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El mundo está pendiente de Colombia

Nunca antes había sido tan clara la decisión de las partes de poner fin al conflicto armado en Colombia. Con el aporte de todos, la paz se puede lograr.

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El mundo aguarda con expectativa el final del prolongado conflicto armado que tanto dolor ha ocasionado a Colombia. La atención está centrada en las decisiones que se adopten en los siguientes días. Son días trascendentales, en los que se espera que el proceso de paz que el Gobierno adelanta con las Farc-EP se consolide y el inicio de la negociación con Eln conduzca al país hacia una paz completa y definitiva. La ciudadanía colombiana anhela una paz estable y duradera, y la comunidad internacional apoya este propósito.
En su calidad de país que participó como garante en las negociaciones, Noruega, al igual que muchas otras naciones, ve en el proceso de paz la mejor y más clara oportunidad de poner fin al último conflicto armado que desangra al hemisferio occidental, y desarrollar todo el potencial de Colombia después de décadas de violencia.
Cuatro arduos años de negociaciones arrojaron como resultado un acuerdo satisfactorio para las dos partes. El profesionalismo y el compromiso mostrados por ambas se ven reflejados en la profundidad del acuerdo al que llegaron, el cual ha suscitado un amplio apoyo internacional.
Cada uno de los seis puntos acordados en la agenda fue analizado y discutido cuidadosamente. El Acuerdo Final incorporó gran parte de las sugerencias y propuestas de la sociedad colombiana e implicó –como todo acuerdo de este tipo– concesiones de parte y parte.
A partir del 2 de octubre, este acuerdo quedó en vilo. El resultado del plebiscito fue inesperado, dentro y fuera de Colombia, y ha dejado en suspenso la implementación del Acuerdo Final y el proceso de paz. La comunidad internacional respeta ese resultado y mantiene la esperanza de que los colombianos logren una salida madura y pronta de la incertidumbre en la que quedó sumido el proceso.
A partir del plebiscito, se ha abierto un proceso de diálogo en el que todos los sectores han manifestado su deseo de evitar el retorno a la violencia y su voluntad de contribuir a la paz. El respaldo unánime al mantenimiento del cese del fuego y las hostilidades y a la permanencia de la Misión de Naciones Unidas es una muestra de esa madurez.
Desde Noruega seguimos con interés y compromiso ese diálogo entre los diversos sectores, que han presentado múltiples propuestas. El Gobierno Nacional y las Farc-EP han manifestado su disposición a discutir ajustes y precisiones para dar garantías a todos. Confiamos en que el resultado sea conducir, lo más rápidamente posible, a un acuerdo que reúna el más amplio consenso y una a los colombianos en el objetivo común de la construcción de la paz.
Nunca había sido tan clara la decisión de las partes de poner fin al conflicto armado. Nunca esa posibilidad había estado, como hoy, al alcance de la mano. Esto significa terminar con el sufrimiento de millares de colombianos en las zonas más pobres y marginadas del país que han padecido los mayores impactos de la confrontación.
Si se negocia con madurez, realismo y flexibilidad, con la convicción de que todos deberán hacer concesiones para llegar a un nuevo acuerdo, es posible que el plebiscito termine siendo visto como la oportunidad para hacer una paz más amplia y abarcadora, que genere un respaldo más amplio en todas las vertientes de la sociedad colombiana.
Los colombianos pueden estar seguros de que, desde Noruega, continuaremos apoyando todos los esfuerzos para poner fin de manera pacífica y negociada al conflicto armado, tanto con las Farc-EP como con el Eln.
La comunidad internacional unida, como lo mostró la reciente declaración del Presidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, apoya los esfuerzos de los colombianos para mantener el impulso al proceso de paz y evitar un retorno a la violencia. Los colombianos y el mundo entero están pendientes. La paz se puede lograr.
DAG NYLANDER
Enviado especial de Noruega para el proceso de paz
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