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Natural, normal y diverso

El país está cambiando su actitud hacia las personas sexualmente diversas.

Moisés Wasserman
El país está cambiando su actitud hacia las personas sexualmente diversas. La Corte Constitucional, por incapacidad política del Congreso para tomar esas decisiones, aprobó en el 2013 la unión entre homosexuales, y este mes aprobó la adopción por parejas del mismo sexo.
Las leyes y los conceptos morales cambian. Basta con mirar qué países reconocen igualdad de derechos a las comunidades diversas y cuáles las discriminan para saber con quiénes queremos estar. Bienvenido sea un debate que tenga más ideas que declaraciones dogmáticas. Me referiré acá a dos argumentos recurrentes: el primero pretende que la inclinación sexual diversa no es natural (contra natura, afirman); el segundo, que no es normal.
A estas alturas del desarrollo humano, resulta muy difícil distinguir lo que es absolutamente natural. Si por humano natural se refieren a un ancestro remoto, hay que recordar que en ese caso lo natural era vivir menos de 30 años, ser polígamo, tener muchos hijos, empezando a los 13 años, porque lo natural era que sobrevivieran uno o dos de cada 10. Natural era que los niños consiguieran sus alimentos trabajando de sol a sol. Además, no es natural que el hombre vuele, ni que se comunique casi instantáneamente a enormes distancias. La especie humana hace milenios que no es natural en ese sentido.
Ahora, si natural se considera lo que existe en la naturaleza, el argumento se hace más débil. En la naturaleza se da de todo, y por ende lo que se da en ella es natural. La homosexualidad no es exclusiva de la especie humana, y a medida que conocemos más nuestros genes, más evidente es que está inscrita en ellos.
Hay a veces una confusión entre lo natural y la que llaman en filosofía Ley Natural. Existen leyes naturales que son permanentes en el tiempo, inmutables y no tienen excepciones. A Newton le caían manzanas del árbol; a un físico árabe, posiblemente dátiles de la palma, pero manzanas y dátiles obedecen a la misma ley de la gravedad. En filosofía se habla de una Ley Natural, inscrita por Dios en el ser humano. Según Santo Tomás, es “la participación de la Ley Eterna en la criatura racional”.
Pero esta Ley Natural no es única para todos, ni es inmutable. Es un asunto teológico diferente en diferentes religiones. El monoteísmo dominante hoy es un fenómeno relativamente reciente. El ser humano ha sido politeísta durante casi toda su existencia en la Tierra, y esas religiones estaban llenas de dioses homosexuales como Seth y Horus en Egipto o Zeus y Ganimedes en Grecia. Por otro lado, es evidente en los últimos siglos que las grandes religiones monoteístas no responden a una única Ley Natural. Por el contrario, ellas han hecho esfuerzos (a veces muy desafortunados) para convencer a las otras de que la Ley verdadera es la suya.
Lo “normal” también tiene complejidades. Hay muchas definiciones, unas lo refieren a lo natural, otras lo definen como lo general, lo mayoritario, lo que ocurre habitualmente. Hay personas que están convencidas de que normal es lo que más se parece a ellas mismas. Modernamente, se define como una distribución estadística: la distribución normal o de Gauss. Si uno mide, por ejemplo, la altura de la gente en una población, va a resultar con una gráfica en forma de campana. Pocos muy bajitos en un extremo, muchos de alturas medias en el centro y nuevamente muy pocos muy altos al otro extremo. Resulta claro, entonces, que lo normal es una medida de frecuencia. La estadística puede decir en qué grupo está usted, pero jamás podrá definir su superioridad.
En resumen, hay que reconocer que lo natural es diverso y que lo normal es una medida de frecuencia, sin ninguna implicación moral. Estos argumentos, tan usados, no justifican la discriminación.
Moisés Wasserman
Moisés Wasserman
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