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Medio ambiente: un debate crispado

Si los recursos naturales son limitados se deberían valorar a su costo de uso y elevar las regalías.

Guillermo Maya
Un columnista de El Espectador, en varias columnas, publicadas a finales del 2014, se vino lanza en ristre contra los ambientalistas críticos colombianos, con un diluvio de adjetivos como: “extremo-ambientalistas”, “furiosos ambientalistas”, “sabihondos extremistas”, “cuadrilla de intolerantes”, etc.
Sin embargo, el Ministro de Ambiente, “experto en atención al cliente”, y la presidenta de la Agencia Nacional de Minería son “funcionarios bien intencionados” y “valerosos”.
El tema central de la discusión es el “desarrollo sostenible”; pero el columnista, en ninguna parte, discute el concepto, eje de sus discusiones, dando por sentado que el problema ambiental es la minería ilegal. Claro, ese es un problema, pero no todo el problema. La minería, por muy legal, y no hay que caer en el fetichismo jurídico, no es ‘verde’ (limpia), ni el fracking es ‘verde’ (cerca de 600 componentes químicos son usados, especialmente, mercurio y glicol de etileno), ni hay gasolina ‘verde’, ni etanol ‘verde’, etc. Tampoco hay agricultura moderna ‘verde’: el glifosato causa autismo, por ejemplo.
Los recursos naturales del planeta son limitados, y el uso de los mismos en búsqueda del lucro, ley de hierro de los inversionistas, despilfarra los recursos y deja los “males”, las externalidades negativas, y los costos de su reparación, cuando es factible reparar, sobre la población que tiene que convivir con los daños ambientales en agua, suelo y aire.
¿Qué ese es el costo que tenemos que pagar por el desarrollo? Lo que habría que valorar es el costo de la explotación de los recursos frente a los beneficios, y si los daños ambientales son corregibles o no y si se puede convivir, saludablemente, con esos daños. Por otro lado, si los recursos naturales son limitados, se deberían valorar a su costo de uso y elevar las regalías y los impuestos a esas actividades para limitar su despilfarro y degradación. Los recursos naturales no son del Gobierno, ni de las transnacionales. Son de la nación colombiana, que somos todos.
¿Hay o no calentamiento global debido a la actividad económica basada en el uso de los combustibles fósiles, y ese calentamiento está derritiendo los glaciares polares y cordilleranos y el nivel de los océanos está aumentando y las costas se están inundando y desapareciendo y los mosquitos y demás plagas están emigrando a las montañas, ahora más calientes y más malsanas? ¿Qué pasará con San Andrés y Providencia? La deforestación amazónica, ¿hasta cuándo puede durar y qué consecuencias tendrá para el planeta? ¿Las lluvias en Buenos Aires están determinadas por el equilibrio hidrológico de la Amazonia? Sí, sin embargo, habrá quien defienda a las transnacionales y a los hacendados con intereses en la Amazonia porque están contribuyendo, como se argumenta a favor de los petroleros y los mineros, al desarrollo de los países amazónicos.
Otro ambientalista “hirsuto”, el papa Francisco, lo ha expresado mejor: "El acaparamiento de tierras, la deforestación, la apropiación del agua, agrotóxicos inadecuados son algunos de los males que desgarran al hombre de la tierra de su nacimiento. El cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la deforestación ya están mostrando sus efectos devastadores en los grandes cataclismos de los que somos testigos ". Y agrega: "Un sistema económico centrado en el dios del dinero necesita saquear la naturaleza para mantener el ritmo frenético de consumo que es inherente al mismo”.
Afirma el columnista que: “los países productores mineros son los desarrollados y no los más pobres”. ¿Cuál es la causalidad? ¿Minería-desarrollo o industria-desarrollo? El historiador Paul Bairoch, hablando de los países desarrollados bien dotados con recursos naturales, anota que “sin embargo, la industrialización en cierto momento se hace casi la opción necesaria para lograr un alto nivel de desarrollo”. Fue la industria la que hizo la diferencia, no los recursos naturales.
Entonces, ¿qué es lo que está en juego para tanto escozor y afrenta en la discusión? Sacar del debate a los ambientalistas críticos, dejando que las transnacionales, favorecidas con los cambios del Decreto 2691, hagan el juego solo con el Gobierno, que está dispuesto a titularizar los recursos naturales a los intereses extranjeros, invocando “el fortalecimiento económico y social del país”.
Guillermo Maya
Guillermo Maya
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