Puño y letra
Rubén Darío y Augusto Sandino representan la esencia de mi país, por la palabra y la dignidad.

El destino tiene diversos rostros, el de la miseria irreductible, el de la violencia y el del poder.
Bogotá se parecía aún a aquella que fue estremecida por el Bogotazo, cuando se desató la violencia.
Que un caudillo escoja a un sucesor al que va a mangonear fácilmente ha probado ser fatal.
Si soy dueño del poder, lo que diga siempre será verdad. Los demás solo tendrán un arma débil.
La cultura ha sobrevivido a lo largo de la historia derrotando las imposiciones de los inquisidores.
Las novelas interrumpían hasta las sesiones de diputados, el horario de misas y funciones de cine.
Pedro Joaquín Chamorro fue el opositor por excelencia de la dictadura, desnudando sus atrocidades.
En la otra cara del terror está siempre la adulación, que es una de las formas de la cobardía.
En Honduras, Nasralla pasó de ganador a perdedor. Todo un acto de prestidigitación digital.