¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Archivo

Decepción

Ricardo Silva Romero
Todo sucedió bajo la oscura vigilancia del Partido Liberal, todo: el sombrío procurador Ordóñez, ese galán de ultraderecha tan inflexible con la moral ajena pero tan comprensivo con la propia, tan implacable con los políticos caídos pero tan complaciente con los que tenían su suerte en las manos, fue reelegido por el Senado como un Papa criollo -hubo humo negro en la noche del martes 27 de noviembre- para la gloria infinita de nuestro Señor y nuestra corrupción. Ni la renuncia de último minuto de un miembro de la terna, ni las documentadas noticias de su clientelismo: nada pudo detener su coronación. Se le vio feliz. Había conseguido 80 de los 93 votos que podía conseguir. Estaba dejándonos en claro que los que no queríamos seguir viéndolo, por sectario, por sinuoso, en ese trono que una vez fue solo una silla, éramos otra minoría exasperante.
"La opinión pública no es la opinión publicada", declaró -como si el pueblo lo hubiera elegido, como si su "opinión pública" supiera quién es él y quién no es- sobre los aplausos de los congresistas que lo ratificaron a pesar de las denuncias. "Gracias, senadoras y senadores, por su independencia", agregó.
En verdad creía, hecho un protagonista de reality, que el país entero estaba mirando. En verdad pensaba que Dios -ojalá estuviera yo dramatizando- lo llamaba a seguir ejerciendo el sagrado oficio de convertir la Procuraduría en una policía secreta: Dios justifica los medios.
Pero la noticia está, en Colombia, donde esté la decepción: la decepción, en un país acostumbrado a perder sus pulsos con su clase política, es siempre el hecho para destacar. Y el autor de la desilusión, en este caso, fue desde el comienzo el encorvado Partido Liberal. El senador Robledo, que votó en blanco a riesgo de ser condenado al infierno por los "ordoñistas", y de crearnos la ilusión de que no nos gobierna una sola voz, escribió a las 10 y 50 de aquella "noche novembrina" que al Procurador "no lo reeligió 'el Congreso', sino los partidos santistas: el Liberal, el Conservador, la U, Cambio Radical, el Verde y el Pin". Y no obstante fue claro que esta vez fuimos traicionados, sobre todo, por el club rojo que encabeza hoy Simón Gaviria.
Y también fue evidente que el mérito de este nuevo desengaño no era de ellos, sino nuestro. Sí, podríamos poner en duda esta democracia retratando a todos sus partidos vanos, pero el Liberal es particularmente vergonzoso porque ni siquiera está a la altura de su nombre. Y, después de años y años de verlo portarse con sus ideas como con las ideas ajenas, ya era hora de que no esperáramos nada coherente de sus representantes. Y sin embargo, porque vivir es resignarse a la esperanza, sus 17 votos a favor del cavernario Ordóñez son la gran decepción de la noticia. Mucho Galán. Mucho Cristo. Mucha búsqueda de la dignidad del hombre que vive aquí en Colombia. Pero todo, al final, es teoría. Al final, existe una manera "liberal" de justificar que se elija de una terna de dos a un hombre que encarna todo aquello contra lo que se está luchando.
Yo no pertenezco a nada de eso. Pero sí tengo un abuelo fantasma que armó un libro raro, Ayer, hoy y mañana del liberalismo colombiano, que de frente aspiraba a que el Partido Liberal no solo a ratos fuera digno de su nombre. Me da pena por él. Me da pena por todos los liberales de verdad que en Colombia se sienten arando en el mar que queda. Lo siento por los periodistas estupendos que probaron hasta la saciedad que reelegir a Ordóñez era reconocer que el Estado es una "familia" en el peor sentido de la palabra. Y solo se me ocurre decirles, a esos reporteros, que "la opinión publicada" cojea pero un día se vuelve "la opinión pública". Y que les doy las gracias por su independencia.
Ricardo Silva Romero
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO