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'Rigo' sí dio la mano

Rigoberto Urán podía ser un valioso aliado para Esteban al marcar el ritmo en la subida.

Los buenos resultados de nuestros ciclistas en el exterior han permitido una mayor disponibilidad de contenidos web dedicados a este deporte, bien por el regreso de los medios masivos tras años de desinterés, o bien por el surgimiento y consolidación de medios independientes como nosotros. Esta proliferación de contenidos es benéfica para el ciclismo siempre y cuando sus autores cumplan con estos tres indicadores: conocer este deporte, ser objetivo y saber hacer una buena lectura de carrera.
Cuando estos elementos faltan, el resultado puede ser como la desafortunada columna de Rafael Mendoza en El Espectador, cuyo epígrafe dice “Rigoberto Urán le dio el golpe definitivo a la ilusión colombiana”, refiriéndose a la pérdida del liderato de Esteban Chaves. Es muy difícil entender cómo alguien que sabe puede llegar a esas conclusiones, mucho menos con ese tono, y menos aún en un medio masivo.
“En vez de darle una mano, como todos lo esperábamos, le propinó el último golpe que lo acabó moralmente”. En el ciclismo debes vencer a tus rivales, naturalmente, pero también los necesitas para tener éxito: un puñado de rivales se vuelven aliados en la escapada del día, dos equipos rivales se ponen de acuerdo para perseguir a los fugados, un favorito al título puede acordar con un rival el frecuente “para ti la etapa, para mí la general”, etc. Sin embargo, estas alianzas suelen durar solo unos pocos minutos y lo más sano es que terminen pronto, de lo contrario, entramos en la tierra de nadie, entre lo que es juego limpio y lo que no.
Rigo podía ser un valioso aliado para Esteban al marcar el ritmo en la subida, pero solamente si este lograba aguantar su rueda. No pudo aguantar, fin natural de la alianza, nada de traición. Rigo sí le dio una mano, pero solo podía darle esa mano.
“Acaso no recordó que dos años atrás Nairo (…) le salvó el subtítulo en la etapa final al llevarlo con sabiduría, pegado a su rueda”. Aquí hay una lectura equivocada de la etapa 20 del Giro 2014. En Monte Zoncolán vimos a Rigo atacando como haría cualquier aspirante al título y a Nairo responder a ese ataque para proteger su liderato como hubiera hecho cualquier otro líder, muy fiel a su estilo de no derrochar energía si no es necesario. Se dio la feliz coincidencia de verlos subir juntos y eso fue bueno para alimentar el orgullo patrio y darle visibilidad al ciclismo en la prensa masiva nacional, pero fue un ataque-respuesta, no un “llevar con sabiduría”.
“Nunca pudo ni podrá ganar el Giro porque su mejor época ya pasó. (…) Con un accionar como el de ayer (…) quizás le puso fin a su carrera de segundón. Sobre esto podría comentar que ‒suspicacias aparte‒ el pico de rendimiento de los ciclistas se ha ido desplazando hacia edades más avanzadas, así que no es posible hacer afirmaciones tan radicales, pero eso deja de tener importancia porque aquí se ha transgredido un límite. Se puede estar en desacuerdo con el desempeño de un deportista, sus decisiones, su proceder (el debate entre opiniones opuestas es sano y enriquecedor), pero las gratuitas acusaciones de traición y los términos irrespetuosos están a un nivel al que no debió llegar.
Quiero finalizar invitando al señor Mendoza a leer la campaña Celebrate humanity de los Juegos Olímpicos, que nos enseña que la mejor manera de honrar al rival (aquel que nos hace crecer como deportistas) es tratar de vencerlo.
Tú eres mi rival pero no mi enemigo,
porque tu resistencia me da fuerza,
tu voluntad me da coraje,
tu espíritu me ennoblece.
Y a pesar de que quiero vencerte,
si lo logro, no te humillaré,
en lugar de eso te honraré,
porque sin ti soy menos humano.
PAULO CÉSAR SEPÚLVEDA
Director de La Ruta del Escarabajo
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