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¿Quién nos representa?

Paula Morenooctubre 5 de 2013, 06:21 P.M.

Hay dos hechos recientes que desde la perspectiva cultural y política generan una reflexión sobre la diversidad de la representatividad en el país. Por un lado, el Festival Petronio Álvarez, que se consolida como el símbolo de las culturas del Pacífico y de la identidad negra compartida, que es nacional. Por otro, la Cumbre de Mandatarios Afrodescendientes, un espacio importante que cuestionó si en realidad el país aborda su diversidad étnica como activo en el fortalecimiento de su relacionamiento global, donde lo afro es transnacional.

En los dos eventos se buscó reconocer a los representantes afro. En el caso del Petronio, el merecido homenaje al músico Hugo Candelario González, hijo de la mezcla, de un municipio negro como Guapi y que lleva más de 30 años abriendo espacios para las músicas de marimba. Uno de esos artistas, como Jairo Varela o Alexis Lozano, que desde Cali recrearon y proyectaron los ritmos y las raíces de la identidad negra del Pacífico colombiano. Hugo representa una región y la cultura negra, con una identidad que se sustenta en la fuerza de sus raíces y su legado musical.

En el caso de la cumbre, se hizo el anuncio “histórico” sobre la presencia de dos ministros negros en el gabinete –Alfonso Gómez Méndez y Amylkar Acosta–, quienes días después han aclarado que si bien son descendientes de negros, en su identidad política prima su pertenencia regional, pero no la étnica. Sería complejo asumir con una amplia trayectoria política, como la que tienen los dos ministros, el peso histórico que significa ser un referente directo para más de 10 millones de colombianos, para quienes ser parte sigue siendo lo excepcional y no lo natural, en una democracia representativa.

Este anuncio generó un alto nivel de desconcierto, no solo entre la comunidad afro, sino en toda esa comunidad mestiza, indígena y blanca que comprende el peso histórico que la variable étnica tiene en el avance del país. Al ser anfitrión ante una dirigencia afro global, el país no tenía cómo presentar que casi en ningún espacio tiene dirigentes negros con poder de decisión, que falta mucho para generar igualdad de oportunidades efectiva y que eso tiene una relación directa con que una parte crítica del conflicto que vive el país sea en territorios mayoritariamente negros e indígenas.

Revisando el tema con un grupo de amigos afrobrasileños, recordábamos que un hito histórico de representatividad étnica regional fue la designación del primer gabinete del presidente Lula; cuatro miembros eran líderes negros con identidad, discurso y trayectoria: Gilberto Gil, Pelé, Benedita da Silva y Matilde Ribeiro. Eso incidió en la autoestima de un Brasil mayoritariamente negro, que incrementó su nivel de autorreconocimiento al 55 por ciento y donde, si bien sigue la lucha, hay más espacios. Un ejemplo de su aporte fue el fortalecimiento de la relación de Brasil con los países africanos que se constituyeron en su quinto socio comercial. Solo hay que recordar la reunión de los presidentes africanos en Bahía, organizada por Gilberto Gil y donde se marcó una agenda con múltiples frutos en mercados culturales, de infraestructura y otros, que hacen que Brasil compita con China e India en el continente africano, como lo reconoció el presidente Obama en el lanzamiento del programa Poder África hace un par de meses en Ciudad del Cabo. Ojalá nosotros también demos pasos históricos con sentido de oportunidad práctica de avance económico y social.

Así como avanzamos en materia cultural, es fundamental que en la arena política se avance para tener la legitimidad para decir quién representa a quién, por identidades comprometidas y no impuestas.

Paula Moreno

Presidenta de la Corporación Manos Visibles

Info@manosvisibles.org

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Paula Morenooctubre 5 de 2013, 06:21 P.M.