¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Destrucción parcial

Este ha sido un ejemplo de buen gobierno que ojalá se repita ahora en la reconstrucción de Mocoa.

Rudolf Hommes
La destrucción parcial de Mocoa es una tragedia que pone en evidencia la precariedad de nuestras vidas frente a los fenómenos naturales y sirve de advertencia a quienes de una u otra forma hemos contribuido a irrespetar la naturaleza, ya sea por acción o por emisión.
El número de muertos y desaparecidos ya suma varios centenares, y faltan datos. El enorme sufrimiento de las víctimas ha estado permanentemente expuesto en las pantallas de televisión, y quizás nadie ha sido indiferente a tanto padecimiento. Es el momento de reflexionar sobre el daño que causan la imprevisión, la ignorancia y la falta de conciencia ambiental, que conducen a atentar contra la naturaleza.
Ya había sucedido algo parecido, pero hace cincuenta años, y no fue suficientemente disuasivo. Posiblemente, los particulares y las entidades oficiales no tenían plena conciencia del daño ocasionado al medioambiente, y menos del peligro. Por eso parece fútil tratar de atribuir responsabilidades. Más productivo es aprender para que no se repitan estos episodios, que afortunadamente no son frecuentes pero tienen consecuencias desastrosas, como ha sido el caso de Mocoa, y emprender con voluntad inequívoca la transformación de esta capital departamental y la plena incorporación de la ciudad y de Putumayo a la nación.
La destrucción de este municipio y la manera realmente admirable como ha respondido el Gobierno Nacional, con el Presidente a la cabeza y personalmente comprometido, puede convertirse en un ejemplo de que el Estado colombiano no es inoperante cuando hay voluntad y de que en este caso, por lo menos hasta ahora, no ha sido evidente el “derrumbe parcial” que padece, en opinión de James Robinson, un destacado maestro de varios jóvenes colombianos y analista de la economía y la sociedad colombiana (‘El Espectador’, 1-4-2017).
La destrucción parcial de Mocoa puede ser el punto de partida para que el Estado se recupere de la postración parcial que Robinson le atribuye. La diligencia del Gobierno que se ha observado en Mocoa en los últimos días también fue característica de la forma como se forjó el acuerdo de paz con las Farc. Lo que lo ha hecho posible ha sido el compromiso inequívoco y la voluntad férrea del presidente Santos de sacarlo adelante, la cuidadosa preparación que antecedió a la negociación y la disciplina del Gobierno y los negociadores de ambos bandos. Este ha sido un ejemplo de buen gobierno que ojalá se repita ahora en la reconstrucción de Mocoa y se aplique en la concreción de la paz en Colombia.
Después de firmado el acuerdo, salvo para aprobar leyes por la vía del ‘fast track’, al Gobierno le han hecho falta esos mismos elementos para pasar a etapas concretas de su aplicación material que son determinantes del éxito. Lo que se requiere en lo que queda de esta administración y en la siguiente es un compromiso y una voluntad comparables a los que hicieron posible el acuerdo, que se han exhibido ahora de nuevo en Mocoa. Son indispensables para suspender el derrumbe parcial del Estado y rescatarlo de su actual condición de rehén de una clase política a la que le llegó la hora de transformarse para contribuir al bien común o desaparecer. Volver a crear a Mocoa y organizar un Estado libre de corrupción, con plena capacidad de responder a los retos que le impone el momento histórico, la oportunidad de ponerle fin a más de medio siglo de atrocidades y a una tradición de clientelismo e impotencia parcial que se remonta a la Colonia son propósitos en los que los intereses del Gobierno y la oposición, de izquierda o de derecha, deberían estar alineados. Darle plena capacidad de operar al Estado puede ser un propósito común.
RUDOLF HOMMES
Rudolf Hommes
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO

Más de Redacción