¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Hijos, ¿sí o no?

En las grandes ciudades colombianas, los jóvenes dicen: ‘no quiero hijos’, sin ambages, sin dudarlo.

La noticia titulada ‘Colombia está dejando de tener hijos’, que leí en la prensa recientemente, me remontó a una conversación que tuve con un taxista en Rusia hace 12 años, agobiado porque después de la caída del régimen comunista los pobres cada vez eran más pobres mientras crecía una élite multimillonaria. “No futuro, por lo tanto, no hijos, esa es nuestra consigna”, me dijo. Así de claro.
La noticia que acabo de citar, del 11 de junio, hacía referencia a una investigación realizada por la Universidad de La Sabana en varias regiones del país que se denominó ‘El termómetro de la familia’, en la que se destacó que “el 59 por ciento de los nacionales no quieren tener hijos, y si ya los tienen, no desean más”. En el estudio se dedujo que ¡6 de cada 10 colombianos no quieren tener hijos! y también se concluyó que esto tiene que ver, entre otras, con razones socioeconómicas.
Los hallazgos coinciden con lo que uno ve día a día en las grandes ciudades colombianas: ‘No quiero hijos’, dicen los jóvenes, sin ambages, sin dudarlo, sin pena. ¿Las razones? Muchas. Pero no creo que sean las económicas las que primen. Pienso que es una mirada realista, inteligente, consciente frente al presente y el futuro de la humanidad. Este siglo XXI también aguanta el tango más elogiado del siglo XX: “El mundo fue y será una porquería en el quinientos seis y en el dos mil también…”. Creo que traer hijos a este mundo, en las condiciones que está, es egoísta, es irresponsable, es masoquista. Ese cuento del querido viejo que “a cambio de nada me dio la vida…”, como dice la canción sureña, es un melodrama que no les cuadra a miles y millones de niños que hoy mueren de hambre en Colombia y en el mundo, a los cientos que esperan en el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar una alma caritativa que les brinde un hogar, a las miles de niñas que nacieron en hogares donde los llamados padres o padrastros las abusan y destruyen su existencia. Ellos y ellas no tienen nada que agradecer por haber llegado a este mundo. A ellos no les cuadra la canción.
La opinión del pueblo, que está siempre adelante de las acciones del Gobierno y de las leyes de un Congreso negligente, está formando un coro que rechaza tener más hijos para la violencia, para la guerra, para el azaroso pronóstico del calentamiento global y de la carencia de agua y recursos naturales.
Los organismos internacionales hablan de una demografía en ascenso, en la cual las cifras de crecimiento poblacional en más de un 80 por ciento corresponden a los nacimientos entre la población más pobre de los países más pobres. Colombia lo sabe, pero no ha sido capaz de diseñar una política demográfica para los hogares de menos recursos, que son los que tienen más hijos, y opta por entregar subsidios populistas: a más hijos, más subsidios, cuando debería ser lo contrario, subsidios para quienes deciden no tenerlos o aplazarlos hasta cuando estén en condiciones de velar por ellos.
Abono que quienes más están tomando conciencia del problema son las mujeres, ante la irresponsabilidad masculina. El informe anual de actividades de Profamilia 2015, leído con lupa, muestra como la esterilización femenina es del 35 por ciento en el país, mientras que la esterilización masculina no llega al 3,6 por ciento. Y en el campo es del 1,3 por ciento. Es claro que allí hay un terreno abonado para un trabajo sistemático de planeación demográfica en la población rural y, especialmente, entre la del sexo masculino.
Está claro también que esos 7.400 millones de humanos que somos hoy tenemos la responsabilidad de frenar la natalidad, porque el planeta que habitamos está herido de muerte. Celebro que Colombia lo está entendiendo así y aplaudo que las mujeres de la ciudad y del campo dejen la cocina y los pañales, o retrasen esta faena que la sociedad les impuso y que muchos quieren perpetuar.
SONIA GÓMEZ GÓMEZ
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO

Más de Redacción