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Memorando económico

Autoridades, empresarios y trabajadores deberían ser conscientes de que el 2016 será más difícil.

A punto de entrar en el último mes del año es posible –con base en las estadísticas disponibles– analizar lo que ha pasado y lo que está pasando con la economía colombiana. De esa revisión se desprenden varias situaciones preocupantes.
1) Al crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) lo ha venido salvando este año la construcción tanto de obras civiles como de edificaciones. Los despachos de cemento y la producción de concreto se expandieron a tasas altas en el tercer trimestre del año. Lo más probable es que el crecimiento de la economía se ubique en el 2015 por los lados del 2,7 por ciento; en el 2014 el PIB se expandió 4,9 por ciento.
2) Un dato que sorprendió en el tercer trimestre fue la positiva evolución de las ventas minoristas. Mostró que, a pesar de la caída de las exportaciones y de la reducción del crecimiento, el consumo doméstico continúa fuerte. Esto se refleja en que la baja de las importaciones de bienes de consumo –9,5 por ciento hasta agosto, frente a los mismos ocho meses del 2014, incluyendo los automóviles– no ha sido tan pronunciada como se esperaba, en vista de una devaluación superior al 42 por ciento en lo corrido del año.
3) La disminución de las importaciones totales ha sido sustancialmente menor que la de las exportaciones, que fue del 35 por ciento. Por tanto, el déficit comercial y el de la cuenta corriente de la balanza de pagos, expresados como proporción del (PIB), se ampliarán en este año con respecto al pasado. Este último se proyecta en 6,4 por ciento del PIB cuando muchos esperábamos que se colocara por debajo del 5,5 por ciento. En plata blanca, el ajuste de la economía privada, como consecuencia del choque petrolero, no se dio en la magnitud que se preveía para el 2015.
4) Los ingresos por concepto de inversión extranjera directa y de portafolio han sido positivos, pero inferiores a los de años anteriores. Van a continuar financiando el déficit externo, pero no lo cubrirán en su totalidad.
5) El Gobierno Nacional se ha ajustado moderadamente a la nueva realidad; su gasto total, también medido en términos de su equivalencia con el PIB, va a ser ligeramente inferior al que se proyectaba en junio, cuando el Ministerio de Hacienda divulgó el Marco Fiscal de Mediano Plazo. Es claro, sin embargo, que el ajuste público será más pronunciado el próximo año.
6) La inflación se salió del rango meta de la junta del Banco de la República por el incremento de los precios de los alimentos y de los llamados ‘no transables’, que son los productos que se comercian internacionalmente. El regreso a la meta tomará más de 12 meses, a juzgar por la encuesta de expectativas realizada por el Banco de la República, la cual señala que, al final del 2016, bajaría a 4,4 %. Para ello, la junta del Banco de la República continuará elevando la tasa de interés de referencia, como espero que lo haya decidido en su reunión de este viernes.
7) La falta de ajuste y la necesidad de bajar la inflación sugieren que el alza del salario mínimo no debería superar el registro de inflación del 2015. La inflación promedio del año próximo va a ser inferior a la de los 12 meses que terminen en diciembre.
8) En el sistema financiero también se registra un desbalance: la cartera crecía el pasado 6 de noviembre a un ritmo anual de 16,8 por ciento, al tiempo que los pasivos sujetos a encaje lo hacían al 10 por ciento anual. Esto quiere decir que el crédito aumenta rápidamente y que las familias y las empresas se endeudan para gastar.
La economía colombiana sobrevivió de buena manera el año de la transición después del choque petrolero. Pero esta no va a ser la norma en el 2016. Tanto las autoridades como los empresarios y los trabajadores deberían ser conscientes de que el nuevo año será más difícil que el que termina en un mes.
Atentamente...
Carlos Caballero Argáez
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