¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Archivo

Salvar al toro de lidia

El toro debe ser la gran preocupación. Magistrados y congresistas: corten orejas, pero no derechos.

Luis Noé Ochoa
En los toros, lo usual es que se jueguen la vida los toreros. En Bogotá, el domingo se la jugó la afición, víctima de una peligrosa agresividad física y verbal de unos violentos que fueron a cortar rabo.
Dicen los animalistas que los infiltraron. Seguramente, pues allí se respiraba odio de clases. Los violentos se dedicaron a gritar improperios, estilo ‘Bronx’, contra la “oligarquía”, acompañados por políticos populistas, sin respeto por las minorías, ni las leyes, ni la democracia.
Al salir de la plaza, en ese tumulto, una mujer que empujaba como un toro me dijo: “Esto se puso caliente”. “Sí, señora, pero saque la mano de mi bolsillo”, le dije. Y grité lo que casi nadie grita en este país: “¡Están robando, están robando!”.
Y robaron. Pero lo más grave fue la violencia de los que defendían la vida, que ha podido terminar en muerte. Y que obligará a asistir a toros con armadura de acero y casco en lugar de sombrero. ¿Qué habrían dicho los políticos de boina si hay una desgracia? Los revoltosos lanzaron piedras, ladrillos, orines, huevos, etc. Yo vi cerca a una mujer energúmena y pensé que me iba a echar un huevo, pero terminó lanzando un escupitajo a una señora, por ser una “oligarca de mierda”. O sea que no era oligarca.
El toreo tiene detractores, con su derecho a manifestarse, pero pacíficamente, aunque muchos desconocen la realidad de este arte, que es crear belleza ante un toro de unos 500 kilos, a centímetros del cuerpo. Es hacer una especie de danza ante una fiera, armado con un trapo rojo, y llevarla por los caminos de figuras geométricas a una velocidad deseada, quieto el hombre, así a veces esté a instantes de que el cuerno le parta la femoral.
Este es el arte que pintaron Goya, Picasso y Botero, entre muchos artistas más. Es literatura por toneladas a las gestas, a los mismos toros, a los sueños de muchachos humildes y valientes, que quieren un día salir en hombros de Las Ventas de Madrid, que es como para James jugar en el Bernabéu.
Muchachos que entrenan todos los días, con muletas prestadas, se van heridos a los hospitales, sanan y vuelven... Y se gradúan al fin, a veces con traje fiado, para surgir y sacar adelante a sus familias. Ese toreo es el que aporta muchos millones para los hospitales de los niños con cáncer, para ancianatos, o para parques infantiles, etc.
Pero ese toreo, que da miles de puestos de trabajo, lo quieren acabar, desconociendo derechos constitucionales. Casi que lo quieren volver delito. Como dijo Víctor Diusabá, autor del libro La afición: “En estos tiempos se ve más mal al taurino que al corrupto. Así estamos”.
Aquí hay otras ‘violencias’: los mismos pollos, que crecen en 45 días, sin moverse, y de polla ni pío, pasan a desangre, y nadie grita “no más fricasé”. Los toros cebúes, que son capados sin anestesia, llegan golpeados, a veces con la cola partida, vértebra por vértebra, para que caminen, sin comer largas horas para que pesen menos, y nadie va a las famas a gritar “asesinos sin razón, no les compro su capón”; al cordero lo degüellan, el pez muere asfixiado.
Esto es un asunto de derechos, de libertades y de respeto por las minorías. Pero ya le metieron política, y lo van a volver tema electoral. La misión será matar la fiesta brava a la brava. Pero de paso matan esa especie de toro. Y este debe ser la gran preocupación. Por eso, César Rincón me dijo que “se necesita un cónclave, con los cardenales taurinos, para ver qué caminos seguir; a ver si sale humo blanco”. Claro, porque el humo del domingo en la 7.ª era negro. Ojo, magistrados y congresistas: corten orejas, pero no derechos.
Luis Noé Ochoa
luioch@eltiempo.com
Luis Noé Ochoa
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO