puesto 441.
Muy importante fue la mejoría experimentada por la Nacional, que en el último año subió 26 puestos, explicados principalmente por su fortaleza en las dos variables de percepción: obtuvo un puntaje de 92,1 sobre 100 en la encuesta de reputación con empleadores (puesto 66) y de 71,2 en la de reputación académica (puesto 139).
Este resultado positivo no fue generalizado en el resto de universidades evaluadas. En el 2015, las otras dos instituciones colombianas del ‘top’ 500 del QS, los Andes y la Javeriana, experimentaron un descenso en sus posiciones, con respecto al 2014, de 21 y 54 puestos, respectivamente. Por su parte, la Universidad del Valle bajó del rango de 600-650 en el 2014 al 700-800 en el 2015, y la de Antioquia no ha mejorado en los últimos tres años.
Esta dificultad de las universidades colombianas de mantenerse en lugares de alto desempeño se explica por su debilidad en las otras tres dimensiones evaluadas por el modelo QS: calidad de la facultad académica, visibilidad de la investigación académica (medida en términos de citaciones en Scopus), y capacidad de atracción de estudiantes y docentes internacionales.
Aunque el panorama es un poco más favorable si se analiza la tendencia de mediano plazo –entre el 2011 y el 2015 Colombia pasó de tener 5 instituciones a 10 entre las analizadas por QS, y nuestras dos mejores universidades experimentaron en promedio una mejora de 71 puestos en cuatro años–, incluso si fuera posible continuar a este ritmo nos tomaría cerca de 11 años llevar una universidad colombiana al ‘top’ 100 del QS, lo que sería uno de nuestros objetivos si queremos llegar a ser la nación mejor educada de América Latina.
Por esto es urgente generar un cambio de tendencia y un punto de inflexión en nuestras políticas de calidad educativa. La paz está cada vez más cerca, y la educación es un mecanismo para consolidarla e impulsar el desarrollo económico y social del país. Nuestro camino debe seguir el ejemplo de naciones que luego de la guerra encontraron la paz a través de la inversión en capital humano, como Corea y Singapur, cuyos esfuerzos de dirigir la inversión pública a la educación se han visto reflejados en el desempeño y evolución de la calidad de sus universidades, y en sociedades con desarrollo económico y social permanente. Recursos que fueron invertidos sistemáticamente en la guerra deben comenzar a invertirse en educación.
En Colombia ya hemos logrado avances importantes. Pero nos hace falta un largo camino. El país necesita que sus universidades demanden más docentes con estudios de doctorado, aumentar la producción científica y su nivel de visibilidad, enviar a los colombianos a estudios de alto nivel en el exterior, y generar un ecosistema de investigación con la tecnología necesaria que le brinde sostenibilidad a todo el esquema y sea atractivo para los mejores cerebros del mundo. Todo esto cuesta. Pero esta inversión es indispensable para que Colombia avance, sus empresas innoven y la paz sea una realidad. Solo la ignorancia lleva a la guerra, y es terreno abonado para la violencia.
GINA PARODY
Ministra de Educación
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GINA PARODY
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