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¡Qué oso!

Nos fascina hacer el oso. Exigir nuevas disculpas a la Casa Blanca porque el escándalo de los guardaespaldas puso en evidencia verdades es de un parroquialismo bochornoso. No es de extrañar que los gringos contestaran que nos dediquemos a cosas serias y los dejemos tranquilos.
Ya fueron condescendientes y caritativos al mandarnos una primera excusa y aceptar sin molestarse que el gobierno Santos, bajo presión popular y mediática, "exigiera" una investigación profunda de lo ocurrido, como si fuera asunto nuestro.
Los únicos interesados tendrían que ser los del Servicio Secreto de Washington porque en Cartagena sus hombres se fueron con mujeres buenas, pero en otro lado, si nos ponemos en un escenario peliculero y extremo, podrían ser espías o terroristas locas.
Que hay prostitutas en la Heroica y que algunas empresas foráneas venden la ciudad como destino turístico sexual es descubrir que el agua moja. Podían haber escrito esos periodistas norteamericanos, a quienes muchos consideran integrantes de un siniestro complot para desacreditarnos, que la miseria en esa ciudad preciosa la escondimos bajo la alfombra de la Cumbre, o que solo un porcentaje raquítico de la población cartagenera disfruta la riqueza que mostramos.
O que la prostitución infantil galopaba a la intemperie, fresca, hasta que las autoridades locales y los hoteleros le pusieron coto y ahora la practican los extranjeros depravados en apartamentos alquilados. Los degenerados locales, sin embargo, no tienen que viajar hasta la capital de Bolívar. En las carreteras nacionales, así como en los pueblos mineros y petroleros, encuentran niñas a la lata dispuestas a irse con ellos por cualquier peso para salir de su pobreza extrema.
Hace unos años, también quisieron declarar a Pirry persona non grata por dejar al desnudo el drama social que viven las menores de edad en Cartagena y, gracias a su denuncia y a la bulla posterior, la dirigencia local se puso las pilas.
Tampoco tiene presentación que piensen utilizar dinero de los contribuyentes para emprender una campaña publicitaria internacional costosa y montañera, con el objetivo de contarle al mundo verdades a medias y mentiras completas.
¿Cuál será el lema? En Cartagena las mujeres son castas y bellas. En Cartagena, si quiere cama, conquiste, no saque la billetera. Incluso podrían organizar un concurso nacional y escoger al que disfrace mejor una realidad que debería dolernos más que lo publicado en periódicos de afuera. Porque se trata de falta de oportunidades, de abusos de menores en las familias, de hogares deshechos, de adolescentes sin rumbo, de adultas que necesitan plata y ven en sus cuerpos hermosos el mejor o el único negocio.
Y que no sufra nadie, que los turistas no tacharán el Corralito de Piedra de sus planes de viaje solo porque hay pobreza y prostitución, factores ambos que dan por descontado. En Bangkok o Ámsterdam hay más mujeres a la venta y en la India, mayor miseria, y, sin embargo, son destinos muy apreciados.
Mucho peor para el turismo es el agobiante acoso de los vendedores ambulantes en las playas, la suciedad del mar o lo costoso de todo.
NOTA. Un peligroso criminal, Carlos Estiven Orozco Quitumbo, 'Tato', de la Jacobo Arenas de las Farc, cuando estaba preso en Popayán, se cansó de ofrecer plata para su fuga. Logró su traslado a la cárcel de Jamundí, localidad donde la mafia de Santander de Quilichao, el pueblo que controlaba, tiene nexos con los capos locales. Como debe salir para audiencias en Popayán, seguro está planeando su fuga. Desde ya lo advierto. Hay mucho billete para ayudarle a escapar.
SALUD HERNÁNDEZ-MORA
@saludhernandezm
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