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Publicando lo impresentable

Como las fábulas tienen moraleja, ustedes extraerán más de una sobre el país.

Yolanda Reyes
La fábula trata de un estudiante de administración que se pregunta sobre las “principales causas” de la pobreza, y, en vez de aprovechar la bibliografía y la guía de sus maestros para formarse e investigar, entrevista a “diecisiete líderes de gran trascendencia en la historia de Colombia”. Así, según sus palabras, “quedan registrados diversos puntos de vista, como el filantrópico, el académico, el económico, el social, el eclesiástico, el empresarial y el político”. Con ese material, sumado a un ensayo de su autoría en el cual (cito sus palabras) “quise plasmar con modestia y humildad lo que aprendí sobre la pobreza en Colombia”, escribe, no una monografía o un artículo, sino un libro. Y tiene tanta suerte que una editorial, llamada “independiente”, lo publica sin pasar todos los filtros que afrontan los autores.
Pero esperen, porque la fábula parece un cuento de hadas. Entre los 17 entrevistados que despejan sus ocupadísimas agendas para contestarle al joven, figuran el Presidente de Colombia, tres expresidentes (Pastrana, Uribe y Gaviria), tres exministros (Juan Lozano, Cecilia López y Rudolf Hommes), el Ministro de Salud, los infaltables empresarios Pedro Gómez y Samuel Azout y el exmagistrado de la Corte Constitucional Manuel José Cepeda, quien además presenta el libro. Su padre, el exministro Cepeda, escribe el prólogo y, presa de una mezcla de entusiasmo y candidez, exclama frases de este estilo: “Es meritorio que una persona menor de treinta años se preocupe seriamente por un problema tan complejo como el de la pobreza...”. El epílogo está a cargo del exembajador y cuñado presidencial Mauricio Rodríguez... y aún falta el final feliz.
La biblioteca Fundadores del Gimnasio Moderno, en el aniversario 101 de la fundación del colegio, como recuerda Federico Díaz Granados, el director del centro cultural, es el escenario para el lanzamiento del primer libro del joven, quien declara en su discurso que se trata del día más importante de su vida. No es para menos, pues su público es ese grupo que se autodenomina, con una falta preocupante de autocrítica, “la clase dirigente”, y el cubrimiento mediático ya lo quisiera haber tenido el documento sobre las causas del conflicto en Colombia. La ceremonia empieza con un mensaje pregrabado del presidente Santos en el que se disculpa por no asistir y, quizás para eludir los comentarios sobre el libro, repite lo que hace su gobierno en la lucha contra la pobreza.
Obviamente, para que esta fabulilla salga bien se necesitan nombres y apellidos. El novel autor se llama Fernando Botero Quintana, su padre es el tristemente célebre Fernando Botero Zea, y su abuelo, el pintor Fernando Botero. A esos nombres se pueden sumar el de la abuela, Gloria Zea, y el apellido de la madre. El resto pueden verlo en las páginas sociales de este diario y en la ‘Galería’ de la edición de Semana que circuló hace una semana con el título de ‘Vergüenza’, a propósito de Pretelt... Sin embargo, a mí me dio casi más vergüenza ver las fotos del lanzamiento.
Como las fábulas tienen moraleja, ustedes extraerán más de una sobre el país que puede leerse entre las líneas del relato. Yo me acordé de los padres que me preguntan cómo estimular el talento literario de sus hijos. Suelo recomendarles que se abstengan de publicar ediciones que luego deberán comprar sus familiares, que los dejen leer bastante y que los dejen librados a su suerte: la de escribir y, sobre todo, la de tachar, romper, perseverar. De ahora en adelante, añadiré que eviten los salones frecuentados –todavía, ¡quién lo creyera!– por esos cortesanos que se la pasan organizando galas y banquetes para disertar sobre la inequidad, la falta de oportunidades y las causas de la pobreza.
Yolanda Reyes
Yolanda Reyes
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