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De vacaciones con Goethe

El año se me acaba, y en mi lista quedan muchos libros por leer.

Sergio Muñoz Bata
La lectura y los viajes son para mí búsquedas que en sus mejores momentos conducen a gozos magníficos. Este verano, los nietos nos llevaron a mi esposa y a mí a vacacionar a Lerici, una pequeña ciudad enclavada entre los Apeninos y el golfo de los Poetas que precipitadamente desciende de la montaña a la costa y debe parte de su fama internacional a que ahí vivieron grandes poetas, como Lord Byron y Percy Bysshe Shelley.
Para el viaje empaqué el 'Viaje a Italia', de Goethe, sin saber que las correspondencias entre esta vacación y el libro de Goethe encaminarían mis lecturas futuras. En este libro, Goethe narra su travesía por toda la península italiana en un viaje que duró 18 meses, cuyo propósito fundamental era descubrir los vínculos de unión entre Alemania y la Antigüedad clásica.
El libro es un rito de pasaje complejo y contradictorio a veces, pero sus observaciones sobre el arte, el teatro, la arqueología, la arquitectura y el carácter italiano son brillantes, fascinantes y a menudo enigmáticas, como en este pasaje.
Cruzando de Sicilia al golfo de Nápoles por el estrecho de Mesina descubre un remolino en medio de dos rocas que surgen ominosas por entre la niebla. La imagen evoca en el escritor la escena en la que Homero narra en 'La Odisea' la aparición de los monstruos marinos Escila y Caribdis, y la utiliza para resaltar el contraste entre lo real y lo imaginado: “La imaginación humana siempre visualiza los objetos que considera significativos como más altos y espigados de lo que realmente son para otorgarles más carácter, importancia y dignidad... La imaginación es a la realidad lo que la poesía es a la prosa: la primera describe los objetos como masivos y verticales, mientras que la prosa tiende a extenderlos horizontalmente”.
Con esta idea en la cabeza, me fui de excursión a Fiascherino, un poblado vecino a Lerici por donde pasaron D. H. Lawrence y Aldous Huxley. D.H. 'Lawrence and Italy' contiene tres largos ensayos que evidencian la lucidez de su mirada inquisitiva. Observar un soleado huerto de limones a orillas del lago de Garda lo lleva a reflexionar sobre la amenaza que representa el avance de la mecanización, tan evidente en su Inglaterra gris y polvorienta.
En 'Along the Road', un excéntrico travelogue que compara su visión de Italia con las de novelistas como Joseph Conrad o Katherine Mansfield, Aldous Huxley confiesa sin rubor que viaja con un tomo de la Enciclopedia Británica y contrasta los paisajes italianos en función de la coloración de su enorme colección de lentes. El azul del mar o el verde de la naturaleza, nos informa el científico que lleva dentro, varían según que utilice sus lentes azules o verdes.
Desafortunadamente, ni Lawrence ni Huxley, me ayudaron a descifrar el enigma planteado por Goethe, pero a mi regreso a Los Ángeles me topé con Nietzsche, Freud, Benn y el Hechizo azul de Liguria, de Martina Kolb, que, enmarcado en la teoría de la geopoética, subraya que “la tierra engendra la escritura y la escritura la tierra” y nos recuerda que “la pequeñez, lo escarpado, compacto y remoto de Liguria” ha sido fuente de inspiración de un sinfín de escritores: Dante, Goethe, Byron y Shelley, entre muchos otros.
Hoy sigo leyendo a Kolb, y, aunque todavía no desentraño el misterio de la metáfora de Goethe, concuerdo con Freud cuando, a su paso por el golfo de Liguria, le escribe una carta a su hermano en la que le confiesa que “para hablar de esta tierra hay que ser poeta o citar a los poetas”.
El año se me acaba, y en mi lista quedan muchos libros por leer. Algunos de ellos son de viajes, otros de historia y otros cuantos sobre temas de actualidad. Tendré que esperar al 2018 para leerlos y, ojalá, para seguir contándole de mis lecturas favoritas.
SERGIO MUÑOZ BATA
Sergio Muñoz Bata
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